Santa Engracia, la cripta reconstruida con sudor y lágrimas
(Un texto de Mariano García en el Heraldo de Aragón del 7 de
julio de 2019)
[El 7 de julio de 2019 se cumplieron] 200 años de la reconstrucción
del espacio más emblemático de Santa Engracia.
Tal día como hoy, hace 200 años, el obispo de Huesca bendecía el
templo de Santa Engracia tras la reconstrucción de la cripta, y a continuación
se celebraba una misa solemne con música y sermón. Al día siguiente, 8 de julio
de 1819, una solemne procesión partía de la catedral de la Seo para devolver a
la iglesia (entonces aún perteneciente a la diócesis de Huesca), los relicarios
de Santa Engracia, San Lamberto y San Lupercio, el clavo con el que
martirizaron a la santa y los pomos con las Santas Masas. Culminaba así un
proceso iniciado años antes, a los pocos días de que el ejército francés
abandonara la ciudad, y en el que los zaragozanos sacaron fuerzas (y recursos)
de flaqueza, para rescatar las reliquias y la cripta que eran testigos del
primer cristianismo en la ciudad.
En junio de 1813 las
tropas francesas abandonaron la ciudad, y el 14 de noviembre, cuando buena parte
del solar urbano estaba lleno de escombros, el alcalde, Vicente del Campo,
pidió ayuda a los zaragozanos. «¿Qué cosa más agradable a vuestros ojos que el
restablecimiento de los preciosos monumentos de la Cruz del Coso y Subterráneo
de los Santos Mártires en que siempre habéis hallado vuestro consuelo? No duda
pues el Ayuntamiento que contribuiréis a porfía con vuestros brazos, carros,
espuertas y herramientas y con vuestros intereses a tan dignos objetos, y en
esta confianza dará principio a descubrir aquel precioso relicario el domingo
21 de los corrientes, y se abrirá una suscripción...». Al final, la ciudad
estaba tan depauperada, tan barrida por el huracán de la guerra, que se
renunció a volver a levantar la Cruz del Coso para centrar todos los esfuerzos
en la cripta de Santa Engracia.
El propio Fernando VII
aplaudió la iniciativa, y una comisión integrada por Vicente del Campo, Domingo
Estrada, José de Yarza y Manuel Irañeta dirigió los trabajos. El 21 de
noviembre de 1813 más de 200 personas formaron una cadena humana para
desescombrar las ruinas, arrojando los cascotes al Huerva. Días después, el 14
de diciembre, apareció el sepulcro de Santa Engracia y San Lupercio.
Los trabajos fueron
sacando a la luz, poco a poco, los elementos que vemos hoy en la cripta de
Santa Engracia, desde la columna en la que fue flagelada al grupo escultórico
de Morlanes. Las reliquias se trataron con tanto cuidado que incluso la tierra
que estuvo en contacto con ellas fue enterradas a su vez, con el mayor de los
respetos, en capillas o cisternas por si pudieran contener partículas o polvo
procedente de las reliquias.
El arquitecto José de
Yarza hizo todo lo que estuvo en su mano para que la cripta recuperada se
semejara lo más posible a la original. Y el 24 de mayo de 1819, tras la
colaboración (económica y de trabajo) de cientos de zaragozanos, se bendijo la
iglesia subterránea y se celebró la primera misa en ella. Meses más tarde se
bendijo el templo superior, efeméride que se recordará hoy, en la misa de 12,
al tiempo que se anunciará un amplio programa conmemorativo.
«El primer motivo de
celebración es que la iglesia de Santa Engracia siga existiendo hoy –asegura su
párroco actual, Santiago Aparicio–. Porque muchos edificios importantes de la
ciudad fueron destruidos en la Guerra de la Independencia y no se
reconstruyeron. Y el segundo motivo de celebración es que la comunidad
cristiana que tiene sus orígenes en el siglo IV sigue existiendo hoy en día.
Santa Engracia, además, es el símbolo de cómo la ciudad, que había sufrido
heridas profundas, salió adelante tras los Sitios».
La conmemoración se
inició [en julio], y en el programa cultural que se está preparando hay actos
de todo tipo. «Va a haber celebraciones litúrgicas –relata Aparicio–, como la
del 3 de noviembre, que es el Día de los Protomártires y Santa Engracia. O la
del 24 de mayo de 2020, aniversario de la primera misa, que pondrá fin a las
conmemoraciones. Pero preparamos también una exposición fotográfica, un ciclo
de conferencias sobre Santa Engracia y los Sitios, y un congreso de
investigación que profundizará en el origen históricos de Santa Engracia».
Las vicisitudes de un
espacio
(De Antonio Mostalac
Carrillo)
En el transcurso del
siglo XIX al siglo XXI han sucedido muchas cosas: ruina del edificio producida
por la voladura debida al ejército francés en agosto de 1808, reconstrucción
finalizada en 1819 gracias al tesón del alcalde don Vicente del Campo y un
nutrido grupo de voluntarios, cambio de la titularidad de diócesis (Huesca por
Zaragoza), diversas restauraciones y, por último, excavaciones arqueológicas
buscando la historia en sus entrañas. Estos hechos, en ocasiones, han dejado
profundas huellas en la epidermis del monumento, imprescindibles para redactar
la biografía del mismo.
En los escritos de
algunos historiadores ha estado latente la pregunta que ya formulara en 1737
León Benito Martón: ¿debajo de la actual cripta existió la primitiva iglesia
que cantó a principios del siglo V el poeta Prudencio? Las investigaciones realizadas
desde finales del siglo XX hasta nuestros días no han resuelto al completo la
duda inicial. Como en cualquier investigación científica, los resultados, en
ocasiones, aclaran viejas dudas y, en otras, generan nuevas preguntas para las
cuales no tenemos respuestas satisfactorias.
Etiquetas: Culturilla general, Sin ir muy lejos
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