¿Por qué nos mareamos al viajar?
(Leído en el suplemento Eureka de El Mundo del 28 de noviembre de 2010)
La sensación de mareo que puede afectarnos en los viajes, ya sea en coche, barco, avión o bien en atracciones como un tiovivo o una montaña rusa, responde al nombre médico de cinetosis. Los niños y los ancianos son especialmente vulnerables a este fenómeno que suele acompañarse de naúseas, sudores fríos, vértigos y vómitos, e incluso hiperventilación, dolor de cabeza y aturdimiento, y que, al cesar el movimiento puede provocar somnolencia y aletargamiento.
Todo esto se debe a que el cerebro detecta el movimiento a través de diferentes órganos y cuando estos no envían información precisa se produce una desorientación o mareo causado por la descoordinación entre lo que en realidad se produce y la información que el sistema nervioso cree recibir. Por ejemplo, dentro de un barco o un avión los ojos no captan el movimiento o el oido interno, encargado del equilibrio, no envía señales claras sobre la velocidad o los giros.
Para evitar las molestias es aconsejable situarse en los asientos delanteros del coche, de la cubierta del barco o de las alas del avión. También conviene mantener la vista fija en el horizonte en el coche (en lugar de leer), evitar los movimientos bruscos y los paseos dentro del barco, el avión o el tren y no beber alcohol ni comer en grandes cantidades. Una ventilación adecuada puede mejorar mucho los síntomas, por lo que es conveniente eludir el calor, no abusando de la calefacción y no abrigándonos en exceso. Asimismo el descanso adecuado previo al viaje puede ayudar al cuerpo a adaptarse al movimiento, a la vez que las inspiraciones profundas pueden contribuir a combatir la sensación de mareo.
Etiquetas: Pensando en la salud
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