Seattle. La cuna del 'grunge' en la costa oeste

(Leído en la revista Mujer de Hoy del 4 de diciembre de 2010)

Por las venas de la ciudad del estado de Washington corre buena música –Jimi Hendrix y Kurt Cobain nacieron aquí– y mucha cafeína, el combustible preferido de los autóctonos.

Su silueta, con la galáctica Space Needle y las nieves perpetuas del monte Rainier al fondo, es inconfundible. Asomada a la bahía Elliott, esta ciudad de más de tres millones de habitantes aún conserva el sabor del pequeño pueblo que fue hace sólo 150 años. Quizá por eso, los locales exageran sobre lo mucho que llueve para espantar a los turistas. Que nadie se dejé acobardar.

Café de mercado

Oculto entre rascacielos, el centenario mercado de Pike Place marca el pulso de la ciudad.  Los puestos de flores y fruta se mezclan con pescaderías cuyos vendedores hacen malabares con el género, librerías, tiendas de magia o el curioso Museo del Zapato Gigante.

También se encuentra aquí la primera cafetería Starbucks. Cuando abrió en 1973, sólo vendía café en grano. Ahora es una cadena mundial con 16.000 locales. Pero no les falta competencia: el café es una obsesión local.

Una sugerencia: el capuccino 100% italiano de Senso Unico (622 Olive Way). Puedes comprarlo para llevar, como hacen los autóctonos, y pasear hasta el edificio Rainier –empeñado en desafiar la gravedad– o la biblioteca pública, una joya arquitectónica. La mejor vista del “skyline” de Seattle: desde los ferries que salen del muelle 52.

Regreso al futuro.

Un antiguo monorraíl, que crea la ilusión de estar volando entre edificios, lleva hasta la Space Needle. Esta torre, con forma de platillo volante, se construyó para la Exposición Universal de 1962 y prometía ser el prototipo de los edificios del futuro. Hoy es único en su especie. Quizá porque, en sus 184 metros, sólo hay dos plantas: un observatorio y un restaurante giratorio de precio prohibitivo.

A su lado, dos museos creados por el cofundador de Microsoft, Paul Allen, en un edificio de Frank Gehry. Uno de ellos exhibe reliquias de la ciencia ficción; el otro rinde tributo a la música y a Jimi Hendrix, y te permite aporrear una batería o una guitarra eléctrica. Si vas con niños, en el Acuario del muelle 59 podrán tocar estrellas de mar o escuchar la explicación de un buzo mientras nada en un enorme tanque con peces.

Historia y “grunge”

Seattle era un antiguo jefe indio que cerraba los ojos cuando le hacían una foto para que la cámara no le robara el alma… Para escuchar ésta y otras historias curiosas sobre la fundación de la ciudad, el Underground Tour baja a las galerías subterráneas de Pioneer Square, asentamiento más antiguo de la localidad, que data de 1853. Los guías tienen gracia y ofi cio. Eso sí, hay que hablar inglés. Esta zona es famosa por sus clubes y porque aquí nació el “grunge”. En The Central tocaron las bandas míticas de Seattle, como Nirvana o Pearl Jam. Sigue abierto, aunque ahora la marcha se ha trasladado al barrio de Belltown y su sala Crocodrile tiene la mejor programación.

También es una buena zona para cenar.  Dos sugerencias: Brasa, acaparador de premios gastronómicos a precios razonables, y Txori, un bar de pintxos que es lo más parecido al teletransporte, capaz de llevarte a la parte vieja de San Sebastián de un solo bocado.