Banca suiza: secretos, mentiras y cuentas numeradas
(Un texto de Carlos Manuel Sánchez en el XLSemanal del 10 de
febrero de 2013)
Amparada en el secreto bancario, Suiza ha hecho fortuna con
el dinero negro durante décadas. Los casos de corrupción en España, las
filtraciones de cuentas secretas y la presión europea para que aumente su
transparencia han puesto al país en el punto de mira. Entramos en los
sancta-sanctórums de los bancos suizos, unos gigantes donde abunda el dinero y
escasean las preguntas […]
¿En avión? ¡Qué va! Toda la vida el dinero se ha llevado y
traído a Suiza en coche. En avión puedes pasar solo cantidades muy pequeñas,
así que el 99 por ciento de los traslados se hacen en coche. Existen diferentes
opciones: por Francia, por Italia... Pero nunca hay problemas. Nadie te para en
la frontera y mucho menos se pone a buscar billetes».
Así narra a 'XLSemanal' cómo se saca el dinero del país un
cliente español de un banco suizo con cuenta numerada. En su caso se trata de
una cuenta 'modesta', no tiene movimientos de más de 300.000 euros. Nos pide
mantener el anonimato. Y continúa su relato:
«El dinero lo llevas en un maletín o en la maleta. No lo
llevas escondido en el coche o camuflado. O yo no conozco a nadie que lo haga.
No es necesario. Por supuesto, cuando viajas con dinero, lo que no paras es en
hoteles de carretera. Vas a los que te ofrecen seguridad. ¿Si quieres parar a
comer? ¡Pues ya se queda el chófer en el coche!».
«¿Cómo abres una cuenta en Suiza? Muchas las de la mayoría
de las familias que conozco se abrieron tras la Guerra Civil; entonces era
muchísimo más fácil, y tú simplemente las has heredado. Pero si quieres
abrirla, preguntas y hay gestorías y bufetes que te orientan. Siempre te
aconseja alguien. Por mantener una cuenta numerada, es decir, en la que no
aparece tu nombre sino un número, te cobran unos 2.000 euros al año.
Inmediatamente, tras proporcionarte el número, te asignan un señor, que va a
ser tu agente, con nombre y apellido y un teléfono. Él también tiene tu
teléfono y ese será el primer contacto. Luego o él viene a verte o vas a verlo
tú. Generalmente son suizos, pero hablan perfectamente tu idioma. El agente
suele cambiar cada dos o tres años. Son superdiscretos. Cuando quieres hacer
una operación, lo llamas y le das una clave numérica con la que te identificas;
aunque con el tiempo él ya conoce tu voz y sabe quién eres, siempre te tienes
que identificar con la clave. Y le dices, por ejemplo, haz una transferencia a
tal sitio para pagar unas vacaciones o a tal otro para pagar los colegios... y
la hace. Nunca te envía un papel. Eso sí, son cantidades pequeñas, pagos
internacionales que nadie va a investigar. Si necesitas sacar dinero en
efectivo, lo telefoneas y fijas una cita, tal día a tal hora. Y vas al banco.
Es un banco privado. No tiene nada que ver con los que tienen ventanillas y
eso. Se parece más a un hotel de lujo. No ves ni un agente de seguridad. Lo que
haya de seguridad está escondido. Y le dices a la señorita: 'Tengo cita con el
señor X [tu agente] a esta hora'. No le das tu nombre ni te identificas. No sé
como lo hacen, pero basta con decir el nombre de tu agente».
Coges el ascensor... y no tiene botones. Se cierra y te
llevan por control remoto no sabes a qué planta. Cuando se abre el ascensor,
otra señorita te recibe y te lleva por un pasillo lujoso, como de hotel, con
varias puertas. Cuando llegas a una, ella marca un número cada puerta tiene una
clave y se abre. Es una puerta como de cámara acorazada. En la oficina suele
haber una mesa de caoba, un sofá, algunas sillas. Todo, muy elegante. Por
supuesto, te ofrecen algo de beber mientras llega tu agente. Después de
saludarte y charlar un poco, te enseña unos folios, sin membretes ni nombres,
con el estado de tu cuenta, los movimientos... También te da unos consejos
sobre si es mejor comprar dólares o cómo va el Mercado de Valores. Luego le
dices la cantidad que quieres retirar y en qué tipo de billetes. Él se va unos
minutos y vuelve con el dinero. Firmas un papel y te lo da. Y te vas. ¿Que si
sales a la calle tan tranquilo con cien mil euros en el bolso? ¿Y por qué no?
