Rita Hayworth. Más allá de Gilda: cien años de un mito explosivo
(Un texto de Magdalena Tsanis en el Heraldo de Aragón del 20
de octubre de 2018)
Antes de convertirse en uno de los
mayores mitos de la Historia del Cine gracias a la pelirroja explosiva de
Gilda, Rita Hayworth (1918-1987) ya había filmado más de dos tercios de su
filmografía, muchas de ellas películas de serie B que explotaron el estereotipo
de belleza exótica y latina.
Con motivo del centenario de su
nacimiento, que se cumple el […] 17 de octubre [de 2018], se acaba de publicar
El universo de Rita Hayworth (Notorius Ediciones), un volumen enciclopédico e
ilustrado, en el que una veintena de autores analizan la trayectoria de la
actriz, película a película, y las claves de su vida.
Lo suyo fue una auténtica carrera de
fondo, condicionada y a menudo manipulada por los hombres a los que amó,
empezando por su padre, el bailarín español Eduardo Cansino, que la puso a
bailar con sólo tres años, la explotó laboralmente y, según contó su segundo
marido, Orson Welles, llegó a abusar sexualmente de ella.
La vida de Hayworth estuvo marcada
por acontecimientos extremos: fue la más deseada, pero en la intimidad
rechazaba la etiqueta de icono erótico y soñaba con dejar el cine; también fue
la primera actriz de Hollywood que se convirtió en princesa (al casarse con Ali
Khan) y la primera celebridad que padeció Alzhéimer, con la desgracia añadida
de que tardaron 20 años en diagnosticárselo.
Una aún adolescente Rita Cansino —su
nombre original era Margarita Carmen Cansino—, morena y con la raya al medio,
exhibía sus dotes como bailarina en los primeros títulos de su carrera, como
Amor de gaucho (1935), Charlie Chan en Egipto o Contrabando humano (1936).
Su primer marido, Edward Judson, con
quien se casó con solo 18 años para escapar de su padre, se encargó de su
primer cambio de imagen, incluido un doloroso proceso de electrólisis para
modificar el lugar de nacimiento de su cuero de cabelludo, y movió cielo y
tierra para convertirla en una estrella. Fue él quien le consiguió su primer
contrato con Columbia, pero también la dejó casi en la ruina cuando ella pidió
el divorcio.
La primera película que empezó a
cambiarlo todo para Hayworth fue "Sólo los ángeles tienen alas"
(1939), todo un clásico del cine de aventuras de Howard Hawks. La actriz no
aparece hasta el minuto 50, pero lo hace de un modo espectacular que hizo que
todo el mundo se fijara en ella.
En "La dama en cuestión"
(1940), Charles Vidor explotó por primera vez el gran magnetismo que tenía con
Glenn Ford, aunque con resultados a años luz de "Gilda".
La película que la lanzó
definitivamente a la fama llegó un año después, "Sangre y arena"
(1941). En la adaptación de la novela de Blasco Ibáñez, Rouben Mamoulian saca
partido de nuevo a su origen hispano para convertirla en esa "femme
fatale" que es Sol y que bebe del mito de Carmen.
Pero la actriz decía que los únicos
papeles con los que se sentía identificada eran los de las películas que hizo
con Fred Astaire, en los que interpretaba a chicas ingenuas. "Desde aquel
beso" (1941) y "Bailando nace el amor" (1942) le dieron más
satisfacciones personales que "Gilda" o "La dama de Shanghai".
Pero fue sin duda "Gilda"
(1946) el título que la consagró como una estrella de Hollywood, dejando para
la posteridad escenas como el 'striptease' más breve y sensual y la bofetada
más sonora de la historia del cine.
Su impacto fue tal que hasta el
Ejército de EE.UU. bautizó con su nombre e imagen la bomba atómica lanzada el 1
de julio de 1946 sobre el atolón de Bikini. Welles contaba que Hayworth sufrió
un auténtico ataque de ira, pero no podía oponerse porque había sido decisión
del capo de Columbia, Harry Cohn.
"La dama de Shanghai"
(1947), obra cumbre del cine negro y otra de sus películas más recordadas, se
filmó cuando Welles y Hayworth llevaban ya dos años separados. La cinta, en la
que sorprendió con un rubio platino espectacular, no tuvo éxito comercial en su
momento.
Etiquetas: Tardes de cine y palomitas
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