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sábado, diciembre 14

Historias de The Bowery



(La columna de Isabel Coixet en el suplemento dominical del Periódico de Aragón del 13 de octubre de 2013)

Esta calle donde hoy florecen los hoteles boutique, las panaderías “orgánicas” (?), las tiendas de jeans de 200 dólares y los restaurantes del infatigable Daniel Boulud, hace 30 años no era más que una avenida oscura y sucia donde se concentraba el mayor número por metro cuadrado de borrachos en Nueva York. Había hoteles baratos donde hasta cinco personas se turnaban para dormir en las habitaciones y los colchones eran nidos de pulgas y chinches. En las aceras, cuando el viento soplaba, se acumulaban las bolsas de papel de estraza con que se cubrían las botellas de ginebra. En invierno, los borrachos morían a decenas, tendidos en la nieve, agarrados a las botellas en las que el poco alcohol que quedaba era lo único que no se había congelado. En uno de estos hoteles, Jack Kerouac besó a un hombre por primera vez y JD Salinger perdió la virginidad. Faulkner se emborrachó hasta acabar en el hospital en un bar hoy desaparecido donde también estuvo Albert Camus y Dylan Thomas desafió a un grupo de poetas americanos a beber absenta.

Por esta calle han pasado escritores, músicos, cineastas. En la esquina con Bleecker, está todavía la puerta del CBGB, quizás el club de música más famoso del mundo, donde habían tocado desde los Sex Pistols a Jimi Hendrix, pasando por Leonard Cohen o Patti Smith, que dio aquí el concierto de despedida del club. Entrar en el CBGB era entrar en un santuario donde las paredes, ennegrecidas por el humo, conservaban los ecos de las voces de tres generaciones de músicos.

Una de las historias más asombrosas que ocurrieron aquí se remonta a mayo de 1849. El teatro The Bowery, también hoy desaparecido, era prácticamente el hogar del actor americano Edwin Forrest, un héroe del barrio. Muy cerca de este se erigía el teatro Astor Place Opera House (el Public Theatre de hoy), donde actuaba el actor inglés William Mcready. Ambos actores eran rivales y gozaban de fanáticos partidarios. Cuando ambos coincidieron en el rol de Macbeth, algo de lo que todavía no se sabe lo suficiente, ocurrió. Azuzados vilmente por el autor de novelas baratas Ned Buntline, que alimentó los sentimientos antibritánicos de parte de la población y el miedo ya incipiente a los emigrantes, partidarios de ambos actores se enfrentaron a muerte en el Bowery. Y lo que empezó como una simple pelea entre amantes del teatro se convirtió en los disturbios más sangrientos y absurdos que se recuerdan en las calles de la ciudad.

Cuando los manifestantes, además de tirarse ladrillos, botellas y palos entre ellos, la emprendieron con la policía, esta disparó y mató a 22 personas, entre ellas un niño de 8 años. Macready nunca más volvió a Estados Unidos y Forrest dejó de actuar. No hay ninguna placa que conmemore la tragedia, pero en mayo, en los días de lluvia, hay gente que afirma ver a un niño de 8 años con una gorra ensangrentada corriendo calle abajo, en dirección a Canal Street.