La evolución en diez destinos turísticos II
(Un reportaje de Mario
García Bartual en la revista Quo de agosto de 2012. Continúa)
3.- Down House: la casita de campo donde Darwin escribió su obra
trascendental
El hombre que revolucionó
por siempre el pensamiento biológico realizó sus más importantes logros intelectuales
recluido en su casa de campo, lejos del bullicio social londinense. Fue en Down
House donde Charles Darwin escribió importantes libros sobre observaciones geológicas,
flores, percebes o lombrices. También allí redactó El origen de las especies, una larga demostración de que la mejor
manera de dar sentido a la presencia de vida en el planeta es mediante el
concepto de evolución.
El científico decidió
vivir en el campo por motivos médicos y de equilibrio emocional. En su Autobiografía (1887), cuenta que las
reuniones sociales le afectaban de la siguiente manera: "Mi salud se resentía
casi siempre con la agitación, provocándome escalofríos violentos y accesos de vómitos”.
En Down House pasó sus últimos días y solo recibía ocasionales visitas de
amigos de su círculo más íntimo, como el geólogo Charles Lyell o el naturalista
Thomas Henry Huxley.
La casa está a unos 23 km
del sureste de Londres, en un terreno de siete hectáreas, con un jardín y arboleda
que mandó plantar el propio Darwin. Tiene un sendero de arena que serpentea a la
sombra de un bosquecillo de robles y vuelve hacia la casa por un trayecto delimitado
por setos. El biólogo solía recorrer a diario este camino, al que bautizó como Sandwalk -paseo de arena-, en compañía
de su perrita terrier Polly. Era su senda
del pensamiento, donde se sumía en profundas reflexiones sobre los aspectos
científicos que más le importaban. Tomó la costumbre de apilar algunas piedras en
algún punto del sendero y, cada vez que pasaba por el mismo lugar, golpeaba una
piedra del montón con su bastón. Cuando ya no quedaban más, era el momento de
regresar a casa.
La mansión fue restaurada
en 1996 por la Wellcome Trust y
reabierta al público en abril de 1998. El edificio alberga el mobiliario original.
Así, entrar en su estudio nos transporta a otro tiempo, acompañados por el
viejo microscopio de Darwin, su silla de ruedas, sus libros, el escritorio donde
trabajaba...
La casa museo abre de
miércoles a domingo entre abril y octubre, y todos los días en julio y agosto. http://goo.gl/nmybd
4.- Triángulo de Afar: reunión de antepasados
Existen otros lugares en
el mundo con importantes yacimientos de homínidos, pero ninguno iguala en
diversidad e importancia a los de esta parte de Etiopía. El Triángulo de Afar
es una depresión geológica resultado de un triple solapamiento de placas
tectónicas en la región del noroeste etíope. Es una amplia zona desértica atravesada
por el río Awash y habitada por el pueblo afar, un grupo de pastores nómadas que
tienen constantes disputas territoriales.
En 1971, el geólogo
francés Maurice Taieb inició las tareas de prospección paleontológica de la región
junto con varios colegas. Al año siguiente, se unió el paleoantropólogo
norteamericano Donald C. Johanson, que halló dos años después el esqueleto de
un homínido adulto al que se apodó Lucy. Este dio lugar al reconocimiento de
una nueva especie de homínido, el Australopithecus
afarensis. Más tarde, encontraron 200 fragmentos de huesos en la misma zona,
pertenecientes a nueve adultos y cuatro niños de dicha especie. El
descubrimiento, que fue bautizado como la primera
familia, rubricaba la existencia de una población homínida con 3,2 millones
de años de antigüedad.
Pero las sorpresas continuaron,
cuando Tim White y J. Desmond Clark, de la Universidad de California, dieron con
restos de un nuevo género y especie de homínido al que bautizaron como Ardipithecus
ramidus. Su edad: 4,4 millones de años. También los primeros especímenes del género
Homo estuvieron en esta región, como
demuestran los fósiles de maxilar superior desenterrados por Johanson, de 2,3 millones
de años. O los cráneos de Homo sapiens
idaltu de 160.000 años de antigüedad con los que se topó Tim White cerca
del poblado etíope de Herto. Otro resto humano interesante es un cráneo de Homo heidelbergensis en el yacimiento de
Bodo D'Ar, cuyo dueño fue víctima de un festín caníbal, hace unos 60.000 años.
Asimismo, los útiles primitivos más antiguos se han encontrado aquí, como los
de Gona, hechos hace 2,6 millones de años.
Etiquetas: Sitios donde perderse
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