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...o una historia, o una anécdota... Simplemente algo que me haga reir, pensar, soñar o todo a la vez, si cabe ..Si quereis mandarme alguna de estas, hacedlo a pues80@hotmail.com..

domingo, junio 22

La palabra ‘periódico’

 (Un texto de Martín Caparrós en El País Semanal del 18 de abril de 2021)

Las noticias ya no son periódicas, irrumpen en cualquier momento. El mundo está en cambio constante. Quizás deberíamos llamar a los diarios continuos.

¿Y entonces qué habría que hacer con esas palabras que ya no son lo que eran, no significan lo que significaban? ¿Vale la pena señalarlas, agregarles algún tipo de advertencia, un asterisco que anuncie "atención, palabra confundida"? La palabra "periódico", digamos. Ningún sudaca la diría, pero para eso están las diferencias: ustedes dicen periódico, nosotros decimos diario; nosotros decimos ustedes, ustedes dicen vosotros —y vosotros quién sabe. En cualquier caso, diario y periódico pueden ser lo mismo: un hato de papeles entintados que envolverán los restos del mañana. Y son lo mismo: dos adjetivos hechos sustantivos que definen algo que sucede con una regularidad determinada. "Periódico" es otro ejemplo de la parte por el todo: aparecer a intervalos fijos era solo una de las características de esos hatos llenos de avisos y de anuncios, pero acabó siendo su nombre.

El primero en castellano fue obra de un tal Francisco Fabro Bremundán, secretario de un bastardo del rey Felipe IV y una actriz, que, hace justo 360 años, publicó el primer número de la Relación o Gaceta de algunos casos particulares, así políticos como militares, sucedidos en la mayor parte del mundo; el pionero se imprimía cada mes y sobrevivió; tanto que, tras llamarse Gaceta de Madrid durante un par de siglos, a principios del XX terminó por convertirse en el Boletín Oficial del Estado —español— y allí sigue. Pero ya en 1758 le había surgido, entre otros, un competidor particular: el Diario de Madrid aparecía, como su nombre lo indica, todos los días, y empezó a crear esa costumbre.

La esencia de lo periódico es que establece un ritmo: durante los últimos 200 años el tiempo de muchos fue marcado por aquellos impresos. Leer el periódico no era solo una forma de asomarse y echar una mirada; era, sobre todo, un modo de organizar la vida. Me despierto, hago el café, abro el periódico; el mundo se desplegaba una vez al día.

Y lo mismo pasaba con su producción: sus artesanos iban cociendo todo lo que tenían para reunirlo en una "edición" que se imprimía a horarios fijos. Era un imperativo técnico, pero a veces lo que aparece como imposición se mantiene como costumbre: durante décadas los noticieros —de la radio primero, de la tele después—, que no tenían por qué, también reunían sus noticias para ofrecerlas en horarios fijos, como si algo los obligara más allá del hábito. Eran tiempos en que las informaciones llegaban a sus horas, como un buen jarabe.

Eran periódicas y había que ir a buscarlas: comprar el diario, sintonizar las noticias. El gran cambio es que ahora las noticias aparecen sin que las busques. La tarea, si acaso, ya no es verlas, sino no verlas. Porque los medios actuales —corriente continua, shock tras shock tras otro shock— se creen que tienen que lanzar piedritas todo el tiempo, requerir todo el tiempo tu atención.

—¿Qué tienes para las 16.42?

—El invento de unos zapatos para perros trifásicos, fascinante, viene con un buen vídeo de gatitos.

—¿Y para las 16.48?

—Uy, las 16.48.

Las dizque noticias ya no son periódicas; irrumpen en cualquier momento. El mundo no se renueva cada día: está en cambio constante —y nada cambia. Por esa furia de darte siempre algo han conseguido que casi todo nos importe poco: en mi barrio lo llaman escupir para arriba —y lo hacemos espléndido. Los medios quieren mandarte un flujo constante incontenible porque su negocio consiste en mantenerte pinchado non stop y han creado ese sentido de urgencia en que vivimos, esa atención dispersa pero permanente para la cual no enterarse de la separación de Pinchafifis 12 minutos después de que suceda es un fracaso, la evidencia de que todo se te escapa —y te enteras y no importa nada.

