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sábado, junio 29

Gio Ponti: el creador del 'made in Italy'

(Un texto de José Segovia en el XLSemanal del 23 de septiembre de 2018)

Con el título de Tutto Ponti. Gio Ponti Archi-Designer, el Museo de Artes Decorativas (MAD) de París inaugurará el próximo 19 de octubre una retrospectiva de este ecléctico creador, cuyas obras fueron el máximo exponente del made in Italy tras la Segunda Guerra Mundial. La exposición (abierta hasta el próximo 10 de febrero) ofrecerá un variado muestrario de las piezas de decoración que ideó Ponti en sesenta años de prolífico trabajo.

Considerado como uno de los arquitectos y diseñadores más influyentes del siglo XX, Gio Ponti difundió su estilo por el mundo gracias a los edificios que construyó en Venezuela, Estados Unidos, Oriente Medio e incluso Hong Kong. Ponti fundó las revistas Domus y Estilo, ideó cubiertos, vajillas y muebles, como la silla 699, conocida como Superleggera.

Su curiosidad y creatividad hicieron que se atreviera con todo. Sus intereses iban de lo sumamente grande a lo infinitamente pequeño. del rascacielos a una simple cucharilla de café. Su casa en Milán (1956-1957), construida como una secuencia de espacios abiertos y grandes puertas plegables; la Torre Pirelli (1956-1961), también en Milán; y la Villa Planchart (1953-1957), en Caracas, son consideradas sus tres grandes obras arquitectónicas.

Un sueño en el trópico

A principios de los años cincuenta, el matrimonio de la alta sociedad caraqueña formado por Armando y Anala Planchart buscaba un arquitecto que pudiera plasmar su sueño de diseñar su casa ideal a las afueras de Caracas. En uno de sus viajes a Europa, los Planchart ojearon un ejemplar de la revista Domus y quedaron maravillados por lo que exponían sus páginas. De inmediato se pusieron en contacto con Ponti y le plantearon su deseo.

Con 62 años de edad, el arquitecto milanés aceptó el encargo sin haber viajado nunca a Venezuela y sin saber a qué se enfrentaba en el trópico. Y la experiencia fue tan intensa que apenas podía concentrarse en su trabajo. «El trópico me atrapa», aseguraba el diseñador. Y la experiencia mereció la pena. Ponti logró un edificio espectacular, que todavía hoy se estudia en las facultades y escuelas de arquitectura. A partir de un juego de planos y líneas sobre suelos y techos, el milanés consiguió conducir al visitante directamente hacia el espacio principal de su proyecto. el amplísimo salón con ventanales que dejaban ver el fantástico valle de Caracas.

Renacentista del siglo XX

Su otro gran proyecto, el edificio Pirelli, se encuentra ubicado frente a la Estación Central de Milán. En 1950, Alberto Pirelli -el presidente de la empresa que lleva su apellido- le pidió a Ponti que construyera un rascacielos singular, que diera prestigio al nombre de su firma comercial. Ponti, con la ayuda de Pier-Luigi Nervi y Arturo Danuzzo, puso en pie un elegante edificio de hormigón de 127 metros que se convirtió en uno de los símbolos y en la estructura más alta de la ciudad. Desde su última planta, el visitante tiene el privilegio de contemplar una magnífica vista de toda la llanura padana.

Una vez que se licenció en Arquitectura en 1921, Gio Ponti logró su primer trabajo como director artístico de la firma cerámica Richard Ginori, donde creó originales piezas inspiradas en el neoclasicismo italiano. Años más tarde se asoció a Emilio Lancia y Mino Fiocchi y fundó la firma de iluminación Fontana Arte, donde diseñó todo tipo de lámparas, sillas para Cassina, cuberterías para Krupp y cafeteras para Pavoni. Desde 2012, la empresa Molteni colabora con los herederos de Ponti para reeditar algunos de sus muebles más emblemáticos.

Su temprana carrera como diseñador influyó en sus posteriores obras arquitectónicas, cuyos interiores incorporaron mobiliario original. El objetivo del arquitecto milanés era integrar arte y arquitectura, ya que creía que un edificio debía servir a un propósito e integrarse en el entorno urbano que ocupaba.

En los años treinta, los responsables de los almacenes italianos La Rinascente le encargaron una serie de muebles de líneas sencillas a precios modestos, lo que hizo posible que las artes decorativas fueran accesibles a un número mayor de gente. Ponti podría ser definido como un renacentista del siglo XX. Trabajó para más de cien empresas, como académico dio clases en 24 países, hizo escenografías para cine y teatro, escribió cientos de artículos y construyó edificios en trece países. Hoy es admirado por una legión de diletantes del diseño y sus muebles originales son un objeto de deseo para coleccionistas.

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