Plaza de Los Sitios, de visitas reales y juegos de niños
(Un texto de B. Alquézar en el Heraldo de Aragón del 12 de octubre
de 2014)
Un espacio surgido entre pabellones de la primera exposición
celebrada en Zaragoza, en 1908, ha sabido mantener su atractivo con el paso de los
años, con un lugar siempre reservado a los más pequeños.
Los más pequeños han sido y siguen siendo los protagonistas de
la plaza de Los Sitios. Los jardines que sirvieron de centro de la que fuera la
Exposición Hispano-Francesa de 1908, resisten a los cambios de la ciudad y
continúan albergando uno de los escasos rincones verdes del centro. El espacio
robado a la antigua huerta de Santa Engracia fue diseñado por el arquitecto Ricardo
Magdalena. La plaza sigue rodeada de algunos de los edificios más elegantes de
la ciudad de estilo modernista y racionalista, aunque quedan en parte ocultos a
la vista por los árboles.
Los pequeños eran los que más disfrutaban del espacio
también hace cincuenta años. Con sus niñeras ocupaban los bancos y correteaban por
los caminos que separaban las zonas verdes, ahora asfaltados. […]
Por ella también han paseado reyes, políticos y empresarios ilustres.
Don Alfonso XIII y doña María Victoria Eugenia la visitaron el 28 de octubre de
1908 para inaugurar el monumento de los Sitios que la preside. Fue el año del
centenario de la heroica defensa que hizo la ciudad ante el asalto de las
tropas napoleónicas. El autor del monumento fue Agustín Querol, que ya había
realizado para la ciudad el dedicado a los Mártires de la Religión y de la
Patria de la actual plaza de España. Los monarcas también recorrieron los entonces
pabellones de la Exposición Hispano-Francesa, convertidos hoy en edificios como
el Museo de Zaragoza o la sede de Cruz Roja. Entre la extensa comitiva que acompañó
a los reyes estaba Antonio Maura, presidente del Consejo de Ministros y el
alcalde de Zaragoza, Antonio Fleta. El empresario Basilio Paraíso, impulsor de la
muestra, encabezó la comitiva empresarial. Según la exhaustiva crónica que
recogió HERALDO, los monarcas alabaron la instalación realizada por La
Veneciana, empresa de Paraíso, tomaron un chocolate de Zorraquino y recibieron cajas
de bombones en el pabellón Orús.
Entre los elementos que quedan en el recuerdo está el
quiosco de la música que ocupaba uno de sus extremos. Ejemplo del modernismo zaragozano,
fue construido también para la exposición de 1908. Durante años sirvió de baile
para los jóvenes, del que salió más de una pareja entre las muchachas y los
cadetes, según recuerdan quienes conocieron esas verbenas y aún disfrutan
evocándolas desde los bancos de la plaza. Fue llevado al cercano paseo de la
Independencia, para volver a la plaza y terminar en el parque Primo de Rivera
(hoy Parque Grande). […]
Etiquetas: Sin ir muy lejos
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