Conexión natural: recuperando el bienestar
(Un artículo de Paloma Corredor en la revista Mujer
de Hoy del 8 de mayo de 2010)
No hacen falta terapias costosas
para recuperar el bienestar: el aire libre, la montaña o el mar son las mejores
medicinas.
Vivir pendientes del reloj, los
horarios inflexibles, las obligaciones "insalvables", las prisas
"inevitables" y los compromisos "ineludibles" nos alejan de
lo que es natural. ¿Y qué es natural? Por ejemplo, seguir los ritmos que nos
marca nuestro cuerpo, comer alimentos que proceden de la tierra, vestir con
fibras no sintéticas o comunicarnos mediante la palabra y el lenguaje corporal.
¿Quién no se siente mejor dando un
paseo por la playa que encerrado en un centro comercial? No hace falta
convertirse en "hippy" para disfrutar de la naturaleza, sino únicamente
comprender que es una fuente de salud, bienestar, placer y relax que está
siempre disponible, que es gratis y de la que no podemos desconectarnos si
queremos vivir con consciencia. Como decía el naturalista John Muir: "Sube a las montañas y sumérgete en sus corrientes. La
paz de la naturaleza fluirá en tu interior como fluye la luz del sol en los
árboles".
Hay muchas formas de entrar en
contacto con lo natural, pero todas tienen algo en común: se trata de apartar
la atención del ir y venir de la mente y centrarla en el aquí y ahora.
Trabaja
con las manos.
Cuando nuestro trabajo es muy intelectual, la mente se desconecta del cuerpo y
de las emociones. Una forma de contrarrestarlo es hacer un trabajo físico. Lo
más habitual es hacer deporte, pero también sienta muy bien una actividad
lúdica y no competitiva, como cocinar, cuidar el jardín y hasta trabajar la
plastilina y el barro con tus hijos.
Con
los pies en la tierra.
"Según la filosofía oriental, los pies y las piernas están conectados con
el primer chakra, cuyo centro se halla en el perineo. Cuando esta zona se
encuentra en equilibrio nos sentimos seguros. En cambio, el desequilibrio se
traduce en torpeza al caminar, sensación de "estar en las nubes" o
mala circulación sanguínea (hormigueo en las piernas, celulitis...). Para activar la
energía: pon conciencia en tus pies al caminar, anda descalza por la arena o la
hierba o viste ropa interior roja, que es el color asociado al primer chakra.
Más
que una mascota.
Contemplar cómo tu perro, tu gato o tu pez se mueve resulta relajante, porque
ellos saben vivir en el aquí y ahora, no conocen el estrés y se rigen por el
instinto: actitudes que los humanos a menudo olvidamos y que son la fuente de
nuestras preocupaciones.
Abraza
a un árbol.
De verdad, no es una chaladura. Abrazar a un árbol supone una inyección
inmediata de energía, bienestar, y paz. Imagina que el tronco, firme y sabio,
se lleva todo tu estrés, tus miedos, tu dolor de cabeza o de espalda. Y si te
da vergüenza hacerlo en público, siéntate frente al árbol con la espalda bien
pegada al tronco y las manos en la tierra. Verás cómo la tensión se descarga
enseguida.
Un
paseo revitalizante.
Siempre
que puedas, camina por la montaña o por la playa. En ambos ambientes proliferan
los iones negativos, unas partículas presentes en el aire que de forma natural
nos inducen al relax, al bienestar y al descanso. Por el contrario, los
ambientes cerrados y con aparatos eléctricos están cargados de iones positivos,
que tienen el efecto contrario.
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