Embalses y regadíos en Aragón III: la Confederación hidrográfica del Ebro
(Extraído de un texto publicado en
el especial del Heraldo de Aragón del 1 de junio de 2014)
Otros de los grandes hitos en la
expansión del regadío y de la regulación en Aragón fue el nacimiento de la
Confederación Hidrográfica del Ebro, que también estuvo estrechamente ligado al
pensamiento de Joaquín Costa. El 5 de marzo de 1926, Alfonso XIII sancionó el
real decreto por el que se Crearon las denominadas confederaciones sindicales
hidrográficas. La primera en constituirse, aquel mismo día, fue la del Ebro,
convirtiéndose así en una organización pionera en todo el mundo por la
originalidad de la fórmula empleada para administrar la cuenca: era un
organismo tutelado y ayudado por el Estado, pero tenía autonomía y personalidad
jurídica y además permitía que los usuarios del agua participasen en las
decisiones.
Tras su puesta en marcha, la CHE se
hizo cargo de las obras hidráulicas iniciadas antes de esa fecha: los canales
de Riegos del Alto Aragón, el embalse de Pena (acabado en 1930), el de Cueva
Foradada (929), el de Moneva (1929), el de Gallipuén (928). el de Ardisa, el de
La Sotonera... Desde entonces, en Aragón este organismo ha proyectado y
construido otros 35 pantanos y decenas de miles de hectáreas de nuevos regadíos,
la mayoría de ellas en el tercer gran sistema de los impulsados en la Comunidad:
Bardenas.
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