El misterio del cachemir de bajo coste
(Un texto de Lola Fernández en el XLSemanal del 21 de febrero de 2016)
¿Cómo es posible que 
encontremos un jersey de lana de cachemir, la más exquisita del mundo, 
por menos de 100 euros? ¿Es realmente cachemir? Desmontamos el misterio a
 través de 10 preguntas.
 1.¿Qué es el cachemir?
Una exquisita y suavísima lana que, 
en forma de chal de intrincados dibujos, sedujo a las grandes damas de 
la alta sociedad francesa cuando el tejido llegó a París en el siglo XVII,
 procedente del comercio en las rutas asiáticas. En el siglo XVIII fue 
Josefina Bonaparte la que se convirtió en la gran embajadora de la lana 
de cachemir, gracias a una espectacular pashmina realizada en 
Cachemira (Pakistán) que le regaló Napoleón. Con el tiempo, la 
emperatriz llegaría a atesorar 400 piezas de valor incalculable.
2.¿Cómo se obtiene?
La lana de cachemir procede del pelo de una especie determinada de cabra, la Capra aegagrus hircus,
 capaz de soportar las bajísimas temperaturas (hasta 30 grados bajo 
cero) que se dan en el Himalaya y el Tíbet. Para sobrevivir, esta cabra desarrolla dos ‘abrigos naturales’:
 uno exterior, de pelo grueso, recto, rudo, con un espesor de entre 15 y
 19 micras de diámetro; y, bajo este, un abrigo interior de una pelusa 
delicada y corta, producto de una proteína extra que su organismo genera
 en función de los rigores a los que el animal se exponga. Cuanto más 
frío y más cerca de las cumbres, mayor es la finura de este material, el
 más valorado, sobre todo si procede de la zona del cuello de la cabra.
3. ¿De dónde viene?
Toma su nombre de la región 
indopakistaní de Cachemira, pero los rebaños de esta cabra pastan 
tradicionalmente en las más altas montañas de Mongolia, Nepal, el Tíbet y
 la India. La lana más apreciada, más suave y cálida es la nepalí y viene con un certificado
 que garantiza su calidad: «Pashmina Changra». Debido a la gran demanda,
 otros países han exportado rebaños de esta cabra. China es el mayor 
productor mundial, seguido de Mongolia, Afganistán, Irán, Turquía y 
otras repúblicas de Asia Central. En Europa, los rebaños escoceses son 
los que se han adaptado mejor y ofrecen gran calidad.
4. ¿Cuántos tipos de cachemir hay?
Sin atender a su lugar de procedencia
 o a los procesos que se hayan seguido para obtener el pelo de la cabra,
 se distinguen dos tipos principales: el cachemir que procede del pelo 
obtenido del abrigo exterior de la cabra y la que viene de ese abrigo 
interior, más escaso y cotizado. La lana obtenida de este pelo se 
denomina pashmina y resulta especialmente valiosa si se ha utilizado la delicadísima pelusilla del cuello del animal. En ambos casos se obtiene una lana elástica, fuerte y luminosa que se adapta a la humedad y aísla como suave escudo. Si es pashmina, su suavidad será extraordinaria.
5. ¿Existe un cachemir caro y otro barato?
Sí. No tiene la misma suavidad, peso,
 capacidad aislante y resistencia la lana de cachemir producida en Nueva
 Zelanda que la nepalí o mongola. Hacen falta cuatro años para obtener, de una sola cabra, el cachemir blanco que permite hacer un jersey
 sin que la lana tenga que teñirse siquiera. De hecho, desde 1987, 
Ermenegildo Zegna incentiva económicamente la comunidad que logre el 
cachemir más sublime: el denominado white. Los demás han de 
teñirse por no poseer la pigmentación adecuada. Además de su blancura, 
la fibra es más cara cuanto más larga y menor su diámetro. Otro factor 
de peso que afecta a su precio es el tratamiento de la lana: con varios 
cientos de años de experiencia, la manufactura escocesa e italiana es 
superior a la china, de donde procede el 60 por ciento del cachemir 
mundial.
6. ¿Qué las diferencia? 
