Espíritu animal en economía
(Leído en la columna de Pablo Rodríguez Suanzes del suplemento económico del Mundo del 27 de junio)
Tras siglos de estudio, la ciencia conoce bien los efectos de las conductas irracionales y de los cambios de humor en la vida diaria. El que más éxito tuvo al definir este comportamiento fue John Maynard Keynes al hablar de los animal spirits que caracterizan a los humanos:
¿Sirve el ejemplo para el deporte? Clarísimamente. Diego García, Alex Edmans, y Oyvind Norli, profesores en EEUU y Noruega, han hallado una alta correlación entre derrotas en los mundiales de fútbol y desplomes en los parques al día siguiente (http://www.afajof.org/afa/forthcoming/3096.pdf).
"Utilizando una muestra de 39 países, hemos encontrado que las derrotas en los partidos de fútbol tienen un significativo efecto negativo, tanto estadística como económicamente, en la evolución de los mercados de valores", dicen los investigadores. Seguramente en EEUU la influencia será menor. En el Irish Times, Davin O'Dwyer recoge la opinión de Glenn Beck, estrella de la Fox News y notable conservador, sobre el fútbol: "No importa cómo lo vendan, ni cuántas celebridades tengan, no importa cuántos bares abran temprano ni cuantos anuncios de cerveza emitan, no nos interesa el Mundial, no nos gusta, no nos gusta el fútbol y no queremos tener nada que ver con eso".
La cita de Bleck parece tener poco que ver con la economía, pero las apariencias engañan. Por ejemplo, Farenheit 451, la célebre distopía de Ray Bradbury sobre bomberos que queman libros no tiene relación con modelos económicos en apariencia. Y sin embargo, como muestran W. Allen Hutson y Cecil H. Bohanon, si la tiene. De hecho, el singular economista Tyler Cowen cree que "las novelas y los modelos económicos tienen más semejanzas de lo que generalmente se cree. Ambas marcan de inicio una serie de condiciones iniciales que después se modifican".
Tras siglos de estudio, la ciencia conoce bien los efectos de las conductas irracionales y de los cambios de humor en la vida diaria. El que más éxito tuvo al definir este comportamiento fue John Maynard Keynes al hablar de los animal spirits que caracterizan a los humanos:
Jesús Encinar resume muy bien la aplicación práctica del concepto (http://www.jesusencinar.com/2008/04/animal-spirits.html)
";...a large proportion of our positive activities depend on spontaneous optimism rather than mathematical expectations, whether moral or hedonistic or economic. Most, probably, of our decisions to do something positive, the full consequences of which will be drawn out over many days to come, can only be taken as the result of animal spirits - a spontaneous urge to action rather than inaction, and not as the outcome of a weighted average of quantitative benefits multiplied by quantitative probabilities...";
"...una gran parte de nuestras actividades depende más del optimismo espontáneo que de las expectativas matemáticas, ya sean en aspectos morales, hedonistas o económicos. Probablemente la mayoría de nuestras decisiones de hacer algo cuyas consecuencias se verán después de muchos días sólo pueden ser tomadas como resultado del espíritu animal - una necesidad espontánea de acción frente a la inacción, y no el resultado de la media de los beneficios cuantitativos por sus probabilidades..."
¿Sirve el ejemplo para el deporte? Clarísimamente. Diego García, Alex Edmans, y Oyvind Norli, profesores en EEUU y Noruega, han hallado una alta correlación entre derrotas en los mundiales de fútbol y desplomes en los parques al día siguiente (http://www.afajof.org/afa/forthcoming/3096.pdf).
"Utilizando una muestra de 39 países, hemos encontrado que las derrotas en los partidos de fútbol tienen un significativo efecto negativo, tanto estadística como económicamente, en la evolución de los mercados de valores", dicen los investigadores. Seguramente en EEUU la influencia será menor. En el Irish Times, Davin O'Dwyer recoge la opinión de Glenn Beck, estrella de la Fox News y notable conservador, sobre el fútbol: "No importa cómo lo vendan, ni cuántas celebridades tengan, no importa cuántos bares abran temprano ni cuantos anuncios de cerveza emitan, no nos interesa el Mundial, no nos gusta, no nos gusta el fútbol y no queremos tener nada que ver con eso".
La cita de Bleck parece tener poco que ver con la economía, pero las apariencias engañan. Por ejemplo, Farenheit 451, la célebre distopía de Ray Bradbury sobre bomberos que queman libros no tiene relación con modelos económicos en apariencia. Y sin embargo, como muestran W. Allen Hutson y Cecil H. Bohanon, si la tiene. De hecho, el singular economista Tyler Cowen cree que "las novelas y los modelos económicos tienen más semejanzas de lo que generalmente se cree. Ambas marcan de inicio una serie de condiciones iniciales que después se modifican".
Etiquetas: Economía para curiosos
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