Así que la palabra "periódico" ya no tiene sentido. Deberíamos llamarlos "continuos", un flujo sin mojones, un espacio sin tiempos que lo marquen. Como la vida ahora, cuando la peste la ha revuelto tanto.

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miércoles, junio 18

La verdadera historia de Rita La Cantaora, la artista jerezana detrás del refrán popular

(Un texto leído en El Español el 26 de mayo de 2020)

Nació en Jerez de la Frontera pero su talento rápidamente la llevó a los cafés más famosos de Madrid.

El nombre de *Rita La Cantaora* es más conocido por el refrán popular que por su talento artístico. Expresiones como "Lo va a hacer Rita la Cantaora", "Va a ir Rita La Cantaora" o demás variantes del dicho popular se han impuesto en el refranero español pero pocos conocen su origen.

Rita Giménez García nació en Jerez de la frontera en 1859. Desde muy joven, Rita destacó por su talento para el cante y el baile flamenco. Empezó cantando coplas en su tierra natal pero pronto se fue a Madrid,
para cantar junto a los más reputados artistas en los cafés de la capital.

Entre 1884 y 1895, Rita compartió escenario con artistas como como José Barea, Juana la Macarrona o las Borriqueras. Las malagueñas y las soleares era su especialidad y pronto las revistas y las publicaciones
de la época empezaron a dedicarle sus espacios. La revista El Enano le brindaba en 1885 unos versos en los que destacaba su belleza y su gracia cantando, con estas palabras: "Del pueblo andaluz señora, todo el
elogio merece, que su mirar enamora, que una rosa que florece, es Rita La Cantaora".

Su fama fue creciendo a finales del siglo XIX y principios del XX. De ella se decía que le apasionaba tanto lo que hacía que jamás rechazaba una actuación, sin importar lo que le pagaban por ella y su nombre
aparecía en un sinfín de carteles. Muchas veces, si el público se lo pedía, se arrancaba a cantar o a bailar sin pedir nada a cambio.

En esta su faceta de cantaora infatigable, devota del cante y del baile flamenco más allá del dinero que pudiera proporcionarle, parece estar el origen del dicho popular. Una de las explicaciones sugiere que nació de sus propios compañeros que, cuando no querían actuar en algún café o teatro, recomendaban a Rita La Cantaora, porque ella siempre aceptaba las actuaciones. Otra teoría, sin embargo, señala que la expresión surgió por parte de los que le tenían cierta envidia y que, cuando no estaban de acuerdo con el pago por sus actuaciones contestaban con la frase “Que lo haga Rita La Cantaora” en tono despectivo.

La verdad es que su pasión no le generó fortuna, pese a su talento. Rita vivió casi toda su vida en el barrio humilde de Carabanchel Alto, tras conocer y hacerse amiga del bailaor Patricio el Feo con el que se fue a vivir. Allí conoció al volquetero Manuel González Flores, quien fue su marido. Este era viudo y tenía una hija y cuatro nietos. Sin descendencia propia, cuando Manuel falleció de forma súbita en 1930, Rita se hizo cargo de ellos y dedicó el resto de su vida a cuidar de la familia.

Su última actuación sobre un escenario fue en 1934, a los 75 años, cuando su amigo Fosforito la invitó a un festival solidario en el madrileño Café de Magallanes en beneficio de un compañero que lo estaba
pasando mal.

Al año siguiente habría de recordar esta actuación en una entrevista, con las siguientes palabras: "No se me orviará mientras viva. Tos los viejos reuníos. ¡Aquello! Ahora no hay más que buena vose y
fandanguillos, cosa fina, pero na... Se acabó la sabiduría der cante y del baile" (sic).

En la que fue última entrevista, para /Estampa/, bajo el titular "Rita La Cantaora vive olvidada en Carabanchel Alto", la periodista Luisa Carnes lamentaba que la artista hubiese caído en el olvido: "de tan
famosa llegó a ser para la nueva generación sólo un refrán", escribió. En ese momento, Rita vivía lejos de los escenarios y dedicada a sus nietos. "He vivío como una reina y ahora soy más probe que las ratas"
(sic), decía la cantante.

