Frases hechas
(La
columna de Martin Ferrand en el XLSemanal del 2 de enero de 2011)
Quizá sea el hambre, una enfermedad crónica durante muchos
siglos de la Historia de España, la que ha determinado la multitud de dichos ‘alimentarios'
en nuestra conversación cotidiana. Desde «a buen hambre no hay pan duro» hasta
«a cada puerco le llega su san Martín», son centenares las frases hechas repletas
de calorías. Muchas son de imposible rastreo en sus orígenes y otras, a pesar
de que pasan por populares, tienen autor conocido. La expresión «tampoco el
congrio es mal ave» tiene padre.
Aunque se trasladó a Madrid muy jovencito, Eduardo
Dato nació en La Coruña en 1856; Entró pronto en la vida política y, siempre en
defensa de valores conservadores y regeneracionistas, fue ministro de Justicia,
de Estado, de Marina, de Gobernación y varias veces presidente del Consejo de
Ministros, hasta que fue asesinado a balazo limpio por un grupito de
anarquistas que le dispararon desde una moto con sidecar en marzo de 1921.
Unos pocos días antes sus amigos más íntimos y los
compañeros de partido más allegados le organizaron un homenaje en Fornos, el
café de moda de la época, en Alcalá esquina con Peligros. En el tarjetón de la
convocatoria figuraba como plato principal un faisán al modo de Alcántara
-relleno de foie de pato y trufa-, pero, en razón de la vigilia de Semana Santa,
los organizadores lo sustituyeron por un congrio a la manteca negra. En tal
circunstancia, Dato pronunció su frase: «Tampoco el congrio es mal ave». Se ha
incorporado al uso común y expresa con sutil elegancia que son muchas las opciones
del disfrute.
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