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jueves, marzo 31

¿Qué es ese ruidito?

 (Un texto de Beatriz García en la revista Mujer de Hoy del 23 de febrero de 2019)

Mandíbulas que crujen. oídos que pitan, tripas que rugen... El cuerpo emite una sinfonía de sonidos a los que no solemos hacer caso, pero... ¿podrían ser la señal de que algo no va bien? Escucha. 

El cuerpo humano es una obra maestra de ingeniería, una maquinaria bien ensamblada de huesos, músculos, articulaciones y órganos que trabajan acompasadamente. En ocasiones, sin embargo, las piezas de esos delicados engranajes chirrían, crepitan, se quejan... Y una de las claves para vigilar nuestra salud es afinar el oído y saber escuchar. Porque el organismo nos manda mensajes, de manera silenciosa (el estrés, el cansancio, los cambios de humor...), pero también en forma de sonidos. Prestamos atención a algunos de los ruiditos más comunes, que en la mayoría de los casos no revisten gravedad, pero esa señal sonora también puede ser una alarma que nos permita prevenir o diagnosticar problemas de salud. Te enseñamos cómo dis-tinguir una opción de otra.

1. ME CRUJE LA MANDÍBULA
Abrimos y cerramos la boca unas 5.000 veces al día. Y la articulación temporomandibular (ATM), que une la mandíbula inferior con el hueso temporal del cráneo, es la que lo hace posible. Los expertos aseguran que hasta el 70% de la población padece en algún momento problemas en ella, problemas que cursan con chasquidos, dolor facial o dificultad para masticar. "Hay varias causas que pueden provocar ruidos al abrir la boca; una de las más frecuentes es el desplazamiento del menisco que hay dentro de esa articulación. Otra causa frecuente es la subluxación mandibular por una apertura excesiva de la boca o, en ocasiones, una hiperlaxitud articular'', explica la doctora Ma del Carmen Benito Vicente, vocal de Disfunción Craneomandibular y Dolor Orofacial de la Comisión Científica del.Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Madrid. 

¿Debo preocuparme? "En determinados casos y bajo circunstancias que sobrecarguen la mandíbula, el desplazamiento discal o meniscal puede avanzar y es cuando aparecería la limitación de apertura de la boca que, a veces, acaba degenerando en artrosis", señala la doctora. Por eso, si los crujidos mandibulares son habituales, conviene acudir al especialista para valorar su causa y su importancia. Este debe aconsejar al paciente para no sobrecargar las articulaciones y, en caso necesario, indicar el procedimiento adecuado. "Si los chasquidos son muy fuertes, impiden los movimientos o van acompañados de dolor, hay una batería de tratamientos que incluyen fisioterapia, férulas de reposición o técnicas quirúrgicas más o menos invasivas, que van desde la artrocentesis a la artroscopia o técnicas de reposición discal. Lo importante es eliminar el dolor cuando lo hay y recuperar la función", afirma la dra. Benito Vicente. 

2. ME PITAN LOS OÍDOS
Los acúfenos o tinnitus son esos zumbidos o pitidos más o menos intensos que percibe nuestro oído, pero que no responden a ningún sonido exterior. Se trata de una alteración del sistema nervioso que todo el mundo puede experimentar en algún momento de su vida de manera pasajera. Sin embargo, alrededor de un 8% de la población padece este problema de manera crónica. 

Aunque no se conoce el origen de esta dolencia, sí existen algunas pistas, porque hay condiciones que se ha comprobado que se repiten entre los pacientes con tinnitus: "Una de las causas de los acúfenos es haber estado expuesto a ruidos muy fuertes de forma habitual. Esto tiene una gran incidencia en trabajadores como pilotos, músicos, personas que trabajan en las obras... En muchas ocasiones, los acúfenos también son un efecto secundario que aparece por la ingesta de medicamentos. De hecho, en el mercado actual se contabilizan más de 200 medicamentos que pueden producir acúfenos", señala el doctor Guillermo Plaza Mayor, jefe de Otorrinolaringología del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela. 

¿Debo preocuparme? El tinnitus puede ser síntoma de patologías tan sencillas como tener un tapón de cera o de otras condiciones de salud, como sufrir alguna anomalía en el cuello o en la mandíbula. Las enfermedades cardiovasculares, las alergias o la diabetes también pueden estar relacionadas. Conviene consultar con el especialista cuando aparecen porque, aunque no son graves, si son muy molestos. La buena noticia es que hay distintas opciones de tratamiento. "Dado que la percepción del acúfeno es un fenómeno complejo sujeto a la variabilidad en el control cerebral de la percepción auditiva, los tratamientos pueden ir dirigidos al oído interno o al control cerebral", indica el dr. Guillermo Plaza. 

