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sábado, febrero 22

Cambio de horario



(Extraído de un artículo de Ángel Jiménez de Luis en el suplemento Ariadna de El Mundo del 8 de noviembre de 2009)

El cambio al horario de invierno juega una mala pasada a cuatro de cada 10 españoles y el 18% lo considera "muy molesto". Pero, ¿de verdad ganarnos algo con el molesto cambio de hora? […] La medida permite empezar y terminar el día en mayor sincronía con la luz solar y, teóricamente, ahorrar energía.
Cuánta energía se ahorra realmente sigue siendo objeto de debate, pero independientemente de los efectos económicos y ambientales a muchos españoles les cuesta más empezar la jornada y adaptarse al cambio. Cuatro de cada 10 tiene problemas con el nuevo horario de invierno, según un estudio de la empresa Adhoc realizado para Philips. Sufren alteraciones de sueño, mayor cansancio y dificultad para despertarse por las mañanas, incluso días después del cambio. 

El 14% de la población valora el proceso, de hecho, como «muy molesto» y son mujeres y jóvenes los que más problemas tienen para adaptarse. […]

La práctica del cambio de hora es un fenómeno bastante reciente, aunque civilizaciones antiguas han tenido relojes específicos para diferentes épocas del año. Se atribuye el primer intento de coordinar un cambio global de hora para aprovechar mejor la luz en verano al entomólogo neozelandés George Vernon Hudson. Hudson practicaba la entomología como afición y sólo podía realizarla después del trabajo. Durante el invierno, sin embargo, apenas disponía de tardes con luces para poder practicar su afición. En 1895 presentó una propuesta a la Academia de Ciencias australiana sobre el adelanto conjunto de hora para poder beneficiar al mayor número de personas y economías posibles. 

Desde entonces varios países han ido sumándose a esta iniciativa para adelantar y retrasar los relojes durante las diferentes estaciones para aprovechar mejor la luz. La práctica se extendió -y llegó a nuestro país- durante la crisis del petróleo en el año 1974, en un intento por reducir el consumo global de crudo.
En Europa, el cambio al horario de verano en marzo y el retorno al horario de invierno en octubre se convirtieron en directiva en el año 1981 y se ha mantenido en todas las revisiones realizadas. La última versión, la novena, es la primera que establece claramente los tiempos que deben regir para el conjunto de los países de la Unión. Aunque la mayoría de los países del hemisferio norte  implementa el cambio horario, no todos lo hacen a la misma vez y hay notables excepciones a la práctica, como Japón, China, Islandia, y algunos estados de E.E.U.U. y México. 

Quienes se oponen a la iniciativa se quejan de la confusión que crea en varios sectores como el transporte y los negocios. También señalan los efectos adversos para la salud. Una hora de atraso o adelanto puede no parecer mucho tiempo, pero es suficiente para variar nuestro ánimo y alterar el equilibrio hormonal del cuerpo. Un 25% de la población española sufre alteraciones del sueño, el 21% de síntomas de cansancio al día siguiente y el 20% encuentra difícil levantarse de la cama. A todos estos factores, que pueden llegar a durar más de una semana, hay que sumar irritabilidad, distimia (melancolía y apesumbramiento) y una mayor propensión a cometer errores o tener accidentes por la falta de descanso. 

Aunque ya es tarde para esta última ocasión, los especialistas recomiendan ir variando progresivamente los hábitos diarios una semana antes del día del cambio horario. La idea es adelantar o retrasar el comienzo de las actividades unos diez minutos sobre la hora habitual para que la transición a la nueva hora sea lo más cómoda posible el día en el que finalmente cambie la hora. […]