Gripe española
(Un
texto de Iñaqui Gil en suplemento dominical de El Mundo del 4 de marzo de 2018)
[El 4 de marzo se cumplieron] 100 años del primer caso registrado
de gripe española. La mayor pandemia de la Historia
afectó a 500 millones de los 1.800
que tenía nuestro planeta.
Mató entre 50 y 100 millones de personas.
Esta
semana, el Sistema de Vigilancia de la Gripe en España ha informado de que la
enfermedad se ha llevado este invierno 686 vidas. Que aumentarán aunque la
epidemia ya casi ha terminado. 214 muertos más que la epidemia más letal de los
últimos años, la gripe A de 2009.
En
EEUU, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades contabilizan 114
niños fallecidos esta temporada griposa y la mortandad en algunos estados es la mayor desde aquel
lejano y trágico 1918…
«La
mañana del 4 de marzo de 1918, Albert Gitchell cocinero del campamento de Funston,
Kansas, acudió a la enfermería…»
escribe Laura Spinney en El
jinete pálido (Critica).
Es un ensayo fascinante, repleto de datos y… ameno. De él bebe este paseo.
A
mediodía ya había un centenar de casos y en unas semanas hubo que requisar un
hangar para atender a los contagiados. En ese campo se instruía a los reclutas
que iban a ser enviados a Francia Estados Unidos había entrado en la Gran
Guerra 11 meses antes.
En
abril, la epidemia afectaba a todo el Medio Oeste, los puertos de embarque (en
América) y desembarque, en Francia. La guerra extendió
la mancha a los países aliados. Y
en mayo enfermaron
el rey Alfonso XIII, el presidente del Gobierno y varios ministros… en julio
alcanzó Australia.
Esta
primera oleada fue leve. La segunda, a mediados de agosto,
se inició en Sierra Leona, Boston (EEUU) y Brest (Francia) y fue brutal. Habría una tercera, más benigna. La epidemia se dio por concluida en marzo de 1920. Aunque el
número exacto de muertos nunca se sabrá, se calcula que perecieron entre 50 y 100
millones de personas. Más que en la Primera Guerra Mundial (17 millones) y en la Segunda (60).
Sólo la
peste negra, a mediados del siglo XIV,
fue peor. Se estima que causó 50 millones de muertes, un tercio de
la población europea. Aquella epidemia también coincidió con una guerra, la de
los Cien Años.
¿Y por
qué se llamó gripe española a la de 1918? La censura impedía
a la prensa de los países beligerantes publicar nada sobre algo que diezmaba a
sus soldados en las trincheras. Sí podían recoger lo que contaba la prensa
española. En realidad cada país acuñó un nombre. Trancazo, en Filipinas. Soldado
de Nápoles, en España. Esa era la canción del momento. Estaba incluida en la
zarzuela La canción del
olvido que
triunfaba en Madrid. Cada país usó un término... normalmente echándole la culpa
a otro. En Senegal era la gripe brasileña; en Brasil, la gripe alemana y en
Polonia, la gripe bolchevique. Y, como los países más poderosos la llamaban
gripe española, así quedó.
El
libro de Spinney se abre con la muerte de Apollinaire, cuyo cortejo fúnebre
coincidió con una multitud que celebraba el armisticio. Y se cierra con la de Edmond Rostand. El autor de Cyrano de Bergerac cogió una paloma que aleteaba
contra una ventana de su casa. El ave murió en sus manos. Él, tres semanas
después. Entre una y otra defunción se narra lo (poco) que se sabía de la gripe
(ni siquiera que era un virus), cómo
se afrontó la epidemia, los héroes que auxiliaron a miles de víctimas y las creencias y supercherías de la época...
Algunos
médicos creían que el humo del tabaco mataba los gérmenes. Otros, que el
alcohol era bueno. Ergo, «el arquitecto Le Corbusier se retiró a sus aposentos en París y pasó los peores momentos de la
pandemia fumando y bebiendo coñac…»
Spinney,
escritora y periodista especializada en temas científicos, se hace la pregunta
que da miedo. ¿Puede pasar otra vez? «Es inevitable»,
responde la autora. «Es cuestión de cuándo y dónde empieza. Una pandemia tipo
1918 es muy real» afirma
Michael Osterholm, jefe del Centro de Enfermedades Infecciosas de la
Universidad de Minnesota. «Si la cepa de la gripe española reaparece, es
probable que cause una enfermedad leve ya que nuestros sistemas inmunológicos
están preparados. El problema es una cepa nueva a la que ninguna persona viva haya
estado expuesta», dice Spinney.
Los
modelos estiman que una gripe como aquella mataría (sólo) a entre 21 y 33
millones. «Un desastre menor» dado que ahora somos 6.000 millones de personas
en el planeta. La prioridad es, coinciden todos los
especialistas, conseguir una vacuna universal.
[…]
Etiquetas: Culturilla general, Pequeñas historias de la Historia
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