La naturaleza cura
(Un artículo de Carlos Rico en el suplemento dominical del
Periódico de Aragón del 2 de enero de 2011)
“Al hablar de tónicos nos viene a la cabeza la imagen de los
charlatanes de feria, de las píldoras mágicas, de la panacea. Pero no nos
equivoquemos: los tónicos están muy estudiados por la ciencia, se conocen sus
mecanismos bioquímicos y están gozando de gran estimación entre médicos y
pacientes”. El doctor Andrew Weil (Filadelfia, Estados Unidos, 1942) defiende
en sus libros el uso de las drogas naturales como el remedio orgánico necesario
a las enfermedades de la sociedad contemporánea. Graduado en Harvard y director
del Centro de Medicina Integrativa de Arizona, Weil es el gurú de una filosofía
médica que reclama la farmacopea tradicional como vehículo para el bienestar
integral del paciente. Divulgadores como Weil son los responsables de que la
hierba de San Juan o la jalea real se vendan en farmacias y parafarmacias como
sustitutivos sostenibles de los antidepresivos. Y de la India a Japón, un nuevo
catálogo de drogas milenarias componen una creciente industria para la curación
alternativa. Sin química sintética. Sin laboratorios. La naturaleza como
sanador máximo.
Entre las smart drugs, el antidepresivo orgánico más popular son las grajeas con extracto de hipérico o hierba de San Juan, cuyas propiedades fueron alabadas ya en la Grecia clásica para curar la ansiedad, y la raíz del ashwagandha triunfa en Occidente como uno de los adaptógenos naturales más indicados para la neurosis y el tratamiento del estrés. Otra hoja de arbusto, el ginkgo biloba, venerado en China y Japón desde tiempos inmemoriales, es hoy una de las más utilizadas para tratar procesos neurodegenerativos y mejorar la capacidad metabólica de los tejidos. Además de en extractos o en grajeas, también llegan a las parafarmacias drogas naturales en forma de hongos, como el shiitake, considerado un excepcional fortalecedor del sistema inmunológico y un aliado contra el envejecimiento que el médico chino Wu Juei, de la dinastía Ming describió como “la energía de la vida”. Por su parte, el reishi, llamado “el hongo espiritual”, es milenariamente célebre para combatir la hipertensión y recientemente se ha comprobado su efectividad en el combate contra el cáncer.
Esta moderna homeopatía ofrece remedios orgánicos para
los todos los males contemporáneos: el aceite de onagra combate la
esquizofrenia; el astrágalo, el alzhéimer, y el ginseng siberiano o la uva de
biotta se descubren como los mejores energizantes ecológicos. Sin recetas ni
milagros, las drogas biológicas parecen ser mucho más que una cuestión de fe.
Como dice Weil: “La naturaleza cura”.Entre las smart drugs, el antidepresivo orgánico más popular son las grajeas con extracto de hipérico o hierba de San Juan, cuyas propiedades fueron alabadas ya en la Grecia clásica para curar la ansiedad, y la raíz del ashwagandha triunfa en Occidente como uno de los adaptógenos naturales más indicados para la neurosis y el tratamiento del estrés. Otra hoja de arbusto, el ginkgo biloba, venerado en China y Japón desde tiempos inmemoriales, es hoy una de las más utilizadas para tratar procesos neurodegenerativos y mejorar la capacidad metabólica de los tejidos. Además de en extractos o en grajeas, también llegan a las parafarmacias drogas naturales en forma de hongos, como el shiitake, considerado un excepcional fortalecedor del sistema inmunológico y un aliado contra el envejecimiento que el médico chino Wu Juei, de la dinastía Ming describió como “la energía de la vida”. Por su parte, el reishi, llamado “el hongo espiritual”, es milenariamente célebre para combatir la hipertensión y recientemente se ha comprobado su efectividad en el combate contra el cáncer.
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