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domingo, enero 27

Róterdam, la nueva (vieja) Europa

(Un texto de María León en la revista Mujer de Hoy del 15 de abril de 2018)

Quedó arrasada en la II Guerra Mundial y se reinventó con su arquitectura de vanguardia.

Hay una frase de Erasmo de Róterdam que encaja como anillo al dedo con mi pasión viajera: "Para alguien dichoso, todos los países son su patria". Viajar abre la mente y el alma. Y en Róterdam, la ciudad donde nació el filósofo y humanista, esa sensación (y esa alegría) se multiplican por 10.
Esta es la segunda ciudad más importante de Holanda, por detrás de Amsterdam, la capital. Su puerto, el más grande de Europa, tuvo un papel determinante durante la Segunda Guerra Mundial y la ciudad acabó arrasada por culpa de los bombardeos. Reconstruida casi por completo tras la guerra, en ella se fueron integrando diferentes estilos arquitectónicos. Y, paradójicamente, la pérdida de su cuantioso patrimonio cultural durante la contienda permitió el renacer de Róterdam a partir de la segunda mitad del siglo XX.

Desinhibida y tolerante, con una intensa vida nocturna y una increíble oferta cultural, gastronómica y de shopping, descubrir esta ciudad es una experiencia fascinante y cosmopolita, ya que en ella conviven 170 nacionalidades diferentes.

El puente Rijnhavenbrug, justo al lado del Hotel New York, nos lleva al barrio de Katedrecht, una de las zonas de moda. Allí destacan el Fenix Food Factory, un pequeño mercado de comida orgánica, donde es habitual encontrar a gente tomando algo con una cerveza. ¿Una sugerencia alternativa? El restaurante Posse, una nave con aire retro donde, además de comer, podéis disfrutar de galería, librería y tienda.

Otro barrio en auge es Kruisplein/Kruiskade. En él comienza China Town y, aunque hasta hace poco tiempo esta no era la mejor zona de la ciudad, los jóvenes emprendedores están apostando por ella. Merece la pena probar restaurantes como Share Dining, donde se aplica el concepto de "todo para compartir". Y me gustó especialmente el restaurante Ayla, con cocina mediterránea con un toque conceptual, a cuyo frente está el chef Hette Hettema.

La Capilla Sixtina en un mercado

Hacer shopping en Róterdam es toda una experiencia que pasa, en primer lugar, por el Markthal, el mercado interior más grande de Holanda. Diseñado por el estudio MVRDV, alberga en su interior un centenar de puestos de producto local y una grandiosa obra de arte: el Cuerno de la abundancia, de los artistas Arno Coenen e Iris Roskam, realizada con más de 4.000 azulejos. Este megamural, con gigantescos peces, frutas y vegetales, es conocido por muchos como la Capilla Sixtina de la arquitectura contemporánea. En el mercado encontraréis, entre otras cosas, las flores de las que este país es un gran productor -¡y que no solo son tulipanes!-. En las inmediaciones, los martes y los sábados podréis disfrutar del mercadillo Binnenrotte, ubicado donde estuvo el primer asentamiento de la ciudad.

Muy cerca de allí también podréis disfrutar de las famosas casas cúbicas del arquitecto Piet Blom, que se construyeron en los años 80. Para Blom, una casa cúbica era como una cabaña en lo alto de un árbol, así que él veía su diseño como un árbol abstracto y el complejo total como un bosque.
Nuestra ruta de shopping sigue por Nieuwe Markt, con tiendas maravillosas como Pantoufle (diseño relajado de inspiración japonesa), Imagine (multimarca), Very Cherry (vintage), Louen (con mucho estilo) o Fleur (moda minimalista). Y entre tienda y tienda, nada mejor que reponer fuerzas en Sajoer, un juice bar perfecto para hacer una pausa.

Tras una jornada de tiendas se impone un buen almuerzo, que disfrutamos en Aloha Bar, en el edificio Tropicana. Decorado con motivos polinesios, este garito parece vivir en un verano eterno, gracias a una terraza desde donde el río Maas se dibuja con pinceladas más paradisíacas. Me encantó el ambiente surfero de este lugar, con su terraza tan agradable junto al río.

En bici, por supuesto

La zona más alternativa de Róterdam está al norte, junto al emblemático puente Hopflein, de madera amarilla. Allí hay una antigua estación con restaurantes muy apetecibles. Y después de un buen paseo, la mejor opción es una sana y suculenta cena orgánica en Dertien, para luego disfrutar de una copa en la calle Witte de Withstraat, una de las más animadas y bulliciosas de la ciudad. Los que prefieran una cita romántica, pueden optar por De Matroos en Het Meisje, en la calle Delistraat, un restaurante con un menú sorpresa, a gusto del chef, siempre con cocina de mercado.

Pero si de paseos hablamos, una de las opciones más recomendables es hacer una ruta arquitectónica en bicicleta con Urban Guides, aunque también hay "taxibotes". Aquí el paseo en bici es obligatorio llueva, truene o nieve, porque es la mejor manera de entender el estilo de vida holandés. Y, además, Róterdam es totalmente llana.

Paseando en bici junto a Gritta Ewald, descubrimos algunos de los edificios más interesantes de la ciudad, como el Museum Rotterdam, que combina su estructura original de 1662, con otro edificio firmado por Rem Koolhaas en 2016, el Stadstimmerhuis New Addition. También visitamos la Oficina de Correos, una de las pocos construcciones que sobrevivió a los bombardeos de la II Guerra Mundial, junto con el Hotel New York; el Ayuntamiento, de 1921; el Hotel Hilton, de Hugh Maaskant, el primero construido tras la guerra, en 1958; la Estación Central, ya contemporánea, realizada por los holandeses Benthem Crouwel y West8, en 2014; y mi favorito: el Unie Cafe, un edificio de estilo Mondrian que creó el arquitecto J. J. P. Oud en los años 30.

Nuestra ruta concluye en la tienda de la diseñadora Susan Bijl, famosa por sus shopping bags sostenibles. Cada año, Bijl convoca a diversos artistas que crean ediciones limitadas que se venden en más de 80 tiendas.

Pero si Róterdam es un auténtico museo de arquitectura al aire libre, no podemos pasar por alto los museos más tradicionales que descubrí alrededor de Het Park, una zona ideal para disfrutar de un paseo y de un brunch dominical, como el de The Harbour Club Restaurant.

¿Los que no deberías perderte? El Museo Marítimo, el Belasting & Douane Museum o el Museum Park; el Kunsthal, de arte contemporáneo; el Boijmans van Beuningen, ubicado en un edificio de 1935 que alberga una colección de arte desde 1400 hasta la actualidad, con obras de Van Eyk, Rembrand, Rubens, Monet, Van Gogh, Picasso o Dalí; y el Fotomuseum.

A Róterdam se puede volar desde Madrid, o bien llegar a Ámsterdam y coger un Intercity que solo tarda media hora hasta destino. El Hotel Mainport nos acogió en nuestra visita y fue una maravilla, ya que está muy bien ubicado, justo enfrente del Puente Erasmo. Nada más cruzarlo llegamos a Wilheminapier, la zona del muelle de Kop van Zuid, y donde mejor se aprecian los contrastes entre los nuevas y los antiguos edificios. Precisamente allí se ha inaugurado el hotel Room Mate Bruno, en un edificio monumental. Y es que esta ciudad está en perpetuo movimiento. Con arte por dentro y por fuera, respeto al medio ambiente, color y cosmopolitismo: cada vez que la visitas es distinta.

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