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miércoles, julio 31

Divas de ópera



(Leído en un artículo de Manuel Dallo en El Magazine del 30 de junio de 2013)

1. En el siglo XVIII FRANCESCA CUZZONI (1700-1772) y su archienemiga FAUSTINA BORDONI(1697-1781), llegaron a provocar  altercados entre sus hinchas en los teatros de Londres. En cierta ocasión, las divas se liaron a guantazos y patadas. Un crítico de la época, escribió: "Es una vergüenza que dos damas tan bien educadas se llamen perra y puta como vulgares callejeras".

2. La ópera Maria Stuarda de Donizetti requiere de dos voces femeninas. Para su primera representación en el Teatro San Carlo de Nápoles se reunió a dos grandes sopranos, GIUSEPPINA RONZI DE BEGNIS (1843-1853) y ANNA DEL SERRE. Tan en serio se tomaron las diferencias entre sus personajes que llegaron a tirarse de los pelos durante un ensayo.

3. ADELINA PATTI (1843-1919), más conocida como la reina de la canción, hizo todo lo que pudo para mantener su hegemonía. Durante una representación mintió a una compañera de reparto diciéndole que había perdido la pestaña postiza derecha. La joven, muy agradecida, se arrancó la izquierda y terminó la ópera hecha un estropicio porque lo único que había perdido era su primer round contra la temible Patti.

4. El chef francés Auguste Escoffier se inspiró en su amada NELLIE MELBA (1861-1931) para la creación de varios postres que tuvo que ir retirando del mercado a medida que la soprano fue perdiendo la línea. Terminó patentando las famosas tostaditas dietéticas Melba, que ayudaron a devolver algunas tallas a la diva, que en su perenne irritabilidad maltrataba sin piedad a sus compañeras de reparto.

5. Las tensiones de los ensayos y los nervios de los estrenos han dado lugar a toda clase de vicios y adicciones entre bambalinas. Como el caso de BIRGIT NILSSON (1918-2005), tan famosa por sus interpretaciones de Brunilda, Isolda, Salomé o Elektra como por beber litros y litros de coca cola antes de cada función. Una bomba de gas y cafeína que, afortunadamente, nunca llegó a estallar en público.

6. La oronda Bianca Castafiore de Tintín está inspirada en MARÍA CALLAS (1923-1977), quien a lo largo de su carrera perdió cerca de 40 kilos (dicen que ingiriendo una tenia solitaria) con los consabidos cambios de humor, pérdidas de memoria y deslices en el escenario que ello conllevaba. En 1949, durante una de las arias del primer acto de Puritani, cantó “Son vergine viziosa” (soy una virgen viciosa) en vez de “son vergine vezzosa” (soy una virgen hermosa).

7. Cuentan las malas lenguas que, en su época de mayor esplendor, la letal JESSIE NORMAN (1945) necesitaba practica sexo (una o dos veces) antes de salir a escena. No está claro si para no perder el tono físico para aclarar la garganta, pero lo cierto es que siempre había un par de voluntarios apostados a la puerta de su camerino.

8. Durante un recital en España, la soprano KATIA RICCIARELLI (1946) hizo de pronto un gesto al pianista para que dejara de tocar y, dirigiéndose a un señor que estaba sentado entre las primeras filas del público, le espetó en un correcto castellano: “Por favor, guarde el caramelo hasta el final. Yo también tengo hambre y no estoy comiendo”.

9. ANGELA GHEORGHIU (1965) encarna mejor que ninguna el arquetipo de diva caprichosa. Ha cancelado muchas veces por discrepancias con los directores de escena. Tras el primer ensayo de La Traviata, con la que iba a debutar en el Real en 2003, se negó a cantar porque el montaje le resultaba “vomitivo”. Aunque lo más probable es que se fuera para evitar las comparaciones con Norah Amsellem, que interpretaba el mismo papel en el segundo reparto.

10. La historia de ANNA NETREKO (1971) es de cuento de hadas. La descubrió el maestro Valery Gergiev mientras limpiaba (y cantaba) en las escaleras del teatro Kirov de S. Petersburgo. En cuestión de meses pasó de cenicienta a debutar en el Festival de Salzsburgo, firmar un contrato millonario y permitirse alguna que otra excentricidad, como aquella vez en Viena que mandó traer a la habitación de su hotel 90 vestidos de la firma Escada.

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