¡En Suiza no roba nadie! Si solo hay bancos y joyerías de lujo! Y te vas al
hotel, lo depositas en la caja de seguridad, haces unas compras y te vuelves».
¿Este trasiego de maletines tiene fecha de caducidad? La
banca privada helvética gestiona unos tres billones de euros para hacerse una
idea, el rescate de los bancos españoles ha costado hasta ahora un mínimo de
55.000 millones, es decir, menos del dos por ciento de lo que se mueve en Suiza.
Allí, el secreto bancario está protegido por ley desde 1934. Entonces se hizo
con un fin noble: poner a salvo el patrimonio de los judíos de la codicia de
los nazis. Y casi 80 años después, su opacidad parece tener los días contados.
Tanto Estados Unidos como la Unión Europea (Suiza no forma parte de la UE)
presionan por la transparencia. Sus gobiernos necesitan liquidez a toda costa y
no pueden permitirse una hemorragia constante de divisas, que se volatilizan
como por arte de magia sin haber cotizado. Además, el mito de su
inexpugnabilidad tiene grietas. Y se han agrandado con los últimos escándalos,
en los que España está teniendo un papel protagonista. Los suizos parecen
resignados a dejar de ser la gran hucha de las fortunas del mundo. Y temen por
su prosperidad. El sector calcula que, con la pérdida del secreto bancario, un
30 por ciento de los activos emigrarán a otros países más dispuestos a hacer la
vista gorda. ¿Qué está pasando?
La respuesta obvia es que las grandes fortunas han perdido
la confianza en la discreción y la inmunidad que les proporcionaban los bancos.
No es extraño por dos razones. Una es que el Gobierno helvético quiere lavar su
imagen (Suiza salió en 2009 de la lista negra de paraísos fiscales de la OCDE)
y está presionando a las entidades para que sean más transparentes. La idea es
que Suiza se convierta en la nueva City; en pocas palabras, que los bancos
suizos ganen dinero moviendo la 'pasta' (saben hacerlo y muy bien), no
ocultándola. Hay quien tiene dudas sobre la sinceridad de este golpe de timón.
Sin ir más lejos, el exministro alemán de Finanzas, Peer Steinbrück, ha dicho
que «la evasión fiscal es la razón de Estado en Suiza y la única manera de
acabar con ella es enviar al Séptimo de Caballería». Otro escéptico es Jean Ziegler,
vicepresidente del Comité Asesor del Consejo de Derechos Humanos de la ONU,
suizo para más señas. «La riqueza de Suiza está basada en un sector bancario
hermético, muy competente y totalmente cínico», declaró al semanario alemán Der
Spiegel. «Llegan tres chorros de dinero caliente: el [de los dictadores y
oligarcas] del Tercer Mundo, el de la evasión fiscal en los países
industrializados y el de la mafia». ¿Se pueden cerrar esos tres grifos?
Dos de ellos, al menos, ya estaban bastante apretados en los
últimos años. Suiza ha cumplido las órdenes de los tribunales internacionales
para congelar las cuentas de los dictadores, por lo menos de aquellos en
apuros, en especial desde la primavera árabe. Lo saben bien el clan Gadaffi o
la familia Mubarak. Y su ley federal sobre bancos y cajas, que blinda el
secreto bancario, admite en su artículo 47 que se puede levantar en procesos
judiciales internacionales relacionados con el narcotráfico o el tráfico de
armas.