Varios factores, además del 
geográfico. Por un lado, la recolección artesanal. En primavera, cuando 
las cabras mudan el pelo, los pastores las cardan con sus peines para 
extraer la lana, separando un pelo fino y enredado como el chicle de la 
suciedad y briznas de vegetación que lleva. En Irán, Nueva Zelanda o 
Australia, en vez de peinarlas, las esquilan. Debido a este tratamiento 
mucho más tosco y también porque estas cabras no pastan en su ecosistema
 natural, el resultado es un sucedáneo de menor valor. Las firmas de 
lujo se quedan el mejor pelo, el que posee un grosor de escasas 14 
micras (el pelo humano tiene 75) y unos 35 milímetros de longitud. 
Conforme aumenta su tosquedad, se va destinando a productos de menor 
calidad y precio.
7. ¿Cómo distinguirlas? 
Por el precio. Un jersey de buen 
cachemir bajará poco de los 300 euros, mientras que los de las cadenas 
de moda pronta no llegan a los 100. Por el peso: los primeros rondarán 
los 300 gramos, mientras que los segundos apenas alcanzarán los 200. Al 
tacto, los primeros son infinitamente más suaves y poseen cierta 
elasticidad, de manera que recuperan fácilmente su forma original, al 
contrario que los baratos, que además poseen menor capacidad para aislar
 del frío. Una prenda de buen cachemir gana con el tiempo, mientras que un cachemir malo es probable que lave mal y le salgan bolas. 
8. ¿Existe un cachemir falso? 
Sí. La lana de cachemir de peor calidad (la más gruesa, costa y tosca) puede mezclarse con pelo de yak, de conejo o fibras sintéticas para elaborar prendas baratas.
 Lo que las grandes franquicias de la moda suelen hacer para abaratar el
 precio de estas prendas es, además de usar el pelo de menor calidad (el
 más grueso y corto), tejerlo de manera muy suelta, de forma que el peso
 y la consistencia de la prenda disminuyen drásticamente. Ojo también 
con las etiquetas. Una prenda etiquetada como «100% Pashmina» no asegura
 que se trate de lana de cachemir: puede ser de cualquier otro tipo. De 
hecho, el cachemir pashmina no tiene ese brillo sedoso que suelen poseer estas prendas etiquetadas «100% Pashmina».
9. ¿Cómo se cuida? 
Lo primordial es leer la etiqueta. Algunas prendas de cachemir, como el cachemir tejido, solo admiten lavado en seco.
 Por lo general se prohíbe el uso de cualquier tipo de máquina 
(secadora, lavadora…). Las prendas de cachemir se lavan a mano, con 
mucha delicadeza, agua templada (¡jamás caliente!) y detergente o champú
 suave. Es conveniente no retorcer o apretar de ninguna manera la 
prenda. Para secarla, podemos escurrir suavemente el exceso de agua 
antes de colocar la prenda sobre una toalla limpia. Para seguir secando,
 enrollaremos la toalla con la prenda dentro, presionaremos y 
desenrollaremos hasta que la toalla empape. Podemos seguir el proceso 
con otra toalla seca. Cuanta menos agua tenga, mejor secará después, al 
aire. Es preciso dejarla horizontalmente, nunca colgarla de una percha.
10. ¿Qué diseñadores la usan?
La lana de cachemir es ya un tejido 
transversal: todo el mundo quiere vender jerséis, chaquetas, pañuelos de
 cachemir con su firma. Tanto es así que hasta las franquicias low cost ofertan prendas con cierta calidad de esta exquisita lana.
 Lo cierto es que su producción es cada vez más incierta debido a los 
efectos del cambio climático, por lo que aumenta su valor como tejido 
que simboliza el lujo y la exclusividad. La escasez afecta más aún al 
cachemir de altísima calidad, porque los pastores, deseosos de producir 
más cantidad, aumentan las cabañas en los mismos pastos y la 
alimentación, más deficitaria, conlleva peor calidad. La marca que 
presume de llevarse los mejores lotes es Loro Piana. The Queen of 
Cashmere es la mejor marca escocesa que ofrece prendas de alta calidad 
de esta lana. El proceso escrupulosamente artesanal que se sigue para 
confeccionar un jersey requiere 40 pasos. La firma italiana Brunello 
Cucinelli rivaliza con Loro Piana en calidad y precio.
Etiquetas: Culturilla general
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