El detector de capullos: superioridad ilusoria
(Un texto de Gonzalo Suárez en El Mundo del 24 de diciembre
de 2017)
El 93% de los estadounidenses creen que conducen mejor que la media.
El 87% de los estudiantes del MBA
de Stanford opina
que su rendimiento es superior al de sus compañeros. Y el 25% de los alumnos se autoubican en el 1% que mejor se
lleva con sus compañeros. Bastan estos tres datos
para demostrar que los humanos somos incapaces de evaluarnos con mínima
precisión. En términos psicológicos, sufrimos superioridad ilusoria. Este síndrome, acuñado en 1991, describe
nuestra tendencia a sobreestimar nuestras habilidades (e infravalorar las del resto).
[…]
El asunto
intriga desde hace años al filósofo Eric Schwitzgebel. Tanto que ha propuesto
una definición exacta de la capullez:
«Consiste en no
darte cuenta de la perspectiva de quienes te rodean, tratarles como
herramientas a las que manipular o idiotas con los que lidiar, en lugar de cómo
tratarlas a iguales morales y epistémicos», escribe en la web Aeon.
Pero,
claro, un rasgo básico de la capullez
es que impide
que uno se dé cuenta de que es un
capullo. Y si alguien sopesa que quizá sea un capullo, abandona tal
condición, aunque sea temporalmente. Es un juego de
espejos sin salida... salvo que seas un capullo sabelotodo.
Así
que, tras mucho cavilar, Schwitzgebel da una alternativa. Por culpa de la superioridad ilusoria, no sirve de nada preguntarte a ti mismo si eres un capullo. Tampoco vale
interrogar a tus seres queridos: si eres un
verdadero capullo, desecharás cualquier crítica ajena. Así que el truco es
mirar al exterior y hacerte esta pregunta: «Vayas donde vayas, ¿te ves rodeado
por idiotas, por mediocres aburridos, por masas sin rostro, por enemigos e
ingenuos y, de hecho, por capullos? ¿Eres la
única persona razonable y competente a tu alrededor?».
Si se
identifica alguna vez con esta visión del mundo, Schwitzgebel
tiene malas noticias: es usted un capullo. Pero no todo es negativo: gracias a
la superioridad ilusoria, la mayoría somos unos capullos en algún momento. Mal
de muchos, consuelo de capullos.
Etiquetas: Pensamientos varios
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