Pío Baroja, el humilde errante que logró vivir sin ataduras
(Un texto de Mariano Blasco en el Heraldo del 4 de agosto de 2019)
Dicen que soy el último de lo que llaman la generación del 98. ¡Menuda filfa! ¿Qué generación puede crecer en una España donde se le obliga al creador a vivir aislado de la cultura? ¡Ay! Ramón, Ramiro, Miguel y Antonio (1). ¿Somos la generación del 98? Pero… ¿Qué tenemos en común? ¿La pérdida de todas las colonias? ¿Convivir en una nación de cafres? ¡Nada! ¿Respirar en esta tierra de conejos? Jamás nos hemos reunido, ni hemos hablado de nuestra métrica especial, ni de los edificios formales de nuestras obras; y nos llaman ‘generación’.
Yo solo soy un hombre
humilde y errante que tildan de capacidad creadora cuando lo que soy es
un trabajador infatigable, sobre todo porque, si no trabajo, tengo que
hablar con la gente y eso me horroriza. Tengo pánico al estúpido que
pierde el tiempo mirando a través de la ventana para luego comentar...
¡Qué tiempos, Dios mío, qué tiempos! Tengo horror a la dama que se atusa
el sombrero y sonríe como dando a entender que sabe que me gusta... Soy
un trapero del tiempo, un dios... Mis personajes son mi vida,
los creo y los destruyo con harta facilidad ¿Eso no es ser Dios? He
escrito más de 70 novelas; y lo hago sin retórica ni florituras; mis
seres son seres vivos y por tanto no precisan disfraces. ¿Mi
estilo? ¡Poco me importa! Es más, no deseo tener estilo y menos
discípulos o seguidores que me imiten. Yo soy yo y basta... Soy fiel con
mis convicciones y si gusto y me leen, perfecto, pero si no también.
Nací pobre, sigo pobre y eso permite vivir sin ataduras. Solo me
preocupa la impotencia ante la vejez. Temo a esas horas cuando no pueda
calentarme la sopa o asearme. No quiero que nadie me ayude y sufriré con
seguridad, por eso, si alguna de mis novelas renta algo, ahorraré para
estos cuidados postreros.
Ya me cuesta dormir y me ayudo de unas pastillas, pero cuando las tomo, al día siguiente, mi mente no está clara.
Mis amigos me dicen que haga ejercicio. ¡Ja! Cuando podía hacerlo nadie
me lo recomendó y ahora que no puedo todo el mundo me lo recomienda y,
además, ¿cómo voy a hacer ejercicio con este paquete? (2) ¡En fin! Estoy
resignado, cuando llegue el fin, que entre.
(1) Se refiere a Ramón María del Valle Inclán, a Ramiro de Maeztu, Miguel de Unamuno y Antonio Machado.
(2) Pío Baroja padecía una hernia inguinal de gran tamaño que nunca dejó que se la trataran, ni operándola ni reduciéndola.
Pío Baroja murió dos meses antes de cumplir los 84 años,
en un otoño triste y frío de 1956. Se había caído, y en la caída se
rompió la cabeza del fémur (fractura de cadera). Fue intervenido y
estuvo durante 7 días en estado casi comatoso; abrió los ojos un
momento, volvió a cerrarlos y murió media hora después.
La fractura de cadera sigue hoy arrastrando altas cifras de mortalidad.
Cuando no es debida a un trauma fuerte (accidente de automóvil, caídas
desde altura) la osteoporosis es su principal causa, proceso que hace
los huesos más débiles ante las cargas y fuerzas de presión que deben
aguantar.
La osteoporosis
es más frecuente en las mujeres porque desde el nacimiento tienen menos
cantidad de hueso y, además, lo pierden muy rápidamente, sobre todo si
tienen una menopausia adelantada (menopausia precoz) porque los
estrógenos son protectores de la pérdida de hueso.
También
se da en el sexo masculino, pero se manifiesta en edades seniles. La
osteoporosis tiene un componente genético familiar que se agrava por una
dieta deficiente, falta de calcio o de su absorción por falta de
vitamina D. Otros factores tóxicos, como el alcohol y el tabaco,
originan un hueso de baja calidad, lo que, unido a la mayor posibilidad
de caídas en la ancianidad, hace que las fracturas en caderas, columna y
muñecas sean frecuentes.
Existen fármacos que ayudan a retardar, e incluso recuperar, la masa ósea
(cantidad de hueso), y cuando se ha dado ya la fractura las técnicas
quirúrgicas actuales permiten una recuperación, cuyo pronóstico varía
según la edad del paciente y de si hay asociados o no otros procesos
crónicos como bronquitis o diabetes.
Pío Baroja estaba debilitado, las técnicas anestésicas de entonces no eran las de hoy y tampoco las técnicas quirúrgicas.
Su avanzada edad fue la causa de una caída (menos fuerza muscular,
menor capacidad de equilibrio y de visión) lo que originó una fractura
de cadera que desencadenó el óbito.
Etiquetas: Grandes personajes, libros y escritores
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