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sábado, mayo 21

Egipto: una incógnita -también- económica

(Leído en la columna de Pablo Rodríguez Suanzes en el suplemento económico de El Mundo del 13 de febrero)

La dimisión de Hosni Mubarak, tras semanas de protesta en las calles de El Cairo o Alejandría, ha abierto nuevas incógnitas sobre el futuro de Egipto. Un cambio político es imperioso, pero una revolución económica es, si cabe, igual de impresdincible. Hernando de Soto, director del Instituto Libertad y Democracia (www.ild.org.pe), publicó el pasado día 3 un artículo del Wall Street Journal destacando, por ejemplo, que "la economía sumergida de Egipto es la mayor empleadora de la nación. El sector privado legal da trabajo a 6,8 millones de personas y el sector público a 5.900.000, mientras que 9,6 millones de personas trabajaban en el sector extralegal".

Si esa cifra es preocupante, lo es más el hecho de que el 92% de los egipcios no tiene documentos que certifiquen sus propiedades. Tienen casas, pero no pueden demostrarlo legalmente, lo que lleva a De Soto a hablar de "Apartheid económico egipcio". Estos riesgos, a todas luces excesivos, hacen que la confianza sea un serio problema. I. Bohnet, B. Herrmann, M. Al-Ississ, A. Robbett, K. Al-Yahia y R. Zeckhauuser publicaron hace unos meses un estudio titulado La elasticidad de la confianza: Cómo promover la confianza en el Medio Oriente árabe y EEUU, analizando algunos de estos desafíos.

Uno de los grandes problemas de Egipto es la corrupción. Un estudio del Centro de estudios políticos y estratégicos Al-Ahram señala que "el 47% de las pymes egipcias se ven obligadas a sobornar a empleados del gobierno para obtener licencias y evitar multas". Global Financial Integrity estima en 6.000 millones anuales las pérdidas causadas por la corrupción en Egipto cada año. Una de las causas, como apunta Lawrence Rosen, quizá sea que el concepto de corrupción árabe es muy diferente al occidental.

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