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martes, mayo 10

Hubert Schlafly, el inventor que liberó a los locutores

(Un obituario de David Alandete publicado en El Pais del 29 de abril)

Hubert Schlafly, fallecido el pasado 20 de abril a los 91 años, es la razón por la que los presentadores de televisión y los políticos pueden mirarle a usted a la cara. Schlafly, ingeniero eléctrico, inventó en 1950 el teleprompter, artilugio que permite leer guiones mirando a la audiencia. La idea se la dio su amigo el actor Fred Barton Jr., que buscaba una forma de recordar sus diálogos y vencer a su falta de memoria. Más tarde, Schlafly crearía nuevos medios revolucionarios para que las señales televisivas llegaran con rapidez y calidad a todos los rincones del planeta.

Cuando inventó el teleprompter (también llamado prompter o autocue) Schlafly era director de investigación televisiva de la productora 20th Century Fox. El primer modelo consistía de un rollo de papel, con letras de 2,5 centímetros, que un técnico debía hacer avanzar al ritmo del lector. Se estrenó en uno de los culebrones de la cadena CBS, The first 100 years. En 1951 escribió The New York Times: "Incluso se puede cubrir con ellos una hora de programa televisivo. Los rollos en los que se ha imprimido el guion aparecen en las pantallas, como los antiguos rollos de los pianistas, que pueden invertirse al final y ser modificados cuando sea necesario".

Su invento pronto cobró la apariencia de un dulce caramelo para la telegénica clase política norteamericana. Hizo brillar a nuevos candidatos que ya no miraban constantemente a sus notas para pronunciar sus discursos. Y provocó sonoras debacles. En 1952, en campaña electoral, el general Dwight Eisenhower visitó Indianápolis. Estaba hablando de la inflación y de lo duro que era para muchos norteamericanos renunciar a los puros que costaban cinco céntimos. Tras los aplausos, el técnico que manejaba el prompter perdió el ritmo y el general dijo, a micrófono abierto para las radios: "Adelanta, adelanta, adelanta. ¡Sí, joder, quiero que avance!".

Diez presidentes después, Barack Obama hizo del teleprompter un medio al servicio de la diligencia oratoria. Todos los presidentes los han utilizado, incluso en sus discursos ante el pleno del Congreso; todos, excepto Richard Nixon, que padecía una proverbial aversión a la televisión y a todo lo que la rodeaba desde un desafortunado debate electoral con John Kennedy que, según el parecer más extendido, le costó aquellos comicios.

Schlafly había nacido en 1919 en Misuri y estudió ingeniería eléctrica en la Universidad de Notre Dame. Tras un breve paso por General Electric y el Massachusetts Institute of Technology, se incorporó a las oficinas neoyorkinas de 20th Century Fox en 1947. La del teleprompter fue la primera de 16 patentes suyas, casi todas en el campo televisivo y en su mayoría realmente visionarias: diseñó el primer sistema de pago a través de cable coaxial para poder comprar televisión a la carta e ideó y ejecutó la primera transmisión vía satélite, de costa a costa, desde Washington a California, en los años setenta. En 1975, con el uso de esa misma tecnología, se transmitió uno de los combates de boxeo más célebres de todos los años, entre Mohamed Ali y Joe Frazier, desde Manila.

A lo largo de su carrera Schlafly consiguió dos premios Emmy por sus contribuciones al mundo de la televisión. En 2008 fue honrado con una plaza en el Salón de la Fama de la televisión por cable. En el discurso que pronunció en el acto de homenaje admitió que nunca, hasta entonces, a los 88 años, había utilizado un teleprompter.