Pero ahora también puede dejar de brotar dinero del tercer
grifo: el de los evasores. Y buena culpa de ello la tiene un ingeniero
informático de 40 años, Hervé Falciani, ex empleado de la filial suiza del
banco británico HSBC, que robó los datos personales de 130.000 evasores
fiscales con cuentas opacas en esa entidad. Falciani está detenido en España y
pesa sobre él una orden de extradición de la justicia suiza (burlar el secreto
bancario sigue siendo un delito en aquel país). Mientras tanto, colabora con la
justicia de varios países europeos deseosos de echar el guante a los
defraudadores. Gracias a Falciani, la justicia española averiguó la identidad
de 659 evasores con dinero en más de 3000 cuentas por valor de unos 6000
millones de euros. Unos 500 ya regularizaron su situación con Hacienda. El
escándalo salpica a banqueros, empresarios, partidos políticos, deportistas,
famosos... Y está lejos de haberse apagado. Pero más allá de sus implicaciones
actuales, lo interesante del caso Falciani es que ha permitido vislumbrar cómo
funciona el sistema por dentro. Ha vuelto del revés algo que se creía
impenetrable.
¿Qué pasa con el dinero de los maletines una vez que ha
llegado a la cámara acorazada de un banco suizo? Que rebota de una cuenta
anónima a otra sin dejar rastro gracias a programas informáticos como Hexagon.
Los datos desaparecen en una fracción de segundo y vuelven a aparecer en otra
parte del mundo. ¿Cómo? Falciani lo explica así al diario italiano Il Sole: «Si
eliminamos las cifras de un documento que está en el servidor X y duplicamos el
nuevo archivo en el servidor Y, no dejamos rastro de los datos en el primer
servidor. Para encontrarlos, hay que saber que tenemos que examinar el servidor
Y. Y puede que los servidores estén uno en Suiza y el otro en Hong Kong. Si en
el interior del banco no hay nadie que esté dispuesto a colaborar con la
justicia, las investigaciones están condenadas al fracaso». Y más teniendo en
cuenta que los jueces pueden tardar años en las comisiones rogatorias.
Cuando se trata de empresas, el esquema de funcionamiento de
una fuga de capital es similar, según Falciani: pongamos que un empresario
vende plátanos en España a cuatro euros el kilo. Los compró en Costa Rica a
uno, pero lo hizo a través de una empresa fantasma en Suiza (tapadera 1). Esta
revende los plátanos a dos euros a otra empresa fantasma, con sede en la isla
de Jersey (tapadera 2). En la tapadera 1 queda ya un euro de ganancia. La
empresa de Jersey vende los plátanos a tres euros el kilo a la empresa
española, ganando otro euro que se queda en Jersey. Ante el Fisco español
resulta que el empresario ha comprado los plátanos a tres euros para venderlos
a cuatro. La ganancia oficial es de un euro por kilo y sobre esa cifra paga los
impuestos. Pero lo que no sabe el Fisco es que ha puesto a buen recaudo un euro
de ganancia en Suiza y otro en Jersey. Para Falciani, Asia es el gran agujero
negro. «Por cada mil millones que quedan en Ginebra, otros tres mil millones
van a Hong Kong» y a los nuevos paraísos fiscales.
El lugar
La Paradeplatz, en Zurich, es el centro neurálgico de la
industria bancaria suiza. Su subsuelo alberga las cámaras acorazadas de los dos
gigantes: Credit Suisse y UBS.
Los empleados
El sector bancario en Suiza suma 327 entidades y da trabajo
a 136.000 empleados, más otros 100.000 en filiales extranjeras. En nómina
tienen incluso cerrajeros propios para reparar las cajas de seguridad.
Los dueños
Los primeros bancos suizos se crearon en el siglo XVIII y
muchos siguen en la actualidad en poder de las familias originales, como los
Hottinger y los Mirabaud.
No todo son maletines
Tener una cuenta en Suiza no es ilegal. Lo ilegal es no
declararla en España. Le contamos cómo se abre una y lo que cuesta.
1. ¿Puedo abrir una cuenta en Suiza? Sí. Tanto una cuenta
'normal' como una numerada son legales si las declara. Si el suyo es un gran
patrimonio, todo serán facilidades, pero si es un pequeño ahorrador, no tanto.
Y recuerde en España los depósitos están garantizados hasta los cien mil euros.
2. ¿A partir de qué cantidad puedo plantearme Suiza? Depende
de cada entidad. La mayoría suele exigir un saldo mínimo. Por término medio
ronda unos 18.000 euros.
