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domingo, marzo 30

Musas: la voz cantante IV



(Un texto de Isabel Navarro en la revista Mujer de Hoy del 2 de agosto de 2008)

Frédéric Chopin & George Sand

Tras el seudónimo de George Sand estaba Aurore Dupin, la escritora francesa más importante del siglo XIX. Su padre era aristócrata, pero su madre había trabajado como prostituta. Aurore creció salvaje en Nohant, la hermosa mansión solariega de la abuela, montando a caballo, vistiéndose como un muchacho y leyendo los miles de libros de la biblioteca familiar.

En su vida privada, siempre mostró un absoluto desprecio por las convenciones sociales. Tuvo un primer matrimonio fracasado cuyo divorcio la arruinó, pero poseía una ardiente y generosa capacidad para enamorarse y los primeros años de su vida fueron un vaivén de pasiones.

Usaba ropa de varón, fumaba puros y tuvo dos hijos con padres distintos. A los 34 años estaba “hastiada de perseguir sombras", deseaba un amor sereno y en ese momento apareció Chopin, un exiliado polaco de 28 años, con un carácter difícil, tuberculosis y una cierta aprensión por el sexo. George se volcó con él: le cuidaba, le mimaba, le protegía, fue un hijo más para ella. Estuvo 11 años con el músico, los siete últimos "viviendo con él y con los demás como una virgen”.

Aunque la relación estaba muerta, sólo rompieron cuando se dio cuenta de que Chopin se había enamorado de su hija Solange. Nunca se lo perdonó y poco después el compositor murió. George, sin embargo, fue una mujer longeva. Querida y admirada por los artistas de su época, mantuvo un febril diálogo con todos ellos y sus cartas publicadas ocupan 25 tomos. La aversión de Flaubert al sentimentalismo es legendaria, pero cuando ella se fue confesó: "En su funeral, lloré como un tonto".

Una frase del músico
“Sus miradas ardientes me robaban el corazón”.

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