"Tuve a mi vera a muchos hombres, que me hubieran elevao... y me casé con un vorquetero de Carabanché. ¡La via! *Si uno supera er fin que le aguarda en eya, ya viviría de otro mo*" (sic), contaba la cataora, antes de arrancarse con una de sus coplas. "Males que acarrea er tiempo, quién pudiera penetrarlos, para ponerle remedio, ante que viviera er daño".

En 1936, con el inicio de la Guerra Civil, las autoridades evacuaron a los habitantes de Carabanchel a Zorita del Maestrazgo, un pueblo de Castellón donde vivió sus últimos días hasta que murió, de una
asistolia, el 29 de junio de 1937 a los 78 años.

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lunes, junio 2

Completed vs finished

For English Language Lovers. What is the difference between 'Completed' and 'Finished'? 

No dictionary has been able to define the difference between 'Complete' and 'Finished.' But in a linguistic conference in England, Sun Sherman, an Indian American, was the clever winner. 

His response: When you marry the right woman, you are 'Complete.' If you marry the wrong woman, you are 'Finished.' And when the right woman catches you with the wrong woman, you are 'Completely Finished.' His answer received a five minute standing ovation.

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domingo, mayo 4

Signos de interrogación y exclamación

(Según la RAE)

Sí. Cuando el sentido de una oración es interrogativo y exclamativo, es válido abrir y cerrar con ambos signos: ¿¡Cómo!? o ¡¿Cómo?!

Aunque es menos aconsejable, también se puede abrir con el signo de interrogación y cerrar con el de exclamación (¿Cómo!), o viceversa (¡Cómo?).

El uso de varios signos de exclamación para dar énfasis a una oración exclamativa es válido: ¡¡¡Qué rico!!! 

Para dar énfasis a una pregunta, es preferible combinar los signos de interrogación y exclamación (no repetir la interrogación): ¡¿Qué dices?!

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jueves, abril 24

Cinco palabras difíciles de pronunciar en español

(Este es un texto de Nora Villalba en La Razón del 26 de mayo de 2023. Que conste que una de las palabras no sé si se puede considerar española, aunque difícil de pronunciar sí que es)

En el DRAE (Diccionario de la Real Academia Española) se pueden encontrar más de 100.000 palabras. Cada una con un significado diferente, una longitud distinta y que son utilizadas en mayor o menor medida. Ya sean agudas, llanas, esdrújulas o sobresdrújulas, algunas se pueden pronunciar con facilidad. Pero en otros casos, sin embargo, no es una tarea sencilla. Y es que en el castellano (o español) hay ciertos términos que son bastante difíciles de decirlas con fluidez.

A los hispanohablantes se nos resisten ciertas palabras. Los problemas para pronunciar pueden darse por trastornos cognitivos que normalmente tienen lugar en la niñez, pero pueden darse casos que se vean en la adolescencia e incluso en la edad adulta. Estas alteraciones pueden afectar a nuestra articulación, fonología, fluidez o voz, y deben tratarse para evitar que se agraven.

Es el caso, por ejemplo, de la dislalia, que consiste en un trastorno de la capacidad de articular o pronunciar correctamente los fonemas (decir "lodo" en lugar de "loro". También nos podemos encontrar con la disartria, una dificultad para articular sonidos y palabras ("iño" en vez de "niño"); disglosia, provocada por una dificultad causada por lesiones físicas, o disfemia, caracterizada por tartamudeos o espasmos al hablar.

¿Cuáles son las palabras más difíciles de pronunciar en castellano?

Más allá de casos físicos y cognitivos, lo cierto es que hay problemas que podemos tener al pronunciar y que vienen dados de varios factores. Por ejemplo, la presencia de varias consonantes seguidas (transcribir) o la presencia de sílabas de articulación similar (como en paralelepípedo). También puede darse el caso de que nuestro nivel cultural o vocabulario sea escaso (y confundir palabras como croqueta y "cocreta"), o que, mismamente, sean palabras que no sean muy utilizadas.

