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martes, diciembre 15

Schubertiadas

(Leído en sonidosimaginarios.es)

En la Viena del s. XIX, Franz Schubert inventó las schubertiadas, unos encuentros melómanos donde reunía a sus amigos para compartir el placer del arte, la tertulia y la música. Programaba para ellos excursiones por los bosques, leían en voz alta a Goether o a Schlegel, y las veladas (cómo no) acababan con Schubert al piano.

Las llamadas schubertiadas eran reuniones en las que se bebía, se comía, se charlaba y, sobre todo, se hacía música.

Schubert fue uno de los principales músicos austriacos que vivió a comienzos del siglo XIX y aunque su vida estuvo muy lejos del éxito, entre otras cosas porque murió muy joven a causa de la sífilis (1923), compuso una gran cantidad de obras entre las que destacaron los más de seiscientos lieder.

Esos lieder, junto con otras muchas obras, entre ellas algunas obras operísticas y orquestales (de las cuales no consiguió publicar ninguna) fueron interpretadas en esas famosas schubertidas de las que hablamos aquí.

Comenzaron siendo unas reuniones de amigos que se juntaban con el único propósito de divertirse con la música. Reuniones patentadas por el propio Schubert y su amigo el gran cantante Johann Michael Vogl, a quien conoció en casa De Franz von Schober, amigo de Schuber, estudiante de leyes de buena familia y libre de problemas económicos a quién le encantaba su música. Los schubertianos que así se llamaban, escuchaban a Shubert en el piano y a Vogl cantando canciones de aunquel.

Más tarde se convertirían en animados encuentros en los que, de una forma distendida, a veces demasiado, se tenía la oportunidad de tratar de diversos temas relacionados con la poesía, la pintura o la filosofía…

Hombres de ese mundo, poetas, escritores, pintores, músicos y filósofos se daban cita con varios objetos: comer, beber, charlar animadamente y sobre todo escuchar, emocionarse y soñar y enamorarse, en el caso de las jovencitas que podían asistir, con la música del gran compositor –sólo se escuchaba su música-.

Estas veladas eran organizadas en tabernas por los propios amigos y admiradores de Schubert, quienes en muchas ocasiones le acogieron en su casa ya que no podía vivir de su música.

Otros dicen que se organizaban en el hogar del músico, aunque esto resulta contradictorio con el hecho de que los amigos tuvieran que acogerlo en sus casas en múltiples ocasiones.

De cualquier forma, estas reuniones llegaría a ser su verdadero escenario y estos amigos y admiradores su verdadero público

Gracias al espíritu festivo de Schubert, estos ágapes se traducirían en estrenos de obras maestras.
Se dice que Schubert componía en cada reunión un lieder según el instrumento que tocaran sus amigos y también, realizaba música para piano a cuatro manos. Y se dice también que “cuando Mendelssohn tocaba a cuatro manos con Klara Wieck, la mujer de Schumann, el romántico e infortunado compositor, ardía de celos”

Verdaderamente, estos encuentros tuvieron gran importancia para él, ya que en ellos consiguió publicar el primer grupo de sus canciones y además, pudo publicarlas. Como no había editores dispuesto a imprimir la música, sus admiradores recolectaron el dinero necesario para su edición.

Hemos de tener en cuenta que el romanticismo, época en la que se dan estas schubertiadas, está marcado por un gran subjetivismo, se anhela el amor apasionado, se ansía la felicidad. Es una época en la que existe una atracción por lo nocturno y lo misterioso. Es una época en la que existe un rechazo a la sociedad burguesa. Es una época en la que el “yo”, el amor pasional con entregas súbitas, totales, y rápidos abandonos; la exaltación y el hastío y las reivindicaciones sociales son eje fundamental. Es una época, en definitiva bohemia que nos traslada directamente hacia esas tertulias, hacia esas veladas, hacia esas reuniones de amigos en las que se evocaban y trataban temas que preocupaban en la sociedad y en las que además se tenía la oportunidad de escuchar la maravillosa música de Schubert. No me cabe la menor de que Shubert, tal y como se dice, “fue un gran compositor bohemio, amante de las tabernas y de los ambientes populares, alejado de los salones y de la etiqueta nobiliaria”.

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