El cubo de Rubik
(Un texto de Picos
Laguna en el suplemento dominical del Heraldo de Aragón del 25 de mayo de 2014)
El cubo de Rubik cumple
40 años y sigue despertando la misma curiosidad y desesperación que el primer
día. Un juego pensado por su creador para enseñar a agilizar la mente y la
visión espacial, y del que se hacen hasta campeonatos del mundo.
[…]Dominar el arte del
cubo de Rubik no es tener destreza con las manos, es tener agilidad en la mente
y visión espacial, que no es lo mismo. Y hasta que se consigue, el cerebro se
pierde, sufre una barbaridad y siente hasta complejo de inútil.
Creado en 1974 por el
escultor y profesor de arquitectura húngaro Erno Rubik, es mucho más que el
objeto de entretenimiento que se utiliza en la actualidad, porque lo diseñó
como una herramienta para enseñar a sus alumnos cómo se mueven los objetos en
el espacio. Si tratamos (¡y conseguimos!) resolverlo lo más rápido posible, la
mente se acostumbra a pensar y ver espacialmente con mayor facilidad. Pero
hasta que lo hacemos es una locura que nos mantiene atrapados como un imán a
esos cuadrados de colores con los que llegamos a soñar y hasta a obsesionarnos.
¿A que sí?
El pasado [19 de mayo]
fue el 40º cumpleaños de este invento que tiene hasta 16 variaciones a cual más
complicada, porque si comenzó siendo 3x3 cuadraditos (ocho vértices y doce
aristas), y ya era difícil, los hay de 4x4, 5x5, 6x6, 7x7... y así hasta llegar
a los que solo al verlos se nos va la cabeza, como el megaminx (un poliedro
formado por 12 pentágonos) o el super-cubix, bastante raro (un cubo que al mezclarlo
se pierde la forma totalmente). Pero también hay un 2x2 de bolsillo para
ansiosos.
La gracia de este juego
es hacerlo lo más rápido posible. No creo que haya que explicarlo, pero, por si
acaso, consiste 'simplemente' en mover las piezas hasta conseguir poner todas
las caras del mismo color. Se dice que existen cuarenta y tres trillones doscientos
cincuenta y dos mil tres billones doscientos setenta y cuatro mil cuatrocientos
ochenta y nueve millones ochocientos cincuenta y seis mil permutaciones posibles.
Sin embargo, hay muchos que pueden resolverlo en solo unos minutos, gracias al
empleo de algoritmos o técnicas sumamente eficaces, que limitan la cantidad de
movimientos necesarios a unos pocos. Pero, utilizando un superordenador, se ha
llegado a establecer en 23 el número de movimientos necesarios para armar el
cubo a partir de cualquier posición inicial. El estudio lo ha llevado a cabo Tomas
Rokicki, lo ha publicado bajo el nombre Twenty-Three Moves Suffice, y le ha
puesto de nombre 'algoritmo de Dios'.
Podemos llamarlo como
quieran, pero el caso es que hay verdaderos virgueros que en unos segundos te
lo montan, y existen numerosas competiciones internacionales donde lucirse. El
primer torneo mundial lo organizó en 1981 el Libro Guinness y el ganador fue el
alemán Juri Froesch que lo hizo en 38 segundos. Desde 2003, las competiciones se
determinan por el promedio de tiempo (de 5 intentos); pero el mejor tiempo único
de todos también lo registra la World Cube Association (WCA), que mantiene el
registro de las plusmarcas mundiales. Ahora hay un montón de modalidades a cuál
más compleja, como la de hacerlo a ciegas, con una sola mano o con los pies. Y para
rizar más el rizo, también las hay entre dos personas: una con los ojos
vendados y la otra es quien le da las instrucciones de movimientos; O la de
resolver el cubo bajo el agua en una sola respiración. La actual plusmarca
mundial la ostenta el holandés Mats Valk con un mejor tiempo de 5,55 segundos,
en 2013.
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