  • Otorrinolaringólogo. Especialista en otorrinolaringología, que es una parte de la medicina que trata de las enfermedades del oído, nariz y laringe.
  • Desoxirribonucleico. Referente al ADN (ácido desoxirribonucleico), esencia, naturaleza de alguien o de algo.
  • Electroencefalografista. Persona especializada en electroencefalografía, un estudio que miede la actividad eléctrica en el cerebro mediante pequeños discos de metal colocados sobre el cuerpo cabelludo.
  • Hipopotomonstrosesquipedaliofobia. Dícese de la fobia a las palabras largas. Las personas que sufren de este tipo de temor tienen miedo a leer o pronunciar una palabra que contenga una gran cantidad de letras. Paradójicamente, se asustan al pronunciar el tipo de fobia que tienen.
  • Pneumonoultramicroscopicsilicovolcanoconiosis. Aunque la palbra más larga recogida en el diccionario académico es "electroencefalografista", esta palabra también está considerada como una de las más difíciles de pronunciar del castellano. Se refiere a un término utilizado para referirse a la enfermedad pulmonar producida por la intoxicación de sílice (o al respirar ceniza de un volcán), según el Oxford English Dictionary.

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martes, abril 8

10 palabras alemanas sin traducción

(Un texto de Iván Olsen leído en www.infoidiomas.com el 16 de julio de 2020)

Seguros estamos de que no te hacemos ningún spoiler sobre el mundo de los idiomas si te contamos que todas las lenguas poseen alguna que otra palabra intraducible. Vocablos que no cuentan con una traducción literal a otros idiomas y en ocasiones poseen significados de lo más rebuscados e incluso irrisorios.

“¡Pero eso no son significados rebuscados, sino además palabras bastante comunes!” Muy cierto, por eso antes hemos dicho “en ocasiones”. La otra cara de la moneda es menos Krusty el payaso y mucho más bonita: un gran número de estas palabras intraducibles son un fiel reflejo de la cultura que las origina. Manifiestos de las costumbres, formas de vida y aspectos esenciales para una determinada sociedad.

Prueba de ello son las 3 palabras para designar la nieve que poseen las distintas lenguas inuit: ’Qaniɣ’ (‘Nieve cayendo’), ‘Aniɣu’ (‘Nieve caída’) y ‘Apun’ (‘Nieve sobre el suelo’).

Otro ejemplo es la palabra japonesa ‘Kintsukuroi’ (金継ぎ/金繕い). Este término se refiere a la tradición japonesa de reparar la cerámica con laca de oro o plata con el objetivo de que las grietas del objeto sean bien visibles. Según la filosofía japonesa, las roturas y reparaciones de los objetos han de mostrarse, no ocultarse; pues forman parte de la historia y vida de dicho objeto, de su constante transformación. Una filosofía que también se aplica a las personas.

Pues bien, como habrás adivinado por el título (que tampoco hace falta ser Sherlock Holmes o Hércules Poirot) hoy vamos a comentar las palabras alemanas sin traducción que más han llamado nuestra atención. Ojo, no son todas las que existen, pero si son todas las que están.

Así pues, ponte cómodo, ten a mano un buen bol de palomitas (o nachos; a todo el mundo le encantan los nachos) y disfruta con lo sorprendente que puede llegar a ser el idioma alemán (una lengua que, por cierto, no es tan difícil como nos la suelen pintar).

Sturmfrei

Una de esas palabras alemanas sin traducción que viene a significar: cuando tus padres se marchan y tienes toda la casa para ti.

La palabra que todo adolescente con las hormonas revolucionadas espera oír cada fin de semana. ¡Lo sorprendente es que sólo los alemanes la tengan!

Schilderwald

Una de esas palabras en alemán sin traducción que significa: una calle tan saturada de señales que confunde más que ayuda.

Buen ejemplo de cómo una palabra da fe de la sociedad que le da lugar: si alguna vez has conducido por el centro de alguna ciudad germana lo comprenderás. Aunque ahora que lo pensamos a Tokio tampoco le vendría mal…

Backpfeifengesicht

Una de esas palabras alemanas intraducibles que significaría: una cara que merece ser golpeada, o que pide a gritos un golpe.

