Jerónimo de Ayanz, inventor de la primera máquina de vapor I
(Un artículo de José Javier Esparza en la revista Época del
28 de noviembre de 2010)
[…] ni inglesa, ni francesa ni alemana: la primera
patente de una máquina de vapor moderna, aquel invento que desencadenaría la
revolución industrial, fue española. La registró en1606, con otro medio
centenar de inventos, el militar y político navarro Jerónimo de Ayanz y
Beaumont, administrador general de las minas del reino. No sólo la patentó,
sino que además la aplicó. Era la época de Galileo, un tiempo vibrante para la
ciencia. Cuando el inglés Savery patente su máquina de vapor, en 1698, lo hará
sobre las ideas de don Jerónimo.
Podemos empezar nuestra historia con una curiosa
estampa. Viajemos a Valladolid, el 2 de agosto de 1602. Felipe III
y
su corte se han desplazado a orillas del Pisuerga para asistir a un espectáculo
sorprendente: un hombre va a sumergirse hasta tres metros de profundidad. El
hombre está embutido en una extraña vestimenta. Desaparece bajo el agua. Pasa
el tiempo. El rey se inquieta. Durante una hora, los asistentes permanecen con
el corazón encogido por la incertidumbre: ¿habrá muerto? Finalmente, el buzo
sale a la superficie: vivo y contento. Acaba de inventarse el primer traje de
buzo registrado en España. Los asistentes aplauden al inventor: don Jerónimo de
Ayanz, 49 años, caballero, militar y hombre de ciencia.
Hoy pocos saben quien fue Jerónimo de Ayanz y
Beaumont, pero en su época, a caballo entre los siglos XVI y XVII, fue una
auténtica celebridad. Lo fue, ante todo, en el campo militar. Nacido en 1553,
de familia noble, había empezado su carrera como paje de Felipe II. Dotado
según las crónicas de una fuerza descomunal, Ayanz había combatido en Túnez,
San Quintín, Flandes, Portugal, las Azores, La Coruña... Entre sus méritos se
cuenta el haber desmantelado una conjura francesa para asesinar a Felipe II en
Lisboa. Lope de Vega le dedicaría unos versos en su comedia Lo
que pasa en una tarde. Dicen así: "Tú sola peregrina
no te humillas/¡oh Muerte!, a don Jerónimo de Ayanza [...]/ Flandes te diga en
campo, en muro, en villas/ cuál español tan alta fama alcanza./ Luchar con él
es vana confianza/ que hará de tu guadaña
lechuguillas".
Ayanz, caballero de la orden de Calatrava, desempeñó
importantes cargos públicos: fue regidor de Murcia y gobernador de Martos. En
1587, Felipe II le nombró administrador general de las minas del reino, es
decir, gerente de las 550 minas que había entonces en España y de las que se
explotaban en América. Pero, además, don Jerónimo fue músico, pintor,
cosmógrafo, empresario y, sobre todo, inventor. En 1606 se le reconocía la patente
("privilegio de invención", se llamaba entonces) de medio centenar de
inventos. Entre ellos, la primera máquina de vapor.
Antes de explicar el invento de Ayanz conviene
deshacer un tópico que ha falseado nuestra Historia: la España de los siglos de
oro no fue un país atrasado en lo científico. Es verdad que, en1558, Felipe II
había prohibido a los españoles estudiar o enseñar en universidades de países
que estuvieran en guerra con España. El asunto suele despacharse con una
acusación de oscurantismo al rey y a la Iglesia, pero el motivo de aquella
prohibición no era cultural o religioso, sino militar: había que impedir que el
enemigo adquiriera los conocimientos españoles sobre náutica, cosmografía o
armamento. El desarrollo de la ciencia y la tecnología estaba ligado a los
fines militares; casi todos los trabajos de vanguardia debían ser secretos.
Igual que hoy.
Etiquetas: Grandes personajes
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