Para el oído pueden utilizarse vasodilatadores, como la betahistina o el nimodipino, y está en investigación una nueva molécula (la AM-101) para uso intratímpánico, que está ofreciendo resultados prometedores. Por su parte, para el control cerebral cortical sobre el acúfeno crónico, es habitual usar fármacos que regulan el sistema nervioso central como la melatonina, el gingko biloba o las benzodiacepinas. Y, más allá de los fármacos, la terapia sonora resulta muy útil: consiste en explicar al paciente cómo alcanzar una tolerancia y adaptación a su ruido a través de música. Dentro de la terapia de reentrenamiento del tinnitus es la técnica con mejores resultados.

3. ME SUENAN LAS TRIPAS
Solemos referirnos de esta manera a algo que en términos médicos se denomina borborigmos y que se definen como los sonidos intestinales incontrolables y audibles sin necesidad de utilizar instrumental médico específico como un estetoscopio. "En la mayoría de los casos, la existencia de estos ruidos no tiene ninguna significación", tranquiliza el dr. Manuel Argüello, jefe del Servicio de Cirugía General y Digestiva del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja. 

¿Cuándo debo preocuparme? Los borborigmos son indoloros y, en general, sin mayor importancia, pero en determinadas circunstancias el aumento de tránsito intestinal o su aumento de violencia si pueden significar un problema médico. "Esto sucede cuando, por ejemplo, existe una obstrucción al tránsito intestinal normal. En este caso, el intestino intenta vencer la obstrucción y se produce un aumento en los ruidos producidos por su actividad", advierte el doctor Argüello. En estos casos, el borborigmo se acompaña de otros síntomas, como hinchazón abdominal, dolor e incluso vómitos. Por ello, ante la aparición de ruidos intestinales aumentados, persistentes y más si se acompañan de alguna de estas otras señales, hay que acudir al médico. Cuando no se cumple ninguna de las anteriores premisas de riesgo, no pasará de ser un hecho fisiológico que, como mucho, puede resultarnos incómodo. Para minimizarlo, deberíamos evitar la ingesta excesiva de aire con la deglución: esto implica una masticación lenta, con salivación no excesiva, no masticar chicle y evitar las bebidas gaseosas. En caso de que esto no sea suficiente, el médico podrá añadir a estas medidas medicación antiespumante, que reduce la formación de aire en el tubo digestivo.

4. ME RECHINAN LOS DIENTES
Es tan común (afecta al 70% de los españoles) que ya nos hemos familiarizado con su nombre técnico: bruxismo. Un hábito que consiste en apretar o rechinar los dientes de forma inconsciente. Hay dos tipos: el de vigilia, que ocurre cuando estamos despiertos y no suele producir sonidos; y el que produce el peculiar ruidito, el bruxismo del sueño, que cursa con el desgaste de los dientes porque los rechinamos mientras dormimos.  

¿Necesita tratamiento? Sí, y además cuanto antes. ¿El riesgo? Desgaste, fracturas de dientes, movilidad de las piezas... Así que si practicas ese irritante hábito, no lo dejes pasar: es conveniente un diagnóstico precoz para evitar el máximo daño y la necesidad de tratamientos restauradores más agresivos en el futuro. "Si no se maneja adecuadamente, el bruxismo puede conllevar a una atrición exagerada de los dientes y en muchos casos la pérdida de los mismos", advierte la dra. Ma del Carmen Benito Vicente. [La atrición es un desgaste gradual y fisiológico del esmalte y en algunos casos de la dentina, al contacto de diente con diente]. ¿Y qué se puede hacer? Además de averiguar las causas involucradas en el bruxismo (como el estrés o ansiedad de fondo) y tratarlas de forma individual, hay que intentar eliminar los factores de riesgo, llevar a cabo un tratamiento restaurador, reponer lo que se haya desgastado y frenar el desgaste mediante una férula de descarga. La férula es una aparato de acrílico duro realizado a medida, que se interpone entre las dos arcadas dentarias evitando que los dientes rocen entre sí y se desgasten. 

5. ¡TENGO HIP-HIP-HIPO!
Su nombre científico es singuitus y consiste en una serie de contracciones espasmódicas, súbitas e involuntarias de la musculatura inspiratoria, seguidas de un cierre brusco de la glotis. 

¿Debo preocuparme? Es un fenómeno habitualmente benigno y autolimitado. Sin embargo, "a veces los episodios de hipo recurrentes, muy frecuentes o mantenidos más allá de 24/48 horas pueden ser un signo de enfermedad y constituir un problema para el paciente, ya que interfiere funciones como la ingesta o el descanso", advierte la dra. Rosana Rouco, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Sanitas CIMA. Por eso, siempre que tenga una duración anómala, el hipo es motivo de estudio para descartar causas ocultas como alteraciones estructurales, enfermedades sistémicas (reflujo gastroesofágico, hernia de hiato...), afectaciones del sistema nervioso (meningitis, encefalitis, ictus y otros problemas vasculares), trastornos metabólicos (diabetes, uremia...) y afectaciones torácicas.

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