Musas: la voz cantante IV
(Un texto de Isabel Navarro en la revista Mujer de Hoy del 2 de agosto
de 2008)
Frédéric Chopin & George
Sand
Tras el seudónimo de George Sand estaba Aurore Dupin, la escritora francesa
más importante del siglo XIX. Su padre era aristócrata, pero su madre había trabajado
como prostituta. Aurore creció salvaje en Nohant, la hermosa mansión solariega
de la abuela, montando a caballo, vistiéndose como un muchacho y leyendo los miles
de libros de la biblioteca familiar.
En su vida privada, siempre mostró un absoluto desprecio por las convenciones
sociales. Tuvo un primer matrimonio fracasado cuyo divorcio la arruinó, pero poseía
una ardiente y generosa capacidad para enamorarse y los primeros años de su vida
fueron un vaivén de pasiones.
Usaba ropa de varón, fumaba puros y tuvo dos hijos con padres distintos.
A los 34 años estaba “hastiada de perseguir sombras", deseaba un amor
sereno y en ese momento apareció Chopin, un exiliado polaco de 28 años, con un
carácter difícil, tuberculosis y una cierta aprensión por el sexo. George se volcó
con él: le cuidaba, le mimaba, le protegía, fue un hijo más para ella. Estuvo 11
años con el músico, los siete últimos "viviendo con él y con los demás como
una virgen”.
Aunque la relación estaba muerta, sólo rompieron cuando se dio cuenta
de que Chopin se había enamorado de su hija Solange. Nunca se lo perdonó y poco
después el compositor murió. George, sin embargo, fue una mujer longeva.
Querida y admirada por los artistas de su época, mantuvo un febril diálogo con
todos ellos y sus cartas publicadas ocupan 25 tomos. La aversión de Flaubert al
sentimentalismo es legendaria, pero cuando ella se fue confesó: "En su funeral,
lloré como un tonto".
Una frase del músico
“Sus miradas ardientes me robaban el corazón”.
Etiquetas: Pongámosle música
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