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miércoles, agosto 29

¡A tu sombra, jamás! (ii): Louella Parsons y Hedda Hopper

(Un texto de Elena Castelló en la revista Mujer de Hoy del 5 de agosto de 2017)

Dos malignos titanes de Hollywood. Viperinas, poderosas, megalómanas...Fueron las reinas del cotilleo en la época dorada de Hollywood, gobernada por los grandes estudios...Podían hacer saltar el escándalo o, por el contrario, esconderlo si les venía bien. Hacían y deshacían carreras. Y dominaron, ellas también, el espectáculo. Louella Parsons empezó su carrera como columnista en 1914, en Chicago, en un periódico de William Randolph Hearst.

La leyenda cuenta que se ganó sus favores porque sabía guardar silencio sobre sus muchos deslices. En 1925, con 44 años, hizo su aparición en Hollywood, con una columna diaria en Los Angeles Examiner y se convirtió en la reina del cotilleo de Hollywood. Su lema era: "Debes contárselo primero a Louella". Encontraba sus fuentes en los pasillos de los estudios, en las peluquerías y en las consultas de médicos y abogados. Sus tácticas no tenían límites.

De hecho, muchas actrices se enteraban de que estaban embarazadas por sus columnas. Y se consideraba a sí misma "la primera columnista de cine de la historia". Hedda Hopper, su gran rival, empezó siendo actriz de cine mudo, en 1916. Actuó en más de 100 películas, pero nunca alcanzó la fama. Así que dejó la actuación a mediados de los años 30 y decidió sacar partido de todos sus contactos. Inició su columna en Los Angeles Times, en 1938, y se convirtió en la competencia de Louella.

Su método: dejarse caer, sin anunciarse previamente y a media noche, en casa de sus víctimas. A Louella no le costó odiar a Hedda. No soportaba ni los vestidos que llevaba, ni, por supuesto, sus enormes sombreros, que se convirtieron en su seña de identidad. Los estudios las utilizaron a las dos como una forma de intimidar a sus estrellas. Y ellas se consideraban guardianas de la moral. Hedda iba más lejos (o era más sincera). Se llamaba a sí misma "la zorra mundial".

Se conocieron en la época en la que Hedda era actriz, cuando Louella la elogiaba en sus columnas y ella, a cambio, le contaba cotilleos. Acabaron detestándose, a pesar de lo que tenían en común. Las dos nacieron en ciudades pequeñas y criaron solas a sus hijos. Las dos ganaron mucho dinero en la prensa, pero estaban siempre endeudadas por su extravagante tren de vida. Y las dos compartían unas ideas políticas ultraconservadoras. No se detenían ante nada.

Fue Louella la que lideró la persecución que sufrió Ingrid Bergman, entonces casada con Aron Lindström, por su romance con Roberto Rossellini, hasta el punto de que el senador demócrata Edwin C. Johnson describió a la actriz como "una poderosa influencia maligna" de la que había que salvaguardar a América. Hedda, por su parte, provocó que Charlie Chaplin no pudiera entrar de nuevo en Estados Unidos tras un viaje a Europa, en 1952, por sus frecuentes críticas políticas y morales contra el actor.

ouella se consideraba la verdadera periodista. De hecho, Hedda tenía que dictar sus artículos porque casi no sabía ortografía. Entre ambas sumaban 75 millones de lectores. Pero su reinado declinó con el ocaso de los grandes estudios. Louella se retiró, en 1965, por el declive de su salud, y murió en una casa de retiro, en 1972, con la cabeza perdida. Hedda había fallecido seis años antes de neumonía.

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