Por el mudéjar madrileño: entre Buitrago y Madrid
(Si, vale, teniendo Teruel al lado, no hay que irse a Madrid a ver mudéjar, pero por si las moscas... Esto lo saqué de un texto de Pepo Paz Saz en un suplemento de El Mundo)
A medida que la reconquista avanzaba hacia el sur, la repoblación se realizó, en gran parte, permitiendo a los habitantes no cristianos permanecer en esas tierras sin renegar de su religión, lengua y organización jurídica mediante el pago de un tributo. Los artesanos, yeseros y carpinteros mudéjares (del árabe mudayyan, "el que se queda por un pacto") fueron substituyendo -con sus métodos de trabajo, más rápidos y eficientes- a los canteros románicos y góticos, anudando dos sensibilidades dispares. Se aunaron así las maneras artísticas, las necesidades y los motivos cristianos por un lado, y la creatividad y la composición del arte islámico, por otro, para dar lugar a un arte nuevo, único y diferencial, del que el repertorio ornamental y las soluciones estructurales han perdurado hasta nuestros días.
1.- Buitrago - La ruta comienza en esta villa medieval, donde durante siglos se mantuvo una de las líneas fronterizas entre ambos mundos. Su iglesia de Sta. María, concluida en 1321, sufrió un incendio en la Guerra Civil, pero queda la torre mudéjar. La fortaleza de la ciudadela también cuenta con cinco torres mudéjares levantadas en los siglos XIV y XV.
2.- Talamanca - En la Armántica hispanorromana, bastión estratégico del entramado militar altomedieval, se levantan los restos de la iglesia de Los Milagros, cuyo ábside semicircular, de ladrillo, cuenta con una triple hilera de ajimeces de medio punto, típicas del mudéjar que durante el siglo XIII se elaboró también en las vecinas provincias de Segovia, Ávila y Valladolid.
3.- Camarma y Ribatejada - En el camino hacia Tamarma haremos un alto en Ribatejada para admirar la bella torre mudéjar de la iglesia parroquial. Una de las joyas del estilo románico-mudéjar de Madrid es la iglesia de San Pedro de Camarma de Esteruelas, erigida en el siglo XIII. Cuenta con la típica cabecera formada por un prebisterio recto y un ábside semicircular con tres cuerpos de arquillos ciegos, siendo el central de mayor altura.
4.- Alcalá de Henares - Pervive la figura de Cisneros en el trazo morisco de alguna de sus joyas arquitectónicas, como la Universidad. Fundada por el cardenal en 1498, atesora las dos salas que representan la hibridación entre los esquicios renacentistas de Italia y la mano morisca granadina: el Paraninfo y la capilla de San Ildefonso. Ese estilo está presente también en la capilla del Oidor, fundada en 1847, junto a las ruinas y la torre de la iglesia de Santa María, en la plaza de Cervantes. O en los conventos de Santa Catalina y Santa Úrsula. Y en las casas de Lizana y Criado o en el hospital de Antezana, todos levantados a finales del siglo XV o principios del XVI.
5.- Santorcaz y Valdilecha - En el camino a Valdilecha podemos detenernos en la iglesia de Santorcaz, de cuerpo mudéjar, pero el interés llevará hasta la parroquia de San Martin Obispo, en Valdilecha. Una obra del mudéjar toledano, cuyo ábside guarda un mural románico.
6.- Cubas - Otra pieza es la iglesia de S. Andrés, de ábside y artesonado mudéjares, en Cubas de la Sagra. Aparte la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, en Móstoles, y las iglesias madrileñas de San Nicolás y San Pedro.
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