Ohrwurm

Palabra alemana sin traducción que significa: ¿Literalmente? ‘Gusano en el oído’. No nos preguntes el porqué de dicho gusanejo, pero lo importante es que esta palabra del alemán vendría a significar ‘Cuando una canción se te pega y no puedes quitártela de la cabeza’.

Torschlusspanik

Palabra alemana intraducible que vendría a significar: de nuevo, de forma literal, esta palabreja germana se traduciría como “Pánico a la puerta cerrada”. Pero a no ser que exista una fobia que cumpla tales características eso no tiene ningún sentido. ¿Su significado pues? ‘El miedo que experimentamos al dejar pasar oportunidades (sobre todo con el pasar de los años)’.

“Carpe diem”, que diría el profesor Keating. “Coged las rosas mientras podáis, veloz el tiempo vuela. La misma flor que hoy admiráis, mañana estará muerta.”

Waldeinsamkeit

Una de las palabras intraducibles en alemán que significaría: el sentimiento de estar solo en el bosque y conectado con la naturaleza.

Si alguna vez visitas la Selva Negra, al sur de Alemania, te recomendamos pasar una noche (o dos, o tres) en una cabaña en medio de la espesura. Así experimentarás ‘Waldeinsamkeit’ en su máxima expresión. Maravilloso

Erbsenzähler

Una de las palabras sin traducción en alemán que significa: esta palabreja también cuenta con una traducción literal: “Alguien que cuenta sus guisantes”. Una bonita metáfora que en realidad por estos lares vendría a significar ‘Alguien obsesionado con los detalles y que lleva el control hasta el extremo’.

Erklärungsnot

Palabra alemana intraducible que vendría a significar: tener que explicarse rápidamente.

Es curioso que una palabra creada para indicar que has de explicarte a toda prisa (por ejemplo, porque está llegando esa persona de la cual andas echando pestes) sea tan larga y tarde tanto en pronunciarse. Fallos de diseño respecto al lenguaje…

Wanderlust

Una de las palabras intraducibles en alemán que vendría a significar: un fuerte deseo de viajar.

En realidad, el significado va mucho más allá: se refiere al deseo de salir de la comodidad del hogar, de conocer mundo y otras culturas.

Fernweh

Palabra alemana sin traducción que significa: sentir nostalgia por un lugar al que nunca has ido.

Con respecto a esta palabreja siempre hay un poco de polémica en cuanto a su traducción. Si bien algunos prefieren traducirlo como ‘Sentir nostalgia por un lugar al que nunca has ido’, también podría venir a significar ‘Echar de menos poder viajar/conocer mundo’. Sea como fuere, nos encanta

Nos dejamos muchas más en el tintero: ‘Sandkastenfreund’, ‘Heimweh’, ‘Gemütlichkeit’… [...]

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viernes, marzo 28

Origen de la palabra "Wey" o "Güey"

 (Leído en una publicación de Fb en el muro "Cultura azteca y cultura maya")

La mexicana es una de las culturas que más distorsiones hace del lenguaje, en un juego que muestra el carácter irónico de su manera de ver la vida. Las modificaciones cotidianas al lenguaje son un reflejo también de la creatividad, pero sobre todo, del humor y de un cierto toque relajado; ciertamente, una de las mayores virtudes de esta cultura: un ejemplo que se se recrea también en la irónica celebración del Día de Muertos, por ejemplo.
 
De entre las tergiversaciones interrumpidas al lenguaje, una de las más destacadas, que más desconciertan primero y simpatizan luego a los extranjeros, es el término de “wey” para referirse o llamar a alguien. Los mexicanos usan esta palabra cotidianamente en un slang utilizado por la totalidad de las clases sociales, pero ¿de dónde viene este uso tan democrático?
 
Si eres mexicano probablemente recordaras que el “wey” de hoy, en los años 90 comenzó a popularizarse masivamente usado como “buey”, aludiendo al animal que en la cultura popular es percibido como pasivo y lento. De esta manera, el “buey”, era una manera de “ofender” cariñosamente a alguien, una manera de mostrar confianza, incluso con personas recién conocidas. Luego, como una forma de simplificar fonéticamente la expresión, y así lo reconoce incluso la Real Academia de la Lengua Española, el “buey” paso al “güey”, al “wey”, e incluso también al “wé”.
 
