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lunes, junio 2

El cubo de Rubik



(Un texto de Picos Laguna en el suplemento dominical del Heraldo de Aragón del 25 de mayo de 2014)

El cubo de Rubik cumple 40 años y sigue despertando la misma curiosidad y desesperación que el primer día. Un juego pensado por su creador para enseñar a agilizar la mente y la visión espacial, y del que se hacen hasta campeonatos del mundo. 

[…]Dominar el arte del cubo de Rubik no es tener destreza con las manos, es tener agilidad en la mente y visión espacial, que no es lo mismo. Y hasta que se consigue, el cerebro se pierde, sufre una barbaridad y siente hasta complejo de inútil.

Creado en 1974 por el escultor y profesor de arquitectura húngaro Erno Rubik, es mucho más que el objeto de entretenimiento que se utiliza en la actualidad, porque lo diseñó como una herramienta para enseñar a sus alumnos cómo se mueven los objetos en el espacio. Si tratamos (¡y conseguimos!) resolverlo lo más rápido posible, la mente se acostumbra a pensar y ver espacialmente con mayor facilidad. Pero hasta que lo hacemos es una locura que nos mantiene atrapados como un imán a esos cuadrados de colores con los que llegamos a soñar y hasta a obsesionarnos. ¿A que sí?

El pasado [19 de mayo] fue el 40º cumpleaños de este invento que tiene hasta 16 variaciones a cual más complicada, porque si comenzó siendo 3x3 cuadraditos (ocho vértices y doce aristas), y ya era difícil, los hay de 4x4, 5x5, 6x6, 7x7... y así hasta llegar a los que solo al verlos se nos va la cabeza, como el megaminx (un poliedro formado por 12 pentágonos) o el super-cubix, bastante raro (un cubo que al mezclarlo se pierde la forma totalmente). Pero también hay un 2x2 de bolsillo para ansiosos.

La gracia de este juego es hacerlo lo más rápido posible. No creo que haya que explicarlo, pero, por si acaso, consiste 'simplemente' en mover las piezas hasta conseguir poner todas las caras del mismo color. Se dice que existen cuarenta y tres trillones doscientos cincuenta y dos mil tres billones doscientos setenta y cuatro mil cuatrocientos ochenta y nueve millones ochocientos cincuenta y seis mil permutaciones posibles. Sin embargo, hay muchos que pueden resolverlo en solo unos minutos, gracias al empleo de algoritmos o técnicas sumamente eficaces, que limitan la cantidad de movimientos necesarios a unos pocos. Pero, utilizando un superordenador, se ha llegado a establecer en 23 el número de movimientos necesarios para armar el cubo a partir de cualquier posición inicial. El estudio lo ha llevado a cabo Tomas Rokicki, lo ha publicado bajo el nombre Twenty-Three Moves Suffice, y le ha puesto de nombre 'algoritmo de Dios'.

Podemos llamarlo como quieran, pero el caso es que hay verdaderos virgueros que en unos segundos te lo montan, y existen numerosas competiciones internacionales donde lucirse. El primer torneo mundial lo organizó en 1981 el Libro Guinness y el ganador fue el alemán Juri Froesch que lo hizo en 38 segundos. Desde 2003, las competiciones se determinan por el promedio de tiempo (de 5 intentos); pero el mejor tiempo único de todos también lo registra la World Cube Association (WCA), que mantiene el registro de las plusmarcas mundiales. Ahora hay un montón de modalidades a cuál más compleja, como la de hacerlo a ciegas, con una sola mano o con los pies. Y para rizar más el rizo, también las hay entre dos personas: una con los ojos vendados y la otra es quien le da las instrucciones de movimientos; O la de resolver el cubo bajo el agua en una sola respiración. La actual plusmarca mundial la ostenta el holandés Mats Valk con un mejor tiempo de 5,55 segundos, en 2013.

Hay todo tipo de foros y tutoriales por internet; incluso clubes, y no es que sean un panda de frikis, sino que una vez metido en él es difícil escapar de querer seguir aumentando en su dificultad. Porque, el cubo es el pionero de todos los juegos de concentración que hace simple al Candy Crash, porque tiene el plus añadido de que lo sientes en las manos y ¡cómo no va uno a tener ganas de dominarlo!