Aprenda a respirar… no es tan fácil
(Un texto de Lucía Fernandez Altuna en el XLSemanal del 7 de
abril de 2013)
... y, sin embargo, resulta vital. Hacerlo correctamente
mejora todo nuestro organismo, desde el rendimiento intelectual al aparato
digestivo. Por eso, cada vez cobra más importancia en tratamientos médicos y
terapias de bienestar. En Estados Unidos se ha puesto de moda el 'breathing',
técnicas para aprender a respirar. Coja aire.
La forma en que respiramos es una de las cosas que más
influye en nuestra vitalidad y serenidad. Como es una función que controlamos
completamente con nuestra voluntad, es esencial saber cómo respirar y cómo
controlar y ejercitar nuestra respiración. Entre los muchos beneficios de
hacerlo bien están que procura calma interior, limpia el organismo y ayuda al
dominio de la mente. «Donde está la respiración está la mente, y donde se
encuentra la mente está la respiración. Si mantenemos una respiración pausada y
completa sin forzar, es muy difícil que sintamos inquietud. Por otra parte, la
inquietud nos lleva invariablemente a acelerar la respiración, al contrario que
la depresión, donde la respiración se acorta y debilita, reflejando la falta de
vitalidad de su dueño», explica el experto en bienestar Ramón Villaamil.
El primer paso.
Para respirar correctamente, la primera condición es tener la capacidad de usar
la totalidad de los pulmones. La inspiración comienza en la parte alta del
pecho (al principio de la garganta, entre las clavículas) y termina en la parte
baja de los pulmones, cuando al inflarse de aire mueven el diafragma y se
abulta el estómago. La espiración lleva el recorrido inverso. Es relativamente
frecuente que determinadas personas tengan trabas físicas o psíquicas que les
impidan el completo uso de los pulmones. Estas limitaciones se pueden superar
mediante terapias que nos deshagan los nudos en el tejido conjuntivo
inconsciente, como la fisiología, la osteopatía, el rolfing, la kinesiología o la técnica Alexander.
El segundo paso.
Una vez que podemos utilizar toda nuestra capacidad pulmonar, debemos aprender
a respirar siguiendo tres fases sucesivas: la torácica superior, la intermedia
que expande las costillas y la baja que expande el diafragma. Esto puede
aprenderse practicando yoga o chi kung.
Da igual la escuela yóguica, todas practican las posturas combinadas con la
respiración diafragmática. Cualquier práctica respiratoria debe ser enseñada
por una persona cualificada, porque mal practicadas perjudican. Existe también
la fisioterapia respiratoria, un método médico por el que se reaprende a
respirar. Suele aplicarse a personas con trastornos respiratorios: EPOC, asma,
fibrosis quística y enfermedades neuromusculares.
El tercer paso. El
objetivo final es respirar correctamente en nuestro día a día. «La respuesta es
la respiración natural y no es una expresión de Perogrullo. Es un tipo de
respiración sutil y suave que la mayoría de nosotros no practicamos por el
ritmo acelerado de vida, el estrés o, simplemente, porque se nos ha olvidado»,
explica Villaamil. Los expertos suelen poner como ejemplo a los niños, que
cuando respiran se les mueve el vientre, sube y baja, más que el pecho. Todas
las escuelas orientales coinciden en lo importante de respirar de manera sutil;
sin embargo, Villaamil no recomienda a ningún sabio oriental, sino a un médico
soviético del siglo XX: el doctor Konstantin Buteyko.
Buteyko pensaba que era fundamental reeducar la respiración.
Aseguraba que la mayoría de la gente hiperventila, ya que realiza respiraciones
torácicas demasiado bruscas y profundas. Y, según él, esta hiperventilación
alveolar es la causa de gran parte de las «enfermedades de la civilización»:
bronquiales, cardiovasculares, alérgicas...
La esencia del método Buteyko consiste en relajar la
respiración haciéndola predominantemente abdominal (el motor de la respiración
completa es el diafragma), menos profunda y más suave. En sus comienzos,
Buteyko pasó cientos de horas sentado junto a la cama de pacientes anotando las
pautas respiratorias previas a la muerte. Observó una considerable y uniforme
profundización de la respiración en los que se acercaban al final. Se hizo muy
conocido porque, observando la respiración, era capaz de pronosticar con días y
horas el tiempo que le faltaba a un paciente para morir.
Buteyko comenzó tratando a los 200 especialistas médicos que
trabajan en su laboratorio y, a partir de ahí, extendió su tratamiento a otros
pacientes. Ya en enero de 1967 tenía documentados mil casos de curaciones de
asma, hipertensión y angina.
Él mismo sufrió hipertensión, pero fue capaz de corregirla.
Dedujo que si reducía la respiración, si la hacía más suave y relajada, algunos
problemas como el dolor de cabeza o las taquicardias disminuían. Y comenzó a
desarrollar su método.