La anterior explicación alude sólo al uso de “wey” cuando explotó la popularización del término. Sin embargo, algunas versiones apuntan a que su origen es mucho más antiguo. Una de ellas relaciona “wey” a la palabra de origen náhuatl uey o huey, que significa gran o grande y solía usarse antes de tlatoani (rey); sin embargo en ocasiones se empleaba sola, para referirse a una persona respetada. Otras teorías extraen el término de un coloquialismo usado desde inicios hasta mediados del siglo pasado para referirse a un hombre que ha sido engañado por su mujer: el buey en este sentido era una ofensa para referirse a un hombre “de cuernos grandes y sin huevos”; lo anterior, porque los bueyes solían ser los animales castrados por poseer los cuernos más grandes. Además la palabra “cuernos”, en el lenguaje mexicano, también es aplicada para referirse a una persona que ha sido engañada por su pareja.
 
Hoy el término es más usado, como se especificaba en un principio, como un derivado del “buey” como animal, que suele ser lento; así, es una manera de “tontear” cariñosamente al otro, aunque su uso se ha vuelto tan común que su sentido está más inmerso en una manera de llamar a alguien con un toque de confianza y humor.

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sábado, marzo 22

To ask

Los verbos “pedir” o “preguntar” en inglés siempre suelen generar dudas a todo el mundo.

Vamos a aclarar las diferencias entre sus distintas formas de utilización en este breve artículo.

preguntar algo = to ask something
preguntarle a alguien = to ask somebody
pedirle a alguien = to ask somebody
pedir algo = to ask for something

Entonces se ve claramente que para tanto preguntarle a alguien como pedirle a alguien se utiliza to ask. También cuando se pregunta algo, se usa ask. La diferencia es cuando se pide algo porque entonces hay que usar ask for. Es lo que los hispanohablantes suelen ignorar.

El verbo “pedir algo” o “preguntar por algo” es “to ask for”.

OJO: Cuando hay un objeto indirecto se coloca después de “ask” y “for”, ¡y no olvides la preposición!. Ejemplos:

  • Voy a pedir la cuenta: I’m going to ask for the bill.
  • Pediré una libreta: I’ll ask for a notebook.
  • Ella me pidió un favor: She asked me for a favour.
  • Pregunta por Jim en recepción: Ask for Jim at reception.
  • Los empleados piden un aumento de sueldo: The employees are asking for a pay rise.

Sin embargo, para “solicitar hacer algo” o “pedir que alguien haga algo” en inglés usamos el verbo “ask” más el infinitivo.
En el segundo caso hace falta incluir un objeto / pronombre objeto inmediatamente después del verbo. Veamos los siguientes ejemplos:

  • Solicité ir: I asked to go.
  • Le pedí a ella que me acompañara: I asked her to come with me.
  • Nos pidieron que volviésemos mañana: They asked us to come back tomorrow.
  • Ella solicitó ser considerada para el puesto: She asked to be considered for the position.
  • ¿Le pedirás (a él) que me llame?: Will you ask him to call me?

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domingo, marzo 16

Qué derroche, ahogar el latín

(La columna de Guillermo Fatás en el Heraldo de Aragón del 28 de abril de 2019)

Cuando Joseph Ratzinger no imaginaba que sería papa, dejó dicho: «La crisis que estamos viviendo en la Iglesia se debe en gran parte a la disgregación de la liturgia». En 1964, un notable grupo de personalidades de la cultura pidió al papa Juan XXIII que preservase el latín litúrgico. No eran precisamente carcas y entre ellos figuraban los españoles Bergamín, Zambrano, Madariaga y Casals, además de Borges, Auden, Chirico, el Nobel italiano Quasimodo, Mauriac, Montale y Toscanini. Uno de ellos, Julien Green, presidente de l’Académie Française, escribió que veía «con horror» la pérdida que se avecinaba. «Tras esto, vendrá la oscuridad». El llamamiento no sirvió de nada.

