Cien años de ‘Prufrock’: entre hoteles de una noche y hospitales
(Un artículo de Antonio Puente en la revista Tiempo del 28
de abril de 2017)
Se cumplen cien años de Prufrock, el primer poemario
de T.S. Eliot, que renovó la poesía contemporánea.
Un lustro antes de La
tierra baldía (1922), Thomas Stearns Eliot (San Luis, EEUU,
1888-Londres, 1965) publicaba en Londres su primer poemario de relieve, La canción de amor de J. Alfred Prufrock,
titulado entonces Prufrock and Other
Observations. Si con Cuatro cuartetos
(1945), al término de la Segunda Guerra Mundial, el poeta adquiriría su
consagración definitiva, sería, curiosamente, también al término de la Gran
Guerra, en 1917, cuando salieran a la luz las extrañas resonancias de su opera prima. “Vamos entonces, tú y yo, /
cuando el atardecer se extiende contra el cielo / como un paciente anestesiado
sobre una mesa”... Así arranca este revolcón radical a la poesía de Occidente,
donde se pronostica un sol convaleciente y una atmósfera con respiración
asistida como el paisaje humano más veraz. Lejos de las invocaciones más o
menos tortuosas de románticos y simbolistas –pero, al mismo tiempo, no
desdeñándolas sino reciclándolas–, el narrador del poema coge de la mano al lector
para conducirlo, de un modo cómplice, texto adentro. Y, a la inversa de la
tónica clásica de colorear con atributos de la naturaleza la condición humana,
ahora el sol crepuscular emula a un paciente humano sobre la mesa de un
quirófano. Hay testimonios de que, en su día, no se entendió esta nueva
narratividad a través de la cual las más sesudas reflexiones (“corriente de la
conciencia”, como se le ha llamado luego) conviven con los recuentos más
banales (“he medido mi vida con cucharillas de café”).
Era, ciertamente, una poesía muy novedosa, de lírica y
épica mutuamente amortiguadas, a la vez pagana y trascendental, y que daba
rienda suelta a una magmática coloquialidad, con la que el poeta inaugura una
estética muy cara al siglo XX. Como botón de muestra de la animadversión
inicial, en una edición del suplemento literario de The Times de mediados de
aquel año, se lee esto: “El hecho de que estas cosas ocurran en la mente del
señor Eliot seguro que carece de importancia para cualquier persona, incluido él
mismo. Ciertamente, no tienen relación alguna con la poesía”.
El hastío
Está lejos de la ulterior crítica, que calificaría el
Prufrock eliotiano como una gran renovación de la lírica occidental. Un
destacado “drama de la angustia literaria” y “un dramático monólogo interior”
sobre el aislamiento, el hastío, la impotencia o la nostalgia del amor no
consumado de los nuevos urbanitas. Bajo la carcasa aparentemente improvisatoria
y prosaica de sus versos laten los metafísicos ingleses (John Donne, sobre
todo) y los simbolistas franceses. En realidad, Eliot ha revolucionado la
lírica, ha comenzado a agitar una coctelera inaudita con materiales reciclados
e innovadores retales, sometiendo cualquier símbolo y abstracción precedentes a
un aterrizaje forzoso. Peor aún que la morbidez telúrica y el ímpetu egotista
con que Baudelaire o Rimbaud habían fundado la modernidad poética, por su
concreción objetiva y por su configuración del mundo como un descomunal
hospital, abarca incluso a la naturaleza. El poeta no es ya el cirujano sublime
y maligno que aquellos tramaban sino, también él, “un paciente anestesiado” en
su mesa de operaciones. No es un “vidente”, como quería Rimbaud, sino, en todo
caso, un voyeur con los ojos y los oídos bien atentos a la irreductible polifonía
y polución visual que le circunda. “Oh, inquietas noches en baratos hoteles de
una noche...”, se señalará allí, como otro de los grandes aldabonazos de la
marca Eliot. En Cuatro cuartetos cerrará el círculo, proclamando: “La Tierra
entera es nuestro hospital”... En conclusión, quizás ha habido poetas con mayor
influencia en algunas corrientes, pero nadie como T.S. Eliot ha logrado tanto
magisterio en un amplísimo espectro de poetas radicalmente diversos y hasta
declarados adversarios.
Etiquetas: libros y escritores, Poesía
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home