Cuéntame un cuento...

...o una historia, o una anécdota... Simplemente algo que me haga reir, pensar, soñar o todo a la vez, si cabe ..Si quereis mandarme alguna de estas, hacedlo a pues80@hotmail.com..

martes, agosto 28

¡A tu sombra, jamás! (i): Jackie Kennedy y su hermana

(Un texto de Elena Castelló en la revista Mujer de Hoy del 5 de agosto de 2017)

Jackie Kennedy y su hermana, Coco Chanel y su eterna rival... Nuestra nueva serie del verano explora las relaciones de rivalidad y admiración que unieron a estas mujeres de éxito, y demuestra que muchas veces las enemigas íntimas se crean a través del miedo... pero también del amor. 

En la infancia y en vida adulta, Jackie y Lee fueron hermanas, cómplices y rivales en la atención de los hombres y la admiración del mundo. En la tragedia, siempre ganó Jackie. En la belleza y el amor... solo a veces. En la madrugada del 5 de junio de 1968, poco después de que Robert Kennedy ganara la nominación demócrata a presidente de Estados Unidos, Jacqueline Kennedy, su cuñada y viuda de otro presidente, recibió la noticia de que le habían disparado en el Hotel Ambassador de Los Angeles.

"Están matando Kennedys en este país", le confió a una amiga, sumergida en el dolor y en el miedo. Cuatro meses más tarde, el 20 de octubre de 1968, Jackie sorprendía al mundo huyendo de Estados Unidos y casándose con el naviero griego multimillonario Aristóteles Onassis. La opinión pública entró en shock porque consideró que Jackie había traicionado su legado como viuda de América, casándose con un hombre al que veían como una especie de pirata.

Pero quien más sufrió lo imprevisto de aquella noticia fue Lee Radziwill, la hermana de Jackie, a la que ni siquiera le había revelado el compromiso matrimonial. Fue el propio Onassis, al que había conocido mucho antes que Jackie, quien se lo contó y le rogó que acudiera a la ceremonia ortodoxa en la isla privada de Skorpios. Ante la prensa, Lee declaraba: "Me siento muy feliz de haber sido la causante de este matrimonio, que, estoy segura, le traerá a mi hermana la felicidad que necesita".

Pero en privado, sus palabras eran muy distintas. "¿Cómo ha podido hacerme esto?", le decía a Truman Capote. Lee estaba destrozada y la relación entre las hermanas nunca se recuperó del todo. Jackie y Lee se llevaban tres años y ya desde niñas oscilaban entre la complicidad y la necesidad de brillar más que la otra. Lee, la menor, se sentía sobrepasada por los logros de Jackie, buena alumna, buena amazona y el ojo derecho de su padre.

Lee fue la primera en casarse, en 1953, con un rico publicista, y se instaló en Londres, donde se convirtió en la reina de la alta sociedad. Sin embargo, Jackie no tardó en seguirle los pasos con un matrimonio mucho más espectacular: se casó seis meses después con el soltero más codiciado del momento, John F. Kennedy, guapo, inteligente y muy rico. El matrimonio de Lee terminó a los seis años, cuando ella se enamoró del príncipe polaco Stanislaw Radziwill, y siguió su ascenso social.

Mientras tanto, Jackie, a sus 31 años, se había convertido en la primera dama más joven de Estados Unidos. Jackie siempre consultaba cada movimiento con Lee, que pasaba temporadas en la Casa Blanca. Pero ella se sentía, más que nunca, ensombrecida por su hermana. Fue en esta época cuando Lee tuvo un affair con Onassis. En el verano de 1963, toda la prensa hablaba de ello. "¿Quiere convertirse el magnate griego en el cuñado del presidente Kennedy?", se preguntaba el Washington Post.

Los Kennedy lo veían como una traición. Y entonces, entró Jackie en escena. En agosto, Jackie dio a luz a un niño que falleció a las pocas horas. Lee pidió a Onassis que la invitara a su yate. Jackie acudió, a pesar de la oposición del presidente. Un mes después, las hermanas regresaban a casa con dos valiosas piezas de diamantes como recuerdo. "La mía parecía el adorno de comunión de una niña", comentaba Lee, celosa del collar de su hermana. El malestar de Lee no cesó, siquiera, con la tragedia.

Años después del asesinato del presidente Kennedy, confesaba que lo único que había sentido ante la noticia era un cierto alivio. "Estaba cansada de que me trataran como a una frívola en la prensa", explicaba en una entrevista. En su testamento, Jackie no le legó absolutamente nada a su hermana, ni siquiera un recuerdo personal. Simplemente, pensó que no lo necesitaría. Lee asumió el golpe. Al fin y al cabo, le ha sobrevivido más de 20 años y su elegancia sigue intacta.

Cuenta que los tiempos de la Casa Blanca fueron los más felices de su vida. Pero, eso sí, en cuanto un periodista le pregunta por su hermana Jackie, acaba exclamando: "¡Oh, no! ¿No será este otro de esos reportajes sobre mi hermana y yo, verdad?".

Etiquetas: