El naufragio de Medusa

(Un artículo de Marelis Loreto Amoretti en El Magazine de El Mundo)

Uno de los naufragios más terribles de la Historia sucedió el 2 de julio de 1816, día en el que la fragata de la marina francesa Medusa encalló en un banco de arena en la bahía de Arguin, frente a la costa de la actual Mauritania.

En la fragata iban 400 personas, y en los botes solo había espacio para 250, de modo que hubo que improvisar una balsa para los restantes, que sería amarrada a uno de los botes para llegar a buen puerto. La balsa, construida apresuradamente, tenía 20 metros de ancho por 7 de largo. Era muy ligera, por lo cual, al subirse los 147 tripulantes que irían en ella, se hundió parcialmente por los lados.

No obstante, por accidente o de manera intencionada, las amarras se soltaron y la balsa quedó a la deriva. La situación fue desesperada desde el primer momento para los supervivientes de la balsa, puesto que sólo tenían como sustento una bolsa de galletas que se comieron el primer día, dos contenedores de agua que se cayeron ese mismo día al mar, y dos barriles de vino, que mezclaban con agua salada para hacerlo rendir. La primera noche, los 20 que estaban en los bordes cayeron al mar, de modo que al día siguiente hubo motín en la balsa por ir en el centro. Tras 13 días sus ocupantes fueron rescatados por la marina francesa, aunque de manera fortuita, pues nunca se hizo esfuerzo alguno por encontrarlos.

Este naufragio significó un escándalo internacional por diversos motivos. En principio, porque fue consecuencia de la incompetencia del vizconde Hughes Duroy de Chaumereys, quien fue designado por el propio rey Luis XVIII para capitanear la fragata aun cuando apenas había navegado en los anteriores 20 años. Luego, porque no había botes suficientes para la totalidad de los tripulantes. Y por último, porque 132 personas murieron de hambre, inanición, deshidratación, asesinados, y todo esto significó la mayor de las vergüenzas para la monarquía francesa recién instaurada.

Théodore Géricault, pintor romántico, tenía 25 años cuando ocurrió la tragedia de la Medusa y desde la profunda conmoción que le produjo el hecho quiso llevar al lienzo el naufragio. Uno de los quince supervivientes, Jean Baptiste Henri Savigny, médico y cirujano de profesión, escribió un informe en el que narra todos los acontecimientos del naufragio y acusa a las autoridades de negligencia, corrupción, y, al final, abandono, pues ni siquiera indemnizó a los supervivientes. Fue también quien reveló los actos de canibalismo de los tripulantes y contó a Géricault los detalles del naufragio para que fuera posible la pintura. El pintor hizo construir a Lavillete, carpintero y superviviente del naufragio, una réplica de la balsa a escala. Otro de los naúfragos, Alexandre Corréard, era un ingeniero geólogo y cartógrafo que formaba parte del equipo de científicos que iban a explorar Senegal. Junto con Savigny, escribió el informe relatando los hechos del naufragio.