Checoslovaquia, la invención de un país imposible
(Un texto de Luis Reyes en la revista Tiempo del 28 de
octubre de 2016)
Praga, 28 de octubre de 1918. Se proclama la República de
Checoslovaquia, creación del filósofo Masaryk.
Punto número 10: “Oportunidad para un desarrollo
autónomo de los pueblos del Imperio austrohúngaro”. Así, con una sola línea y
ocupando uno de los últimos puestos de sus Catorce puntos para la paz en
Europa, liquidaba el presidente Wilson una de las construcciones políticas más
complejas y características de la historia de Europa, el Imperio de los
Habsburgo.
La monarquía dual austrohúngara tenía en 1914 la misma
extensión que Francia, aunque una densidad demográfica superior, con 53
millones de habitantes. Sin embargo, no eran una nación, sino un mosaico de
nacionalidades con distintos estatus políticos, que hablaba once idiomas y
practicaba cinco religiones diferentes. Para hacernos una idea, 20 Estados
europeos actuales ocupan en todo o en parte el territorio que hace un siglo era
el Imperio austrohúngaro. Por si las condiciones objetivas no fueran bastante
complejas, la organización política contaba con dos Parlamentos, dos Gobiernos
y tres Ejércitos.
Los detractores se mofaban de esta confusión
llamándola “Kakania”, por las siglas K y K de “Imperio” austriaco y “Monarquía”
húngara en alemán, pero lo cierto es que el Imperio austrohúngaro era un
milagro. Con un anciano monarca como único factor común y un régimen de
libertades con ciertas restricciones, pero nada que ver con la autocracia de
Rusia, Kakania mantenía la paz en Centroeuropa y lograba funcionar
aceptablemente, produciendo algunos de los más exquisitos frutos de la
civilización, del movimiento artístico de la Secesión a Mahler, de Kafka a
Freud.
Ese castillo de naipes estaba permanentemente
amenazado por la fiebre de nacionalismo que calentaba a Europa desde el XIX;
aguantó los envites como pudo, hasta que un fanático nacionalista (serbio, pero
podía haber sido de cualquier otra de las nacionalidades del Imperio), provocó
la Primera Guerra Mundial con el magnicidio de Sarajevo. La Gran Guerra sería
la tumba del Imperio austrohúngaro.
Masaryk
Desde el inicio de las hostilidades, los checos
comenzaron a agitarse. Formaban una de las cinco naciones históricas
privilegiadas, regida por los Habsburgo desde el siglo XIII (Praga había sido
capital imperial en el XVII), pero tenían tres factores de diferenciación de lo
austriaco: lengua checa, religión protestante y raza eslava. La Gran Guerra
empezó como una cruzada eslava frente a lo germánico: Serbia y su hermana
mayor, Rusia, contra Austria, y los checos se resistían a combatir contra sus
hermanos eslavos.
El más prestigioso líder de opinión checo era Tomás
Masaryk, profesor de Filosofía y muchos años diputado en Viena, que enseguida
se pasó al enemigo y se refugió en Londres. Había nacido en la región checa de
Moravia pero de padre eslovaco; su madre era checa, aunque germanizada, y él se
educó en una escuela alemana y en la Universidad de Viena y se casó con una
norteamericana. Pese a ese perfil cosmopolita, Masaryk convenció a los aliados
de la desmembración del Imperio austrohúngaro siguiendo criterios étnicos. Lo
paradójico es que, influido quizá por sus orígenes familiares, se inventó para
sí un país multiétnico, Checoslovaquia, amalgamando dos pueblos eslavos de
lengua parecida, pero distintos por su religión y perfil de desarrollo.
Masaryk logró ejercer una gran influencia. En 1916
creó un Consejo Nacional Checoslovaco, presidido por él, que se convertiría en
el Gobierno en el exilio, y también una organización clandestina para controlar
a los independentistas que había en Checoslovaquia, a la que llamó sin rubor la
Maffia. Tras la caída del zar fue a Rusia y, con los prisioneros
checoslovacos que tenían los rusos, logró formar un ejército para luchar contra
los austriacos, aunque terminaría en Siberia, participando en la guerra civil
rusa. La Legión Checa se convirtió en la principal fuerza militar frente al
Ejército Rojo, lo que promovió las simpatías por Checoslovaquia en Occidente.
Luego, cuando Estados Unidos entró en la guerra, Masaryk fue allí y obtuvo el
apoyo del presidente Wilson.
En octubre de 1918 el Imperio austrohúngaro entró en
coma progresivo. Masaryk lanzó la declaración de independencia en Washington,
mientras que los nacionalistas tomaron el poder en Praga, proclamando la
República el día 28. El 14 de noviembre, Masaryk fue elegido primer presidente
de un país que además de juntar a checos y eslovacos –con poco entusiasmo de
estos– se extendía por la Rutenia de etnia ucraniana e incluía minorías muy
numerosas de alemanes, húngaros e incluso polacos. ¡Tanto criticar al Imperio
austrohúngaro y Masaryk lo reprodujo a pequeña escala!
Pero no duraría ocho siglos como la monarquía de los
Habsburgo, sino solo 20 años, aunque tuvo un mérito: fue el único país salido
del desmembramiento del Imperio que mantuvo la democracia hasta la invasión
nazi. Masaryk tuvo la suerte de no ver su final, murió en 1937.
Primavera de Praga
En 1938 las potencias occidentales que habían
permitido aquel país artificial se lo ofrecieron a Hitler en Múnich, como
ofrenda de apaciguamiento. Checoslovaquia cedió al Reich los Sudetes, su región
de población alemana, y otros territorios a Hungría y Polonia, perdiendo un
tercio de su población y superficie. Al año siguiente desaparecería,
conquistada por los alemanes.
Checoslovaquia renació tras la Segunda Guerra Mundial
bajo control soviético, mandando al éxodo a tres millones de alemanes y
húngaros. La Unión Soviética, dueña de sus destinos, se anexionó Rutenia.
Todavía enamoraría Checoslovaquia al mundo por breve tiempo con la Primavera de
Praga, una política de libertades dentro del socialismo que fue aplastada por
una nueva invasión, la de los tanques rusos. Pero cuando cayó el Muro, se disolvió
la Unión Soviética y desapareció el comunismo, Checoslovaquia, que por fin
podría vivir en libertad, decidió partirse en dos países, Chequia y Eslovaquia,
y cada cual se fue por su lado. En eso quedó el sueño del viejo profesor
Masaryk.
Etiquetas: Pequeñas historias de la Historia, s.XX
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home