Estudiar en el extranjero: viejas historias
(Leído en un texto de
Ángel Garcés Sanagustín en el Heraldo de Aragón del 17 de noviembre de 2013. Otra
demostración de poca visión de futuro de nuestros dirigentes… Y como la cosa no
ha cambiado, así nos va…)
[…] El 22 de noviembre
de [1559], Felipe II promulga, en medio de los autos de fe de Valladolid y
Sevilla contra los luteranos, la pragmática que prohíbe a los súbditos de
Castilla estudiar en el extranjero. Dicha disposición se aplicará también a los
naturales de la Corona de Aragón a partir de 1.568. Se pretende que las ideas
luteranas no lleguen a la península y se consigue que los españoles con más iniciativa
y talento no puedan estudiar ya en ninguna universidad o colegio extranjero salvo
los de Coimbra, Roma, Nápoles y San Clemente de Bolonia.
Lo que sucedió después
ya lo sabemos. Los Pirineos se erigen en una gran muralla que frenará la
llegada de nuevas ideas y de cualquier atisbo de modernidad. Es curioso, su
política se iba a volver contra Felipe II. El Rey achacó a los elementos naturales
el desastre de su mayor empeño bélico, la Armada Invencible. La espada de Dios
terminó echándole la culpa al Altísimo de su peor derrota. Aunque, en honor de
la verdad, la culpa la tuvieron los elementos, sí, pero los elementos a cargo
de la planificación y la posterior dirección, que en la Armada invencible
fueron un ejemplo palmario de desorganización y corrupción. […]
Etiquetas: Pequeñas historias de la Historia
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