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jueves, octubre 11

Las flores de la ofrenda, de principio a fin


(Un texto del Heraldo de Aragón del 12 de octubre de 2014)

¿De dónde proceden las flores de la Ofrenda?

Son muchos millones de flores, entre cinco y siete, y sería imposible cultivarlos en Aragón o incluso en España. Sí se cultivan aquí muchos gladiolos, pero la mayoría de claveles se importan desde Colombia, de donde proceden hasta 350 toneladas. En total se importan unos seis millones de claveles, que llegan también de Ecuador y Guatemala. Otra de las razones por las que se opta por su importación es porque las fiestas del Pilar caen en octubre, cuando el clavel ya ha culminado su ciclo biológico, y resulta más práctico traerlo de países donde empieza ahora su floración.

¿Cuándo llegan, dónde se conservan?

Aunque el clavel ya no florece por estas fechas, sí se puede conservar durante meses en frío (en cámaras frigoríficas a 1ºC), por lo que Aragón podría dejar de importar millones de flores y entrar en el negocio produciéndolas o incluso vendiéndolas. Para transportarlas desde miles de kilómetros, se cortan las flores antes de que se abran (de lo contrario, se marchitarían), y se ponen en agua durante 24 horas. Tras llegar a Zaragoza, se transportan en cámaras a 5ºC. La logística es imprescindible: no pueden pasar muchos días o el material se estropearía.

Las flores más típicas, y otras más actuales

El clavel colombiano es muy valorado, porque se cultiva en altura (los campos están a más de 2.500 metros), a lo que responde la flor con larguísimos tallos, perfectos para crear el manto. También son populares los gladiolos, en blanco o en rojo, que tardan hasta tres meses en florecer. Pero cada vez son más los oferentes que apuestan por ramos más naturales, con margaritas, aromáticas... Son todavía populares las rosas, y desde México se envían ramos bendecidos desde hace ya décadas. Y desde la localidad de Piritu, en Venezuela, llegan orquídeas, la flor nacional del país.

Una semana en el manto, hasta que se marchitan

Las flores conservan su buen aspecto entre dos o tres días, pero al cabo de una semana se retiran, pues ya ha terminado su momento. Todo depende del tiempo que haga; si el día del Pilar o los sucesivos llueve, los encargados del Ayuntamiento acudirán antes. Ha habido fiestas en las que el manto solo se ha mantenido cinco días, y otras en las que ha durado una semana entera. Los claveles están entre las flores cortadas que más duran, y esa es la razón por la que la Ofrenda zaragozana puede visitarse los días siguientes. Margaritas y gladiolos también aguantan. 

¿Dónde se llevan las flores después de las fiestas?

La estructura floral es desmontada por operarios, que transportan los restos vegetales al Centro de Tratamiento de Residuos Urbanos de Zaragoza (CTRUZ). Una vez allí, los ramos se deshacen, se apartan elementos no vegetales (plástico, cordeles...), y las plantas se desfibran. Contienen mucha celulosa, lo que impide que los gases del proceso se puedan aprovechar para generar electricidad, como sí ocurre con otros desechos biológicos que llegan al CTRUZ. El gas que produce la basura durante la fermentación genera hasta 34.000 megavatios al año, lo que consume Calatayud en un año.

Un proceso para recuperar los nutrientes

Las flores de la Ofrenda se tratan en un recinto especial del CTRUZ, donde también se depositan restos vegetales que recoge el servicio de Parques y Jardines del Ayuntamiento zaragozano. Hay troncos, ramas, hojas caídas por el otoño, siega de césped... Incluso se introducen en ese recinto maderas trituradas de muebles que ha recogido el servicio de limpieza. Ninguno de estos restos puede entrar directamente en los cajones de compostaje. Los troncos han de ser triturados y las flores se introducen en la cámara de desfibración para facilitar su tratamiento.

Y el ciclo empieza de nuevo: compost para sembrar

En el CTRUZ, los restos vegetales se transforman en compost (abono orgánico). Se introducen en un tanque de fermentación, donde se aplica una ventilación forzada para que no proliferen los hongos. La primera fase dura unos 10 días y el montón se airea con ventiladores y se humedece con riego. En el momento en que las bacterias actúan, la temperatura sube hasta 70ºC, y ese calor mata las larvas y bacterias que hayan podido contener las plantas. Después, se lleva a una nave de maduración, y allí permanece cuatro semanas. El compost resultante se comercializa en sacos o se utiliza en terrenos degradados o en los parques y jardines.

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