El laboratorio de Paul Klee en la Bauhaus

(Un texto de Susana Mihalic en el XLSemanal del 19 de mayo de 2013)
En 1921, Walter Gropius -fundador de la Bauhaus, la escuela alemana de diseño, arte y arquitectura que rompió el papel tradicional de las artes aplicadas- invito a Paul Klee a incorporarse como profesor para impartir un taller de pintura sobre vidrio y un curso sobre teoría de la forma. Klee estaba en uno de sus mejores momentos profesionales pero la nueva tarea lo obligó a reordenar sus ideas sobre el proceso creativo. Durante los 10 años que fue docente allí, desarrollo diversas investigaciones sobre las formas, el color y los elementos  con una finalidad decididamente pedagógica. Ese trabajo lo volcó en sus célebres notas de clase: 3.900 paginas tituladas Teoría de la configuración pictórica, con sus particulares métodos pedagógicos y los conocimientos que transmitía a sus estudiantes; todos basados en la experimentación directa. Su taller, de hecho, parecía más una farmacia o un laboratorio que el espacio de un artista. Allí lo importante era tener a mano todos los medios para experimentar. Y en su diario apuntaba sus pruebas con gasa recubierta de yeso, temple blanco sobre madera, tejidos de algodón, muselina o cartón. "La mano ejercitada -decía- sabe más que la cabeza".

Música pintada. De joven Paul Klee (1879-1940) no tuvo clara su vocación. Sus dotes como violinista le hicieron dudar. Se decidió por la pintura pero la música siguió en su vida hasta el final. Tras una década en la Bauhaus, enseñó en la Academia de Bellas Artes de Dusseldorf antes de ser denunciado en 1933 por los nazis por producir "arte degenerado". Se fue entonces a Berna (Suiza) y en 1936 se le diagnosticó esclerodermia, el mal degenerativo del que murió