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martes, octubre 28

Madre en pie de guerra



(Un texto de Cristina Morató en la revista Mujer de Hoy del 2 de febrero de 2013)

La vi por primera vez hace unos días en los informativos, mirando a la cámara desafiante, dando el nombre y los apellidos de políticos y jueces implicados en la desaparición de su hija. Me impactó su valor, su serenidad y la insondable tristeza de su rostro marcado por el dolor y la incertidumbre de no saber qué le ocurrió a su hija. Susana Trimarco es la madre de Marita Verón, una joven argentina que fue secuestrada hace 11 años en Tucumán y obligada a ejercer la prostitución. Ante la inoperancia de la policía, esta madre coraje decidió buscarla con sus propios medios, lo que la llevó a adentrarse en el oscuro mundo de la trata de mujeres y enfrentarse cara a cara a los mafiosos. Sin ella desearlo, se ha convertido en una abanderada de la lucha contra este lucrativo negocio.

El día que Marita desapareció en San Miguel de Tucumán se dirigía al médic
o. Era una chica risueña de 23 años, madre de una niña pequeña y con toda una vida por delante. Según un testigo, unos desconocidos la forzaron en la calle a subir a un coche. Tres días más tarde, unos policías la encontraron a más de 30 kilómetros de la capital en un estado lamentable. Llevaba unos zapatos de tacón en lugar de sus deportivas y parecía muy nerviosa. Tras llevarla a la comisaría, estos policías la acompañaron a una parada de autobuses pero jamás llegó a su destino. Susana nunca imaginó que en su ciudad existieran redes dedicadas al tráfico sexual, pero cuando supo que su hija había sido secuestrada se transformó. Lejos de hundirse, de resignarse a su pérdida, emprendió una auténtica cruzada contra esta lacra. La tranquila ama de casa sacó fuerzas para organizar manifestaciones, patear las puertas de los despachos oficiales, enfrentarse a las organizaciones mafiosas más peligrosas y disfrazarse de prostituta para conocer el paradero de Marita. Con apenas apoyo del Estado consiguió liberar a otras chicas que, como su hija, vivían esclavizadas en burdeles por todo el país.

Desde que le plantó cara a las mafias, vive amenazada. Un año incendiaron su casa, destruyendo el cuarto donde guardaba todos los recuerdos de su hija. Han intentado atropellarla en la calle y ha tenido que aprender a vivir con las constantes amenazas de muerte e insultos que le llegan a diario a la página web de su fundación. En medio de este sufrimiento interminable, no deja de recibir distinciones dentro y fuera de su país. En el 2007 recibió el Premio Madre Coraje de manos de la secretaria de Estado norteamericana Condoleeza Rice y los abogados argentinos acaban de presentar su candidatura para el Nobel de la Paz.

La investigación del caso Marita Verón permitió sentar en el banquillo a 13 acusados de raptar a su hija, pero todos ellos han sido absueltos por falta de pruebas a pesar de los testimonios que identificaron a los culpables. El fallo ha provocado la indignación en toda Argentina. Al conocer la sentencia, lejos de rendirse, Susana dijo alto y claro: “Ya no tengo lágrimas en los ojos pero mientras mi corazón siga latiendo lucharé por encontrar a mi hija”. Gracias a mujeres como ella el mundo, no lo duden, es un lugar mejor.

P. D.: En 2007 esta madre convertida en heroína nacional creó una fundación para rescatar a mujeres que habían sido secuestradas por las mafias dedicadas a la trata de seres humanos. Hasta la fecha ha conseguido liberar a más de 200, pero aún no a su hija.