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martes, abril 2

Una historia kafkiana con 10 maletas II



Las 10 cajas: ¿está el testamento de Kafka?
En la actualidad existe una gran especulación respecto al contenido de las 10 cajas de seguridad de la familia Hoffe repartidas entre Zurich y Tel Aviv. Está confirmada en cualquier caso la existencia de un cuaderno biográfico de Max Brod sobre Kafka que nadie ha leído a día de hoy y que podría aportar luz en torno a la relación entre ambos en su época de estudiantes. Ese texto tiene enorme interés pues seguramente dirá mucho del medio social e intelectual de la Praga de principios del siglo XX. Varios expertos coinciden en que el archivo debe contener también el diario que Max Brod comenzó a redactar en 1939 a su llegada a Palestina.
Existen también grandes posibilidades de que el propio testamento de Franz Kafka, obviamente incumplido, se encuentre del mismo modo entre sus posesiones. Es uno de los documentos más deseados y podría alcanzar un precio desorbitado en mercados privados de coleccionistas. Existen cálculos de que sólo la página del testamento en la que Kafka expresa a Brod su última voluntad podría alcanzar el millón de euros en el caso de que fuera subastada en los próximos meses. El valor del archivo en su conjunto es incalculable si se tiene en cuenta que es muy probable que se hallen borradores de novelas, textos inéditos y posibles nuevas obras inacabadas de Kafka; además de buena parte de la correspondencia que el autor de Praga mantuvo con personalidades de la época como Shin Shalom o Stefan Zweig.
Una amplia nómina de coleccionistas estaría dispuesta a pagar grandes sumas por el tesoro de Max Brod, pero en realidad son las bibliotecas y archivos nacionales los principales actores y protagonistas de las casas de subastas. De todos ellos, el Archivo de Literatura Alemana de Marbach es el que tiene fama de mejor pagador.

El proceso: una subasta en Sotheby's.
La secretaria de Max Brod, Esther Hoffe, falleció en 2007 a los 102 años de edad dejando en testamento el archivo de Kafka a sus dos hijas Eva Hoffe y Ruth Wiesler, esta última fallecida recientemente. Eva Hoffe ha reconocido que su madre se encontraba en el momento de su muerte en conversaciones con el Archivo de Literatura Alemana de Marbach para formalizar una venta del legado de Kafka. Hoy se sabe que Eva Hoffe estuvo a punto de culminar la venta. El proceso fue parado in extremis, mediante la intervención de Meir Heller, abogado de la Biblioteca Nacional de Israel, dando comienzo a una batalla legal sin precedentes en la historia de la literatura.
Parte del testamento de Esther fue desvelado recientemente por el diario israelí Haaretz: «Los borradores, las cartas y los dibujos de Kafka que me fueron donados por Max Brod los cedí a mis dos hijas en porciones iguales. Los libros de Kafka de la biblioteca de Brod permanecen en posesión de mis dos hijas. Cada una de mis hijas y mis nietas tienen derecho a recibir 40 cartas del legado de Brod».
Sin embargo, para las autoridades israelíes el testamento es inválido porque Esther Hoffe no estaba en condiciones de legar a sus hijas la documentación debido a que incumplió la voluntad de Brod de donarlos a una institución pública. Oded Haconen, abogado de Eva Hoffe siempre ha defendido a lo largo de todo el procedimiento la legitimidad de la venta basándose en la transmisión natural en vida del archivo de Kafka primero de Max Brod a Esther Hoffe y ésta a su vez a sus hijas.
El equipo legal de la Biblioteca Nacional de Israel acusa además a la familia Hoffe de mercadear y enriquecerse ilegítimamente con obras de arte de relevancia universal y de gran importancia cultural e histórica para el pueblo judío.
Además de la familia Hoffe y la Biblioteca Nacional de Israel, existen al menos otros tres actores adicionales con posibles aspiraciones sobre el legado de Kafka: el Archivo de Literatura Alemana de Marbach, varias instituciones locales de Praga, ciudad de nacimiento y residencia del autor, además de las sobrinas de Kafka, sus únicas descendientes con vida.

