Estos pelos siguen de moda: el musical ‘Hair’ cumple 50 años
(Un texto de Joseba Vázquez en el Heraldo de Aragón del 21
de octubre de 2017)
Se cumple medio siglo del estreno de 'Hair’, un musical rock
transgresor que promulgaba el sexo libre. Nacido en los años más duros de la
Guerra de Vietnam, se mantiene como emblema pacifista.
Con el
amanecer de la era de
Acuario «la paz guiara a los planetas y el amor conducirá a las estrellas». Los
cantantes, actores, dramaturgos y letristas estadounidenses James Rado y Gerome
Ragni expusieron su declaración de intenciones ya en el tema de apertura de su
libreto, la primera de las 27 melodías -algunas muy populares aún hoy-
musicadas por el compositor canadiense Gait MacDermot y englobadas bajo el
título de 'Hair' ('Pelo'). Aquello iba, entre más cosas, de proclama
antibelicista en Los años en que Estados Unidos intensificó al extremo su
intervención en la Guerra de Vietnam. Rado y Ragni comenzaron a trabajar en los
textos y escenografía de 'la obra en 1964. «Éramos grandes amigos, teníamos una
relación apasionada que dirigimos a la creación de esta pieza. Entonces había
tanta emoción en las calles, en los parques y en las áreas 'hippies' que
pensamos que sería maravilloso transmitir esa emoción al escenario», ha
explicado Rado. Lo hicieron. Y con enorme éxito ininterrumpido durante casi
cinco años.
Olvidado subtítulo
'Hair',
con su casi olvidado subtitulo de 'El amor tribal americano', se estrenó el 17
de octubre de 1967 en el Public Theater neoyorquino, una sala de poco más de 200
asientos perteneciente al denominado off-Broadway, esos escenarios alejados del
prestigio y presupuestos que iluminan a su hermano mayor, el circuito de Broadway.
Pero el impacto de este musical rock, rompedor, transgresor y pionero que [ya
tiene] medio siglo de vida, fue tal que seis meses más tarde ya se había hecho
un hueco estelar en la gran avenida de Los espectáculos teatrales más
prestigiosos. La obra debutó el 29 de abril de 1968 en el selecto Biltmore
Theater, donde permaneció sin descanso hasta el 1 de julio de 1972, después de
cumplimentar 1.750 representaciones, record de ese escenario. En el reparto
participaron Los propios Rado y
Ragni y también
Diane Keaton, en un
pequeño papel.
Acusado
en su día de desprecio a la bandera de EE. UU., el musical
ataca frontalmente los convencionalismos de la sociedad americana del momento, censura
el consumismo y el belicismo y defiende la plena libertad, sobre todo la
sexual. Amor tribal. Con los ecos de la Guerra de Vietnam de fondo, 'Hair' cuenta la historia de una 'tribu' de jóvenes inconformistas
que queman las cartas de los reclutas llamados
a filas, desafían los comportamientos racistas, afean las costumbres burguesas,
exploran al máximo su identidad sexual y experimentan con la droga por excelencia
de la época, el LSD. Principios de la contracultura
'hippie' y una colorista explosión de psicodelia. Numerosos impactos reunidos,
especialmente porque en algunas escenas los actores y actrices exhibían desnudos
integrales, lo que hizo que su representación fuera censurada los primeros años
en algunos países. Desde luego, en España.
«Ese
pelo largo es un símbolo de declaración de independencia individual y de ruptura con la sociedad para todos los jóvenes idealistas
de entonces», resume la musicóloga Marta García Sarabia, autora del libro
'Jesucristo Superstar. Ópera rock. La pasión de
Camilo Sesto', editado hace un año. El conocimiento
sobre este segundo título permite a la experta realzar la trascendencia de 'Hair'
en el universo de los musicales. «Innovó por completo. Se ha convertido en un auténtico
clásico, en una obra de culto que inspiro otros muchos musicales rock a nivel
mundial. 'Jesucristo superstar', que es una ópera icónica, bebe de su influencia estructural y
musical. 'Hair' es totalmente pionera en todos los sentidos». Marta García va
mas allá: «Introduce una clara proclama antibelicista. Sus canciones son himnos
que calaron en los gustos de la juventud y la convierten en una obra no sólo atípica
sino también
atemporal». No hay mucha discusión sobre esto si se observa la frecuencia con que
temas como 'Aquarius', 'Good morning starshine', el mismo 'Hair' o 'Let the
sunshine in', la canción final, siguen escuchándose en emisoras de radio o
pubs.
El salto al cine
Es muy
similar la opinión de Íñigo Santamaría Ruiz de Azua, gran conocedor del género
que [publicó en 2017] 'Desde al sur del Pacifico hasta más allá de la Luna', un
recopilatorio de 1.600 páginas en tres volúmenes que documenta todas las
producciones musicales estrenadas en España desde 1955 hasta 2012. «Además de
incorporar al teatro un estilo musical muy próximo al que sonaba entonces en la
radio, mostraba rebeldía en cuanto a la historia que contaba, las letras e
incluso en la forma en que las contaba, con una estructura muy particular». Santamaría
data la llegada de 'Hair' a España en junio de 1970, en la discoteca Picadilly
de Madrid. «Que Daniel Bohr, un joven director de carrera meteórica, se arriesgara
a ofrecer una adaptación en la clandestinidad en plena dictadura de Franco, que
había prohibido su representación aquí, supuso un soplo de libertad; incrementó
su carácter rompedor». Bohr empleó una pequeña artimaña para burlar la censura:
un espectáculo que se presentara como producto de 'variedades' o 'revista' no
precisaba fiscalización de la autoridad. «La tituló 'Picadilly's review' y coló».
Pero solo momentáneamente. «Por desgracia, la censura acabo enterándose y
clausuró el local», ilustra Santamaría.
El
musical pudo verse cinco años más tarde en Barcelona y Madrid, en inglés y bajo
el titulo de 'Rock clásico de los 60', y
ya en 1977 se estrenó la primera versión en castellano y con su nombre original.
En España ha habido otras tres producciones posteriores, en 1989, en 1996 y la
ultima en 2010, ésta dirigida por Daniel Angles.
'Hair'
no precisaba altavoces para ser conocida, pero es una evidencia que la adaptación
cinematográfica dirigida por Milos Forman y estrenada en 1979 le dio mayor
relevancia mundial. El filme no aporta, por lógica, la interacción constante
con el público que se vivía en el teatro, pero si le dota de un dramatismo épico
mayor, especialmente en ese colofón que grita 'Deja que entre la luz del sol'. ¿Un
mensaje idealista? Claro, aunque dice el psicólogo y científico canadiense
Steven Pinker lo siguiente: «Nunca vamos a tener un mundo perfecto, pero no es romántico
o ingenuo trabajar por uno mejor».
Etiquetas: Pongámosle música
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