3. ¿Cuánto me cobran por abrir y mantener esa cuenta? Para
esa cantidad, la comisión ronda entre 800 y 1000 euros. De ahí para arriba.
Pero primero el banco tiene que aceptarlo como cliente. Esto es banca privada,
cada entidad tiene sus propias normas de admisión.
4. ¿En qué es diferente un banco privado? Los bancos
privados no disponen de cuentas corrientes ni negocian hipotecas u otros
productos habituales. Están especializados en clientes con grandes cuentas, a
los que asesoran para invertir su dinero y gestionarlo a largo plazo.
5. ¿Puedo transferir mi dinero? Sí, aunque no es lo
habitual. Si no va en persona, deberá hacerlo a través de una sucursal en
España o de un banco con el que tengan acuerdos de colaboración. Necesita
compulsar las copias de los documentos. El papeleo es abultado y tiene un
coste.
6. ¿La rentabilidad es alta? No. Los bancos suizos ofrecen
rentabilidades más bajas que los españoles. Su gran baza no es esa, sino el
asesoramiento a la hora de invertir su dinero; y la opacidad, es decir, la
posibilidad de abrir una cuenta donde no figura su nombre.
7. ¿Tengo que declarar ese dinero? ¡Por supuesto! Tiene un
mes para informar de la apertura de la cuenta al Banco de España, y los
rendimientos que genere tributan en España. Es su obligación como
contribuyente.
Los nuevos paraísos fiscales.
Así funcionan
«Suiza está pasado de moda», cuenta un experto que maneja
importantes cantidades de dinero en paraísos fiscales. «Las grandes fortunas migraron
hace tiempo a otros paraísos fiscales: Barbados, las Caimán...». También han
cambiado los métodos para trasladar el dinero. Hubo un tiempo en que se
llevaban auténticas fortunas escondidas en los yates con los que los
millonarios veraneaban en el Caribe. La informática ha avanzado mucho desde
entonces. Y añade el experto: «Ahora existen los 'contratos de fiducia', un
documento que te liga a un testaferro que moverá tu dinero a través de una
sociedad ubicada, por ejemplo, en las islas Vírgenes británicas. Esa sociedad
abre una cuenta en un banco de esos que tienen sede en todo el mundo y que son
muy discretos. Con esa cuenta a nombre de la sociedad ya puedes hacer
operaciones internacionales sin problema. El inconveniente surge cuando quieres
recuperar dinero en efectivo para, por ejemplo, comprarte una mansión de lujo o
un yate o darte un capricho. Entonces aparece supuestamente Gao Ping, acusado
de dirigir una red de blanqueo de dinero, u otros sujetos parecidos a él».
El momento del blanqueo
Lo de la supuesta red de blanqueo de los chinos es el paso
final de este proceso. Explicado de forma simplificada: «Pongamos que yo tengo
esa cuenta en un banco con oficina en las islas Vírgenes, pues lo muevo a una
cuenta del mismo banco en Shanghái. Esto no es problema. Y una vez allí le hago
una transferencia a un tipo como Gao Ping... Bueno, en realidad, a familiares
suyos, que llevan el negocio allí. Cuando la transferencia a esas señoras en
Shanghái es efectiva, ellas llaman a su familiar en Madrid, que te llama a ti
para que pases por Cobo Calleja a recoger el dinero. Y ellos se quedan una
comisión».
¿Qué es un paraíso fiscal?
La definición de 'paraíso fiscal' es polémica y varía según
el organismo. Básicamente, es un país que exime del pago de impuestos a los
inversores extranjeros que mantienen cuentas bancarias o constituyen sociedades
en su territorio. Pero amparándose en sus leyes de confidencialidad y secreto
bancario han creado una economía paralela e ilegal.
¿Cuáles son?
España considera 48 paraísos fiscales, casi todos lugares
conocidos como Barbados, Bahréin, Jersey, San Marino, islas de Man,
Luxemburgo... La OCDE es mucho más laxa en su clasificación y en los dos
últimos años ha matizado tanto el concepto 'paraíso fiscal' que a principios de
2012 solo figuraban como paraísos fiscales Niué y Nauru. Por si se lo pregunta,
son dos islas del Pacífico Sur.
Etiquetas: Culturilla general
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