Cuéntame un cuento...

...o una historia, o una anécdota... Simplemente algo que me haga reir, pensar, soñar o todo a la vez, si cabe ..Si quereis mandarme alguna de estas, hacedlo a pues80@hotmail.com..

lunes, marzo 17

Propinas



(La columna de Martin Ferrand en el XLSemanal del 28 de noviembre de 2010)

Desde hace 25 años, la revista norteamericana Forbes publica la lista de las personas más ricas del mundo. Este año encabezó ese catálogo de poder el mexicano Carlos Slim, seguido de los norteamericanos BilI Gates y Warren Buffett; pero, como para demostrar que todo es efímero, no aparece ningún Rockefeller en el ranking de los millones.

Hace nada más que un siglo, John Davison Rockefeller hubiera monopolizado tan singular cabeza de cartel. Tuvo más control sobre el negocio del petróleo del que hoy pudiera tener la OPEP y su compañía estrella, la Standard Oil, controlaba el 90 por ciento de las ventas en USA.

JDR no debió de disfrutar mucho de su inmensa riqueza. Era un tiñoso. Las pocas veces que comía en un restaurante pagaba a regañadientes, con grandes protestas por el elevado precio de la factura y nunca dio a los camareros un solo centavo de propina. Durante la construcción del Rockefeller Center solía almorzar, después de visitar las obras, en un restaurante que todavía existe, es de los clásicos de Nueva York, el 21 Club (West 52nd Street), y había sido uno de los más famosos garitos de la Ley Seca.

Uno de los camareros le dijo un día de modo provocador: «Si yo tuviera la centésima parte- de su fortuna, no ahorraría propina a los camareros». Sin enfadarse, le replicó el magnate: «Si no hubiera ahorrado propinas durante toda la vida, quizá no tuviera la fortuna que tengo».

No debiera cundir, en nuestros días, el ejemplo del cliente ruin ni el del camarero impertinente. La propina, que en España va incluida en el precio, es parte de la liturgia gastronómica. Pura gastrosofía.