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lunes, julio 4

El secreto está en tus uñas

(Un texto de B. Navarro en la revista Mujer de Hoy del 1 de agosto de 2015)

Las uñas hablan de ti y de lo que sucede en tu organismo. Sus cambios de color, su fragilidad, sus estrías delatan enfermedades o, incluso aportan datos sobre tu estado emocional.

Las uñas no saben guardar secretos, nos hablan de todo lo que está pasando en nuestro organismo. Su aspecto delata nuestra edad, nuestros hábitos, nuestros gustos y da pistas, incluso, sobre nuestro estado emocional y de si les prestamos atención o no cuando arrecia el calor. Pero su importancia ''delatora'' va mucho más allá.

Los cambios de color o grosor, su fragilidad, la presencia de estrías o la infección de la piel que las rodea... son signos que pueden hacer sospechar, a ojos de un experto, la existencia de problemas ocultos de salud. ''Las alteraciones en las uñas pueden indicar la presencia de enfermedades cardiacas, hepáticas y renales, linfedema...'', asegura la dra. Rita Rodrigues, especialista del Grupo de Dermatología Pedro Jaén.

Pero empecemos por el principio: ¿qué aspecto tienen cuando están sanas? La uña es una estructura laminada queratinizada que, en condiciones normales, tiene una superficie relativamente lisa, brillante, semitrasparente y de color rosado uniforme, sin manchas ni decoloraciones. Además, deben ser duras y a la vez flexibles para no romperse ante el más mínimo golpe y resistir al contacto con productos de uso cotidiano. Estas propiedades son el resultado de un elevado contenido en queratinas duras y una adecuada proporción de agua.

Y, con la vida que les damos en verano, es fácil que este equilibrio se rompa. Las uñas quebradizas, los hongos y las infecciones son los motivos de consulta más frecuentes, especialmente, en esta época del año. Pero no son los únicos. Repasamos con la experta los principales problemas a los que se enfrentan las uñas en verano, qué pueden significar para nuestra salud y cómo solucionarlos.
  • Tienen estrías
Si son finas y longitudinales, no responden a ningún problema de salud. Si son gruesas, pueden deberse a enfermedades como el liquen plano, la artritis reumatoide, trastornos circulatorios periféricos o traumatismos sobre la matriz. Por otra parte, si aparece una única estría transversal (llamada línea de Beau), es el resultado de que un pequeño traumatismo que ha dañado la matriz. Algo que puede suceder por culpa de una manicura demasiado entusiasta. Pero, cuidado, si aparecen varias de estas líneas transversales, hay que descartar enfermedades coronarias.
Tratamiento.
Aparte de hacerte un buen chequeo, la única solución es esperar a que la uña crezca.
  • Son frágiles
Es un problema que afecta casi exclusivamente a las uñas de las manos y que reflejan una anomalía en la estructura de queratina. En opinión de la dermatóloga, ''puede ser consecuencia de varios factores, como traumatismos, enfermedades dermatológicas, sistémicas (anemia, artritis, osteoporosis...) o deficiencias nutricionales (déficit de vitamina A, C y B16)''. Los factores ambientales que favorecen una deshidratación progresiva de la uña son el contacto frecuente con agua o humedad, productos de limpieza y químicos y detergentes.
Tratamiento.
La suplementación oral con vitaminas, oligoelementos y aminoácidos puede ser útil para mejorar su fuerza y resistencia. Además, pueden hidratarse con cremas con principios activos oclusivos como la vaselina, o humectantes como la glicerina. También hay lacas desarrolladas para reestructurar las uñas frágiles. Paradójicamente, la aplicación repetida de endurecedores puede disminuir su flexibilidad y volverlas más quebradizas.
  • Son muy blandas
¿Se doblan con facilidad sin romperse? Esta alteración de la consistencia puede tener múltiples causas: más humedad de la cuenta (y aquí se incluye el remojo continuo del verano o el sudor que se produce en un calzado poco transpirable), pero también enfermedades como la artritis y el contacto con algunos agentes químicos.
Tratamiento.
Más allá de prevenir la causa, se puede realizar una suplementación oral de vitaminas, aminoácidos y minerales.
  • Tienen un color amarillento
Es una de las características del síndrome de las uñas amarillas, un trastorno poco frecuente que afecta a los sistemas respiratorio, linfático e inmunitario, en micosis por cándidas, o por el uso de determinados medicamentos como las tetraciclinas. Pero lo más común a cualquier edad es que las uñas amarilleen por usar en nuestra pedicura esmaltes de mala calidad o de colores muy oscuros.
Tratamiento.
Aunque no sean tendencia, a la hora de pintarse las unas es más saludable decantarse por colores claros. También conviene dejarlas respirar, al natural, de vez en cuando.
  • Sufren hongos
La infección por hongos se denomina onicomicosis, y es la enfermedad más común que se produce en las uñas. Esta infección hace que se separe de la uña de la base ungueal y que se vuelva gruesa, amarillenta, astillada y sin brillo.
Existen varios factores que aumentan a la propensión a sufrir hongos, como ser diabético, sufrir enfermedad vascular periférica, neuropatías, realizar cierto tipo de actividades deportivas y sufrir traumatismos en las uñas de forma repetida. Su prevalencia aumenta con la edad y afecta con más frecuencia a las uñas de los pies.
Tratamiento.
Dependiendo del tipo de infección, del número de uñas afectadas y de la gravedad de la afectación, se utilizarán durante varios meses medicamentos antifúngicos de aplicación tópica o por vía oral. Complementariamente puede tratarse con Laser Nd:yag o terapia fotodinámica, una técnica no invasiva que aumenta la tasa de curación de la infección. En casos severos se puede incluso intentar la extracción química o quirúrgica de la uña afectada.
  • Se están despegando
Generalmente comienza por el extremo libre y avanza hacia el interior. Suele deberse a una exposición continuada a la humedad, por traumatismos continuados (si eres amante de los zapatos ajustados) o porque se sufren trastornos endocrinos (hipotiroidismo), infección por hongos, psoriasis...
Tratamiento.
Además de tratar la causa, hay otras medidas que ayudan a que el problema no avance: evitar los traumatismos en la zona y el contacto con sustancias irritantes; cortar la uña separada con frecuencia hasta que crezca unida al lecho ungueal; utilizar soluciones antisépticas diariamente para evitar infecciones y no pintarse las uñas ni usar unas artificiales hasta tres meses después de la curación.

