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lunes, febrero 8

La era hispánica: otra forma de medir el tiempo

(No sé de dónde lo saqué... creo que de un libro, pero no sé ni cual ni cuándo)



[...] Comenzaremos por resaltar la convencionalidad o el artificio que repre­senta una cifra determinada que responde únicamente a un concreto cómputo del tiempo o calendario, cuando no pocos individuos proclives a lo esotérico hablan de los terrores del año mil están pensando, como es lógico, en un deter­minado calendario o cómputo del tiempo por la era cristiana, esto es, comen­zando a contar el año 1 desde el nacimiento de Jesucristo, según el cálculo rea­lizado en el siglo VI por Dionisio el Exiguo. Éste era el cómputo o la era que regía en todo el mundo cristiano, y a su año 1000 es al que hacen referencia los supuestos o reales tenores.

Pero he aquí que en España, con la única excepción de los condados cata­lanes, que como nacidos en el mundo carolingio seguían contando los años por la era común de Cristo, en el resto de la Península, lo mismo cristianos que musulmanes, usaban otra era.

Los musulmanes contaban los años por la Hégira, comenzando el año a partir de la Emigración o Huida de Mahoma de la Meca a Medina, el viernes 16 de julio del año 622; además sus años eran años lunares, esto es, formados por doce lunas o giros de la luna en tomo de la tierra, y por lo tanto con una duración de aproximadamente 354 días, o sea once días menos que el año solar común no bisiesto. Así, los musulmanes españoles al comenzar el año 1000, el 1 de enero de la era cristiana, estaban contando el 20 de muharram (primer mes de cada año en su calendario) del año 390. Nada por lo tanto les hablaba de cumplirse un milenio.
Los cristianos de España, desde Aragón hasta Finisterre, aunque comenza­ban el año el 1 de enero y utilizaban el mismo calendario juliano de años sola­res que el resto de Europa, contaban los años y databan sus documentos por la llamada Era Hispánica, esto es, partiendo como año 1 del año 37 antes de Cris­to, de modo que la cifra del año en la Era Hispánica era 38 unidades superior a la del año de la era cristiana. De este modo, el año mil de la Era Hispánica ya había pasado en la España cristiana; había sido el año de Cristo 962, de la Era Hispánica el 1000; en cambio el año 1000 de la era cristiana se contaba en esa misma España como 1038.
Por lo tanto, en el condado de Castilla, lo mismo que en el resto del terri­torio del reino de León, nadie llegó ni a plantearse la cuestión del año mil; ese año, era 1038, era uno más como cualquier otro y no se encuentra ni en las crónicas, ni en los anales ni en ningún documento o diploma de la época ni la más remota alusión a esa mágica cifra del año mil, y mucho menos a cualquier supuesto terror o angustia colectiva o singular.
Le bastaban al pueblo castellano los terrores reales que suscitaba la inmi­nente amenaza que representaban las incursiones anuales de Almanzor, sin necesidad de inventarse otros terrores esotéricos; el verdadero terror del año 1000 era la muerte de sus caballeros en los montes de Cervera, como la de los cuatro nobles luchadores, recordados en un documento de hacia el año 1030, llamados don Guisando, don Quíntila, don Gutierre y don Monja", sin duda jóvenes, pues murieron sin descendencia, de un pequeño lugar llamado Torre- guisando, tan insignificante que no ha dejado tras de sí ni el más mínimo rastro que permita ubicarlo, a los que mataron los moros en Cernera.
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