La captura: robos en la calle Espinoza.
Eva Hoffe, mujer excéntrica según sus vecinos, vive en un destartalado apartamento en compañía de cinco perros y unos cincuenta gatos en la calle Espinoza de Tel Aviv. A lo largo del año 2009, denunció una serie de robos e incursiones en su peculiar residencia. Según su testimonio y sus denuncias policiales desaparecieron, libros, cartas y partituras aunque se mostró incapaz de dar detalles sobre los bienes supuestamente desaparecidos. En aquel momento, la Biblioteca Nacional de Israel sospechaba que alguien vinculado a las hermanas Hoffe estaba sustrayendo material y por eso exigió sin éxito la elaboración de un inventario de los documentos guardados en la casa de Hoffe.
En octubre de ese mismo año el proceso da un giro importante: los jueces israelíes ordenan la congelación de las cuentas millonarias de la familia Hoffe y, al mismo tiempo, decretan la entrega de las llaves de las seis cajas de seguridad que albergan documentos de Brod y Kafka en Tel Aviv.
En julio de 2010 en una operación simultánea ordenada por el tribunal israelí encargado del caso y bajo estricto secreto de sumario, un batallón de funcionarios, abogados y filólogos de Israel, Alemania y Suiza abren por primera vez las 10 cajas fuertes del archivo de Max Brod y Franz Kafka. Cuatro de ellas se encontraban en el banco UBS de Zurich depositadas por Esther Hoffe en 1956 y las otras seis ya en custodia del Estado de Israel en el Discount Bank de Tel Aviv.
Las hermanas Hoffe estuvieron presentes en ambas citas a pesar de que sus abogados intentaron detener la apertura hasta el último momento. A día de hoy se sabe que se encontraron manuscritos, fotografías y dibujos pero el contenido exacto de las cajas se mantiene por el momento en absoluto secreto.

Sentencia: no fueron ningún regalo.
El domingo 14 de octubre la juez Talia Kopelman-Pardo, miembro del Tribunal de Familia del Distrito de Tel Aviv, dictamina que el legado de Kafka no fue regalado por Max Brod a su secretaria, tal y como sostenían Eva Hoffe y Ruth Wiesler, sino que los manuscritos forman parte de la herencia de Max Brod que éste donó a la Biblioteca Nacional de Israel.
La sentencia de la juez Kopelman-Pardo, hecha pública por el diario Haaretz literalmente señala que, «atendiendo a los requerimientos estrictos de prueba, las demandantes no han demostrado los requisitos. Por lo tanto hay que determinar que los manuscritos de Kafka, así como la herencia de Brod, no fueron entregadas como regalos».
El fallo del tribunal autoriza a la policía a ingresar en el piso de Hoffe y retirar el legado y además condena a Eva Hoffe y a los herederos de su hermana fallecida Ruth Wiesler a pagar las costas del juicio y a la ejecución de la herencia de Brod. La colección del amigo de Kafka por lo tanto deberá ser entregada a la Biblioteca Nacional de Jerusalén para su catalogación y exposición al público y cumplir de esa manera con el testamento de Brod. En todo caso, la ejecución puede prolongarse durante algunos años más si las hasta ahora propietarias de los manuscritos deciden apelar a una corte superior.

La disputa: un posible final en falso.
Desde que comenzó el proceso en el año 2007 la familia Hoffe ha tenido siempre el apoyo tácito e implícito del Archivo de Literatura Alemana de Marbach donde se encuentra el manuscrito original de El Proceso. La institución siempre albergó la esperanza de recuperar el legado de Kafka adquiriéndoselo a Eva Hoffe. Sin embargo, ahora se abre un tiempo de negociación nuevo en el que la Biblioteca Nacional de Israel, esgrimiendo que Brod era judío, sionista y que consiguió escapar del Holocausto, puede tener pretensiones sobre El Proceso y así culminar completamente su última voluntad testamentaria de entregar su legado y el de Kafka a autoridades israelíes.
La posición de los alemanes es clara: Brod y Kafka escribían en alemán, y no en hebreo, y por lo tanto forman parte de la cultura alemana. Se hicieron previo pago de manera transparente con el manuscrito de El Proceso y no se encuentran dispuestos a devolverlo, entre otras razones porque consideran que en esta cuestión la parte israelí confunde los términos legales con lo meramente cultural o histórico. A día de hoy muchos especialistas en Kafka verían con mejores ojos el depósito del legado del escritor en Marcbach pues se trata sin lugar a dudas de unos de los mejores y más completos archivos literarios del mundo y el segundo con más documentación original de Kafka tras la Biblioteca Bodleliana de la Universidad de Oxford.
Existen fundadas sospechas de que los documentos almacenados tanto en Zurich como en Tel Aviv pueden haber sido dañados debido a haber sufrido pésimas condiciones de conservación y que incluso la familia Hoffe puede mantener material oculto.
Lo único verdaderamente cierto en esta historia casi inverosímil y tras más de cuatro décadas de conflicto es que decenas de miles de páginas manuscritas de Franz Kafka y su amigo Max Brod pronto serán accesibles para el público general. Después de permanecer durante años en unas más que discutibles manos privadas podrán por fin ser admiradas en su plenitud por todos los amantes de la literatura.

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