Que hable ahora o calle para siempre... y ellos hablaron
(Un texto de Miguel Sola del 12 de abril de 2017 en
elconfidencial.com)
Invitados a bodas comparten las historias que sucedieron en
la iglesia después que alguien se hubiese opuesto al futuro matrimonio.
La frase que
ha protagonizado tantas escenas dramáticas tiene su origen en el siglo XVI.
Es una de las
desdichas favoritas de Hollywood. Ese momento en el que el cura pronuncia las palabras
infames “que hable ahora o calle para siempre” y un amante ofuscado irrumpe por
la puerta principal, salta al pasillo central entre los bancos de madera oscura
y grita ante los rostros de sorpresa de los invitados: “¡Yo objeto!”.
Seguro que se
te ha pasado por la cabeza soltar algo así durante una ceremonia. Por sana curiosidad.
Para ver si pasa como en las telenovelas, en las que utilizan este giro
narrativo para retrasar la boda 400 episodios más tarde. Desengáñate, lo
harías, siempre y cuando luego pudieses rebobinar los minutos posteriores de
drama y desconcierto; tampoco es plan de arruinarle a alguien el día más feliz
de su vida. Sin embargo, tenemos malas noticias. El famoso (y tan temido)
latiguillo eclesiástico ya no se suele pronunciar entre las paredes de las
iglesias, al menos en España.
Infidelidades
y amores sin confesar
La manida
frase tiene su origen en el siglo XVI, cuando la Iglesia de Inglaterra la
introdujo en el primer Libro de Oración Común (texto fundacional de la Comunión
Anglicana) como parte de la liturgia matrimonial. Se incluyó con el fin de
proteger el contrato del matrimonio. Por ejemplo, si un padre no había pagado
la dote convenida, la frase daba a la familia contraria la oportunidad de
hablar y oponerse a la unión. Asimismo, también servía para poner en tela de
juicio la virginidad de la novia, indispensable para el matrimonio de aquella
época.
Aunque
nuestras costumbres e incluso el papel del matrimonio en la sociedad haya
cambiado, hoy en día la frase se asocia con los mismos problemas que hace cinco
siglos: infidelidades inesperadas, amores ocultos y obstáculos familiares.
El "que
hable ahora o calle para siempre” todavía perdura en algunas ceremonias de
ámbito anglosajón y las escenas que suceden a la réplica no tienen precio. Por
fortuna, los miembros de la comunidad digital de Reddit han compartido qué pasa
en el interior de las iglesias en los minutos después de que alguien o ellos
mismos hubiesen objetado el futuro matrimonio y muy posiblemente arruinado el
buen ambiente para el resto del día.
Ante semejante
impresión inesperada, lo más común es el estado de shock: “Se hizo el silencio.
El silencio absoluto”, dice uno de los usuarios. Sin embargo, hay reacciones e
historias mucho más jugosas. Uno de ellos vio como su primo se levantó, y en
cuanto comenzó a hablar, su tío desde el otro lado de la iglesia le gritó:
“Cállate la boca, Bobby”. Los invitados rompieron a reír, y Booby, cabizbajo,
se sentó. No volvió a abrir la boca.
Otro invitado
compartió la historia de la boda de uno de sus mejores amigos. Al parecer, los padres
de la novia eran “muy conservadores” y no les gustaba el hecho de que su futuro
marido estuviese divorciado y fuese 10 años mayor que ella. Ya habían soltado
un par de comentarios sutiles (y no tan sutiles) antes de la ceremonia. Un
aviso previo de lo que estaba por venir: “Todo iba bien hasta que el cura le
preguntó a los invitados si alguien tenía alguna pega por la que no se debieran
casar… y, en toda su seriedad posible, el padre de la novia se levantó y dijo:
“Su madre y yo objetamos”. Y, tras vacilar durante un tiempo, volvió a
sentarse”.
“Nadie podía
creer lo que acababa de suceder. Así que, sin saber muy bien qué hacer, el cura
simplemente respondió “ok” y continuó la ceremonia como estaba planeado”. “No
puedo ni imaginar cómo se deberían haber sentido los novios en ese momento. Mi
amigo dice que la tensión era increíble. Aun así, se casaron de todos
modos".
Como era de
esperar, no podían faltar las anécdotas relacionadas con el alcohol. “Uno de
los invitados llegó unas horas antes de que empezase la ceremonia, así que fue
a un bar cercano y tomó unas cuantas bebidas”, señala uno de los usuarios de la
comunidad virtual. El hombre en cuestión gritó: 'No lo hagas, es un cabrón'. Se
sucedieron los cuchicheos típicos de la multitud y luego se hizo el silencio
mientras le escoltaban por la puerta". Qué incómodo...
“Estaba en la
boda de un compañero de universidad cuando un amigo de la infancia de la novia,
borracho perdido, intentó levantarse y confesar su amor por ella. El padre de
la novia, en un arrebato, le cogió de la oreja para llevárselo del sitio con
tanta fuerza que... Digamos que no terminó bien", señala otro de los
comentarios.
Los niños,
siempre tan oportunos
Un usuario de
la red social escribe sobre una anédocta familiar que siempre consigue hacerles
reír: “Mi hermanastro y yo estábamos en la iglesia. Él tenía unos 6 años y yo
10. Cuando el cura hizo la pregunta, él levanto la mano con mucha educación.
Acto seguido mi padre le preguntó por qué, y él respondió: 'Porque quiero que
antes me prometas que me llevarás a pescar cuando yo quiera'”.
La peor sin
duda fue cuando tras las palabras del cura una novia en el altar no se lo pensó
dos veces: “Sí, me gustaría decir algo”. Se volvió hacia sus invitados y dijo:
“Me gustaría darle las gracias a mi dama de honor por haberse acostado con mi
prometido anoche”. Dicho esto, tiró su ramo y salió disparada por la puerta.
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