Accidentes y casualidades que cambiaron el rumbo de la historia
(Un texto de Raquel Márquez, del 30 de junio de 2016, en
elconfidencial.com)
Estos son algunos ejemplos de cómo la vida de millones de personas
puede cambiar por una sucesión relativamente casual de acontecimientos.
Sería una injusticia intelectual achacar el descubrimiento de las
leyes de la gravedad por parte de Newton a esa famosa manzana que cayó de un
árbol del jardín de su casa. Las grandes mentes de la historia —con ayuda de ciertas
circunstancias económicas y sociales— son las responsables del progreso, y no
la suerte que queremos ver a veces los que no tenemos talento ni paciencia para
seguir las pistas y buscar soluciones a los grandes problemas. 'The Atlantic'
ha hecho una pregunta abierta a sus lectores sobre cuál es el accidente
fortuito que más ha cambiado nuestras vidas. Aquí te contamos algunas de las
respuestas más interesantes.
Nancy Tomes, autora de 'Remaking the American Patient'
('Reinventando al paciente americano') apuesta por el decisivo momento en que
Louis Pasteur descubrió… bueno, la pasterización, claro. Lo que en realidad buscaba
eran formas de evitar el proceso por el que los vinos se vuelven ácidos y se
avinagran.
Tuvo la intuición de que la culpa era de un microbio y después
pensó que quizá también nosotros nos poníamos enfermos a causa de los gérmenes.
A raíz de la contaminación accidental que Pasteur analizó
conseguimos leche segura, vacunas, higiene alimentaria y antibióticos Aún hoy
Pasteur sigue sin ser una etapa superada de la historia de la ciencia. Sus
descubrimientos están en la base misma de la actual microbiología y cambiaron
la química para siempre. A raíz de él, leche segura, vacunas, higiene
alimentaria, antibióticos y, como destacan en 'The Atlantic', mejor vino.
Un torneo que abortó la
paz
Jonathan Kay, editor jefe de la revista canadiense 'The Walrus', se
centra en un accidente que sufrió Enrique VIII. Relaciona su caída del caballo
en una justa en 1536 con uno de los abortos de Ana Bolena. Según las fuentes de
Kay, en ese momento estaba embarazada de un niño y perdió el feto a causa de
los nervios de aquella situación, lo que fue el principio del fin para ella al
no poder dar un varón al rey, obsesionado con su sucesión en el trono de
Inglaterra. Aquella caída del caballo pudo contribuir a los desastres violentos
de la época de la Reforma convirtiendo al monarca en una persona impedida y amargada.
Otro escritor, J. Kenji López-Alt, autor de 'The Food Lab', se
decide por el fotógrafo Eadweard Muybridge, que creó un dispositivo con cámaras
de fotos para que hicieran fotos de un caballo en una rápida sucesión. El objetivo
no tenía nada que ver la atracción de feria y posteriormente forma artística
que después sería el cinematógrafo, se trataba solo de averiguar si los
caballos al galope despegan o no todas las pezuñas del suelo en algún momento.
Sara Seager, profesora de astronomía planetaria y física en el MIT,
nos llama la atención sobre los rayos X, que han posibilitado el diagnóstico preciso
en multitud de enfermedades. En 1895, el físico William Conrad Röntgen estaba
experimentando con rayos catódicos y vio que uno de los tubos que manipulaba
hacía brillar unos frascos de sales de bario a metros de distancia, a pesar de
que el tubo estaba envuelto en papel negro. ¿Qué eran esos rayos invisibles que
atravesaban superficies opacas? Pronto comprobó lo que podían hacer. La primera
radiografía de la historia mostró el interior de la mano de su esposa. Quién
hubiera dicho en su boda que algún día podría ver los huesos de esa mano que tomaba
entre las suyas sin que nadie saliera herido...
Cuando no había libros de
cocina
Shazad Latif, el actor conocido sobre todo por ser el doctor Jekyll
en la serie 'Penny Dreadful', dice algo más básico pero más importante.
Aprender a cocinar los alimentos, que posibilitó nuestra evolución y
posiblemente nuestra supervivencia como especie, debió ser también fruto de la casualidad
en un primer momento.
Laurence Gonzales, escritor y periodista, prefiere a Alexander
Fleming y se acuerda de cuando este provocó una contaminación accidental en su laboratorio
de Londres. Al volver de vacaciones en 1930, tiró un cultivo de estafilococo y
así lo puso en contacto con un hongo que después se identificó como
'penicillium notatum', el principio de la penicilina. Es imposible calcular
cuántas vidas se han salvado desde entonces gracias al posterior desarrollo de
su hallazgo. Precisamente por ser un fenómeno tan importante, está integrado en
nuestra cotidianidad y ya apenas lo vemos. Algunos son capaces de cuestionar
los antibióticos en su conjunto, a pesar de haber mejorado exponencialmente la
esperanza de vida de los afortunados que tenemos acceso a ellos.
Si el conductor del coche del archiduque Francisco Fernando no se
hubiera perdido, quizá no se hubiera producido la Primera Guerra Mundial. Un
lector propone dos accidentes nucleares, más importantes aún por sus implicaciones
posteriores en la conciencia colectiva que por sus consecuencias directas,
Three Mile Island (1979) y Chernóbil (1986). ¿Era necesario estar tan cerca del
desastre mundial para aumentar las medidas de seguridad y abrir un debate serio
sobre los peligros de la energía nuclear?
Mucho más atrás en el tiempo, el 28 de junio de 1914, el conductor
del coche del archiduque Francisco Fernando de Austria se perdió por Sarajevo y
en una de sus lentas maniobras buscando el camino fue a toparse con Gavrilo
Princip. Princip, un jovencísimo integrante de Mano Negra, el grupo nacionalista
serbio que lo quería muerto, aprovechó la oportunidad. Sin ese desencadenante, es
posible que la Primera Guerra Mundial no hubiera llegado a producirse. ¿Y sin
la primera, hubiéramos llegado a la segunda? Demasiada responsabilidad para un
pobre chófer.
Lo que está claro viendo estos ejemplos es que en la ciencia, y en
el asesinato, es aún más válida que en el arte aquella conocida frase de
Picasso: cuando llegue la inspiración, mejor que nos encuentre trabajando. (Y
sí, los caballos son capaces de tener despegadas del suelo todas las pezuñas a
la vez, lo que le dio la razón a Muybridge y a nosotros nos dejó una bonita
animación).
Etiquetas: Culturilla general
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