La agencia Magnum
(Un texto de Victor
Rodríguez en El Magazine de El Mundo del 13 de octubre de 2013)
Desde 1938 Robert Capa
venía dando vueltas a una idea. A él lo que le gustaba era hacer fotos y que se
las pagaran y publicaran bien, pero le fatigaba el engorroso proceso de
negociar adelantos y tarifas con los editores. Debería existir una especie de
cooperativa con los mejores reporteros gráficos del mundo que les permitiera viajar
y hacer fotos desentendiéndose de todo el asunto financiero-burocrático que eso
conllevaba.
Nueve años después, tras
un almuerzo en el restaurante para socios del MoMA de Nueva York, nacía la
agencia Magnum. No deja de ser irónico el lugar donde se celebró la reunión
fundacional, considerando el desdén que sentía Capa respecto del carácter
artístico de su trabajo.
Los socios fundadores
eran siete: un fotógrafo húngaro (Robert Capa), uno francés (Henri
Cartier-Bresson), uno polaco (David Seymour Chim),
uno inglés (George Rodger) y uno norteamericano (Bill Vandivert), a los que se
añadieron Rita Vandivert (esposa y asesora financiera de Bill y buena
conocedora de los entresijos del negocio fotográfico) y Maria Eisner, editora y
agente fotográfica que había nacido en Milán, crecido en Alemania y con la que
Capa y Gerda Taro habían trabajado en París en los años 30. Se discute si fue
Capa o Rita Vandivert quien propuso el nombre de Magnum, pero, en cualquier
caso, la doble asociación, por un lado, con la agresividad y la dureza de una
pistola, por otro con el éxito de una gran botella de champán, encantó a todos.
Durante los años
siguientes se fueron incorporando nombres selectos del reporterismo gráfico:
Werner Bischof, Emest Haas, Erich Lessing, Inge Morath... No todo fue fácil.
Richard Whelan, biógrafo de Capa, asegura que durante los años 50 la agencia atravesó
problemas financieros y que, en alguna ocasión, las deudas se pagaron con las
ganancias en las apuestas en las carreras de caballos del propio Capa y otros
socios. Pero lo cierto es que en las décadas siguientes Occidente vio el mundo a
través de los ojos de Magnum Sus reportajes, de todas partes del mundo, se
publicaban con gran despliegue en las florecientes revistas ilustradas europeas
y americanas en el periodo de exuberancia económica que siguió a la II Guerra
Mundial y la reconstrucción de Europa.
En junio de 1955, ocho
años después de la fundación de la agencia y uno después de las muertes de dos
de sus miembros, Robert Capa y Werner Bischof, se inauguró en el Instituto
Francés de Innsbruck, en Austria, la primera exposición independiente de
fotógrafos de Magnum de la que hay constancia. Unas semanas antes se habían expuesto
en París trabajos de Magnum, se desconoce cuáles, pero fue en el marco de una
muestra colectiva, la Biennale Photo Cinéma Optique.
Llevaba por título Gesicht der Zeit (el rostro del tiempo)
y la conformaban 83 imágenes en blanco y negro obra de ocho fotógrafos de Magnum:
Robert Capa, Henri Cartier-Bresson, Werner Bischof, Ernest Haas, Mark Riboud,
Erich Lessing, Inge Morath y Jean Marquis. Se ignora quién hizo la selección de
las imágenes y con qué criterios. La muestra estuvo dos meses en Innsbruck y
luego viajó entre 1955 y 1956 a Viena, Bregenz, Graz y Linz, todas ellas
ciudades de Austria. Ahí se perdió su rastro.
Hasta que en 2006
alguien encontró unas cajas en los sótanos del Instituto Francés de Innsbruck.
Cuando las abrieron se encontraron las 83 imágenes de Gesicht der Zeit. Presumiblemente, se devolvieron a Innsbruck tras
la exposición de Linz y allí quedaron olvidadas 50 años.
“El Director del
Instituto Francés de Innsbruck me llamó y le pedí que nos las enviaran", cuenta
Andréa Holzherr, directora de exposiciones de Magnum, desde la oficina de la
agencia en París. "Tuvimos que restaurarlas porque estaban en unas condiciones lamentables,
muy sucias. Pero ahora tienen un gran valor porque conforman la única
exposición de época de los primeros tiempos de Magnum que se conserva en su
forma original".
[…] Paradójicamente, y
aunque hay algunas fotografías magistrales en la muestra, Capa es, tal vez, lo
menos interesante de la misma. Lejos de sus poderosas instantáneas del frente o
la retaguardia, las tres fotografías del húngaro que se incluyen las tomó en
unas fiestas populares en el País Vasco francés en 1951.
Eran tiempos en los que
andaba algo desencantado con la profesión. Tras cubrir la guerra de Palestina y
la fundación del Estado de Israel, en 1948, se había alejado de la fotografía
de conflicto. Entre el rechazo y la añoranza, se resistió a ir a la guerra de
Corea (1950-1953). Se ocupaba de los asuntos de Magnum y la mayoría de encargos
que aceptaba eran para Holiday, una
revista de viajes destinada a las-clases altas. Además del mil veces repetido
lema suyo de “si tu foto no es suficientemente buena, es que no estabas
suficientemente cerca", hay otro consejo que solía dar a los fotógrafos: "Disfruta
de la gente y haz que la gente sepa que estás disfrutando". No está muy claro
que Capa estuviera disfrutando de la fotografía esos días. De hecho, Richard Whelan
recoge en su biografía del fotógrafo el fragmento de una carta que le escribió
a su amigo John Morris por entonces: "He decidido, definitivamente, volver
a trabajar de verdad, y hacerlo pronto. No sé dónde ni cómo, pero se acabó la
etapa de Deauville y Biarritz".
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