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miércoles, febrero 10

Stephan Zweig, ¿un exhibicionista?

(Leído en el XLSemanal del 27 de diciembre de 2015. Otra demonstración de que los autores y sus obras no tienen que gustar en bloque...)



Un nuevo libro desvela que el escritor se mostraba a jovencitas en los parques. La acusación se basa en pasajes de sus diarios y cartas privadas.

Stefan Zweig, uno de los au-tores más populares del mundo durante los años veinte y treinta del siglo XX y cuyos libros siguen admirándose en la actualidad, tenía un secreto. Ahora, 73 años después de su suicidio puede que su secreto haya salido a la luz. En el libro El ardiente secreto de Stefan Zweig, el periodista Ulrich Weinzierl asegura que Zweig fue un exhibicionista. 

El escritor se mostraba desnudo compulsivamente ante otras personas, especialmente en los parques. Muy pocos conocían su secreto más íntimo, y sus diarios -al menos las páginas que han llegado hasta nosotros- solo contienen veladas alusiones. Sin embargo, el rumor llevaba bastante tiempo circulando.

En una carta de 1954 dirigida al médico Paul Orlowsld, Thomas Mann afirmaba que Stefan Zweig habría sido un exhibicionista. «A mí nunca me lo reconoció, pero en su círculo íntimo era sabido, y también que padeció situaciones terriblemente penosas por ese motivo».

Benno Geiger, marchante de arte y durante un tiempo amigo de Stefan Zweig, hace mención de este asunto en sus memorias: «Él mismo me habló de ello. Sufría adicción al exhibicionismo. A esta perversión la describía con un término acuñado ex-profeso: 'schauprangertum'. Sus lugares predilectos eran los senderos del parque de Schönbrunn, sobre todo la antigua Casa de Simios». 

Hasta ahora los biógrafos de Zweig no han dado crédito al testimonio de Benno Geiger, quien más tarde fue miembro del partido nazi y mostró hacia Zweig una abierta antipatía. Los biógrafos también han obviado las apariciones del misterioso término 'schauprangertum'. Es sobre este detalle sobre el Weinzierl construye su labor detectivesca. 

LOS DIARIOS
El 10 de septiembre de 1912, Stefan Zweig anotó en su diario: «Luego paseo, Liechtenstein, schaup. El objetivo, demasiado joven y sin gran interés. Mayor sorpresa de lo concebible en adecuado estado psicológico. Menos excitante pero también más peligroso, conviene evitar, igual que Liechtenst». 

El comentario que acompaña a esta entrada en la edición de los diarios publicada por Knut Beck señala: «Liechtenstein, schaup.: no se han en-contrado referencias a estos conceptos en su obra literaria». Para Weinzierl está claro que 'schaup.' es la abreviatura que Zweig usa para ese término personal con el que se refería a su adicción: 'schauprangertum'. De ser cierto, Stefan Zweig se exponía a un grave peligro. Si lo descubrían, no solo sería reprobado por la sociedad -y Zweig fue muy famoso-, sino que además los exhibicionistas sorprendidos in fraganti iban a la cárcel. 

Ulrich Weinzierl también alude en su libro a la antigua sospecha de que Zweig era homosexual. Pero no ha encontrado pruebas al respecto, más allá del hecho de que Zweig tenía muchos amigos homosexuales y de que mostró un conocimiento íntimo de la vida homosexual en su relato La confusión de los sentimientos. Pero sí le parece evidente que Zweig vivió torturado por su afición exhibicionista.

EL SECRETO 

El autor alemán escribía en su diario sobre su éxito como seductor: «Sé que libero algo en las mujeres, pero también en los hombres.» Ahora parece que, además, buscaba estímulos ilegales.

SUS MUJERES

Stefan Zweig se suicidó en Brasil en 1942, junto con su segunda mujer, Lotte Altmann, treinta años más joven que él y que había sido su secretaria. Por Lotte había dejado a su primera mujer, Friderike von Winternitz, con la que estuvo casado 28 años. El escritor tuvo una vida amorosa muy activa. Ellas lo encontraban muy atractivo. «Me insinuo a una dama, una escultora, y en un santiamén está en la cama conmigo», cuenta en su diario. «Debo evitar que todo se reduzca a sexo, peligro de que de verdad nos amenaza», anota en otra ocasión, en los días del cortejo inicial de Friderike.

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