Según las investigaciones de Buteyko, la hiperventilación
causa una disminución del dióxido de carbono, lo cual provoca una contracción
en los vasos sanguíneos y falta de oxígeno en los tejidos, lo cual activa toda
una serie de mecanismos de defensa que acaban en enfermedades.Buteyko defiende
que la hiperventilación y sus consecuencias desaparecen cuando se practica la
respiración natural, suave, en la que se reduce la cantidad de aire que se
respira por minuto. Se estima que en un estado relajado la media correcta
debería ser de ocho a diez respiraciones por minuto y lo óptimo, de cinco a
siete.
Hoy, todos los médicos están de acuerdo en la importancia de
una respiración correcta. Además de las investigaciones de Buteyko, estudios
científicos recientes corroboran el vínculo entre la respiración y el
funcionamiento de nuestros órganos vitales. Un estudio del doctor J. V. Hardt,
del Instituto Biocibernauta de Canadá, ha demostrado que la respiración incide
en el funcionamiento cerebral. Cuando se respira de manera abdominal o
completa, el cerebro emite más ondas alfa. Y yendo un paso más allá, el estudio
del doctor Herbert Benson, de la Universidad de Harvard, establece que
determinado tipo de respiración permite alcanzar un estado de relajación desde
el que podrían controlarse síntomas y reacciones fuera de la influencia
consciente.
Pero sin entrar en estados cercanos a la meditación y el
misticismo, lo que es indudable es que la respiración natural en el día a día
puede mejorar nuestra calidad de vida, física y anímica. Y pasa por tomar
conciencia de su importancia y pensar antes de respirar. Lo que se puede
igualmente enunciar al revés: respirar bien le hará pensar mejor.
Tres errores que
quizá usted cometa
No inspire por la boca.
La respiración debe comenzar por la nariz. Solo en ejercicios específicos se
indica inspirar por la boca, pero en la vida cotidiana hay que inspirar por la
nariz, porque las fosas nasales filtran las partículas tóxicas y calientan el
aire para que sea mejor asimilado.
No desaproveche su
capacidad pulmonar. La mayoría solo utilizamos una parte de nuestra
capacidad respiratoria pulmonar. Para que la inspiración sea correcta, debe
implicar a su diafragma.
No fume. El
cigarrillo impide una correcta oxigenación no solo porque hace más frecuente la
inspiración por la boca, sino porque para la hemoglobina -partícula de los
glóbulos rojos que transporta oxígeno- es más fácil combinarse con el monóxido
de carbono del cigarrillo que con el oxígeno. En lugar de optar por el aire
puro, forma carboxihemoglobina e impide la oxigenación de los tejidos.
Beneficios de
hacerlo bien
Cerebro. Este
órgano precisa oxígeno y requiere tres veces más que el resto del cuerpo.
Respirar bien aumenta la capacidad de concentración y su rendimiento.
Sistema nervioso.
Además del cerebro, la correcta oxigenación beneficia a los centros nerviosos.
La respiración lenta, profunda y rítmica provoca un estímulo reflejo del
sistema nervioso parasimpático. Esto produce una relajación de los músculos y
baja los niveles de ansiedad.
Corazón. Reduce
la carga de trabajo del corazón. Una mayor cantidad de oxígeno entra en
contacto con la sangre y, así, los tejidos pueden oxigenarse sin que el corazón
se tome un trabajo extra. Además, estimula la circulación sanguínea.
Órganos digestivos.
Provoca que el cuerpo mejore su capacidad para digerir y asimilar los
alimentos. Los órganos digestivos, como el estómago, reciben mayor cantidad de
oxígeno y, por lo tanto, su funcionamiento a la larga resulta más eficaz.
Además, el correcto movimiento del diafragma 'masajea' los órganos abdominales:
estómago, hígado, intestino y páncreas.
Toxinas. Estimula
el intestino y los riñones, con lo que se mejora la eliminación de toxinas. La
mayor oxigenación en los pulmones también favorece esa eliminación.
Piel. Se vuelve
más suave y se reduce la aparición de arrugas faciales con la oxigenación.
Control de peso.
El control de la respiración calma la ansiedad y, por lo tanto, la necesidad de
comer. Los ejercicios respiratorios pueden ser un aliado de las dietas.Además,
el suministro extra de oxígeno.
El test. ¿Respira
usted bien?
Le proponemos una sencilla prueba que ideó el doctor Buteyko
para comprobar si su nivel de respiración es correcto.
1. La prueba debe hacerse por la mañana, nada más
despertarse, sin levantarse siquiera de la cama y tumbado de espaldas.
2. Se realizan varias respiraciones normales sin forzar y,
al finalizar, una exhalación; se tapan boca y nariz. Se debe aguantar sin aire,
pero sin forzar. No se trata de ver cuánto se aguanta sin respirar, sino de
medir cuándo surge la necesidad de inhalar aire.
3. La forma de comprobar que estamos haciéndolo bien es ver
cómo realizamos la primera inhalación tras la pausa: si esta es normal, lo
habremos hecho correctamente; si es acelerada, no valdrá la prueba.
4. Para el doctor Buteyko, un buen estado de salud se ve
reflejado por una pausa de control (el tiempo sin respirar, pero sin forzar) a
partir de 30 segundos. Lo deseable son 60. Por debajo de 20 estaremos en un mal
estado, próximo a la aparición de desórdenes, por ejemplo, la apnea del sueño.
Etiquetas: Pensando en la salud
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