Bolívar y lo bolivariano
(Una columna de José Luis Mateos en el Heraldo de Aragón del
11 de agosto de 2018)
[…] Y es que no es muy conocido lo que quiere decir
'bolivariano', más
allá de que hace alusión a Simón Bolívar. Y poca gente conoce al caudillo de la
independencia de gran parte de Sudamérica.
Hay que decir que los españoles somos la única gente que erigimos
monumentos a los que lucharon contra nosotros. Dicho de otra manera, a los que
desmembraron el imperio español; aunque sus partidarios estuvieran repletos de
razones para hablar del gran patriota y del Libertador. Algunos por aquí
creerán que se trata de algún general español de la Guerra de la Independencia.
Por eso es conveniente conocer el régimen que Bolívar instauró en la Nueva
Granada española.
Simón Bolívar nació en Caracas un 24 de julio de 1783. Su
padre pertenecía a una de las familias más antiguas de Venezuela, y era poseedor de un gran
patrimonio. Y siempre
al servicio del rey de España. No era, pues, un cualquiera. Simón José Antonio
de la Santísima Trinidad fue bautizado en la catedral por su primo, el doctor don
Juan Félix Jerez de Aristeguieta. Su padre falleció a los dos años y medio y su
madre a los nueve años. Esta orfandad marcaría su vida. Determinación y astucia
formarían parte de su carácter. Influido por las lecturas revolucionarias de su
maestro Simón Rodríguez, su mente ya apuntaba a un histórico destino.
El Acta de Independencia de Venezuela (1811) retrata a un
Bolívar ya radicalmente centralista, además de llevar a la Primera República de
Venezuela. Habiendo reconquistado las tropas españolas las tierras venezolanas
y colombianas, Bolívar vuelve a reemprender la lucha hasta la victoria final.
Fue partidario de un poder fuerte y centralista, hasta asumir el mando y
declararse dictador vitalicio (1828); cuando España oteaba ya gobiernos
constitucionales. Su gestión fue ampliamente rechazada. Bien pronto tuvo que
enfrentarse a una conspiración que acabó con el fusilamiento o el exilio de los
amigos de Bolívar. […]
Etiquetas: Ayudando a Supereñe (y a sus amigos guiris), Pequeñas historias de la Historia
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