Cuídalas (más) en verano
  • Llevar las uñas pintadas...
Día tras día las debilita y dificulta la correcta oxigenación, lo que puede provocar hongos o empeorar el problema si ya existe. Retira el esmalte cada semana y déjalas respirar, al menos, tres días. Antes de volver a darles color, aplica una base protectora.
  • Para limpiarlas:
Usa productos sin acetona, que las reseca y las vuelve quebradizas.
  • Calor y humedad...
Son el hábitat preferido para la proliferación de hongos, verrugas plantares e infecciones, así que en la playa, piscinas o centros termales usa siempre chanclas, seca muy bien los pies después del baño y evita tenerlos continuamente en remojo.
  • Si en verano...
No te separas de tus sandalias, limpia las uñas con frecuencia porque acumulan bacterias que podrían ocasionar problemas. Si, por el contrario, eres más de calzado cerrado, elige zapatos y calcetines transpirables.
  • El sol...
También les afecta. Al final del día puedes regalarles una capa de aceite de almendras o crema humectante, a base de urea y alfa hidroxiácidos para aumentar su capacidad de retención de agua.

¿Sabías que...?
  • Más del 80% de los españoles afirma que el cuidado de las uñas es una cuestión que afecta tanto a la salud como a la estética personal, aunque más de la mitad desconoce las enfermedades que pueden afectar a las uñas.
  • Las uñas de las manos crecen a un ritmo de tres milímetros al mes (tarda entre cuatro y seis semanas en cambiar del todo); las de los pies, solo un milímetro (pueden tardar hasta un año en cambiar).
  • El 33% de las mujeres y el 20% de los hombres ha experimentado sensación de inseguridad o incomodidad debido al mal estado de sus uñas.
  • La onicofagia (el hábito de morderse las uñas) afecta al 45% de los niños y al 10% de los adultos

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