En 1971, esta vez con Pablo VI en el solio papal, otros notorios firmantes asustados ante lo que ocurría insistieron en que el latín, en la Iglesia y en Europa, tenía tanta importancia simbólica y cultural como lo mejor del patrimonio material, puesto que los templos, los monasterios, las basílicas y las catedrales, que a nadie sensato se le ocurriría destruir, se habían erigido precisamente para acoger «un rito bimilenario, que hasta hace pocos meses era una tradición universalmente viva». De ese latín, mantenido vivo en un ritual ecuménico, había nacido un sinfín de obras «infinitamente preciosas» y no solo de místicos y clérigos, sino de poetas, músicos, filósofos, arquitectos, escultores y pintores «entre los mayores de todos los países y épocas». Por eso, añadía el texto, ese patrimonio no pertenece solo a la Iglesia católica y a sus fieles, sino que es universal. Debe decirse que los numerosos firmantes del mensaje no eran todos católicos. Junto a Graham Green o el duque de Norfolk, que sí lo eran, lo suscribían intelectuales o creadores tan descollantes como Agatha Christie, Vladimir Ashkenazy, Maurice Bowra, Yehudi Menuhin, Iris Murdoch y Joan Sutherland.

El origen de este temido cambio cultural, de tan amplias repercusiones, está en la ‘constitución’ ‘Sacrosanctum Concilium’, de 4 de diciembre 1963: ahí nació la misa católica dicha en lengua común y de frente a los asistentes. Oficialmente, fue Pablo VI quien celebró la primera, en una parroquia romana, el 7 de marzo de 1965. Pasado un tiempo, y derrotada ya masivamente la liturgia en latín, casi totalmente amputada de la misa –el rito católico más frecuente–, nació la certidumbre de su defunción que motivó el alarmado escrito de 1971.

Los papas, desde Juan XXIII, han hecho declaraciones en favor del latín, pero retóricas, sin voluntad de eficiencia ni alcance masivo. Su universalidad se estima caduca; su profunda dignidad, poco útil; y secundaria la precisión léxica en la fijación milenaria de los matices de la doctrina.

En 2005 ya no se reclamaba nada a la Iglesia, dándose por perdida la batalla. Pero más de 2.500 escritores de toda clase, como Vargas Llosa, Muñoz Molina, Sampedro y Luis Goytisolo aducían que conocer el latín y el griego era el acceso a las culturas que engendraron, matrices de la ‘civilización occidental’.

La última consecuencia advertida de este abandono es que incluso el papa se equivoca en la bendición más importante del año, la ‘urbi et orbi’ impartida en la plaza de San Pedro por la Pascua de Resurrección, en la cual ha dicho ‘Filius’ y ‘Sanctus’ donde se requerían ‘Filii’ y ‘Sancti’.

El latín muere de muerte lenta desde 1965 en su ámbito de predilección más extendido, que había sido el católico... ‘romano’. Su abandono ha sido un derroche.

“Monomarental”

Efectos secundarios de este morbo los hay por doquier, en forma de gestos iletrados. El último ejemplo es el Dr. Iglesias Turrión, un hacha disimulando sus ignorancias, ya sean sobre Kant o sobre Marx, pero atento a los últimos efluvios de la calle. Habla en televisión de la «familia monomarental», queriendo significar la familia en que hay madre, pero no padre o marido, por viudedad, separación, divorcio u otra causa. Cree, pues, que ‘parental’ equivale a ‘paternal’; y ‘marental’, a ‘maternal’. Pero parental, como pariente y parentela, no procede de ‘pater’, sino de ‘parire’ o ‘parere’ (existieron ambas formas), esto es, de ‘parir’. Quien pare es ‘parens’ (en el cristianismo a María se la llama ‘Virgo parens Christi’, la virgen que pare a Cristo). En latín, ‘parentes’ son los progenitores y, en general, los antepasados, no los progenitores masculinos.

‘Marental’ no es ‘maternal’, no alude a madre ni a mujer. No significa nada. Monoparental es que hay uno solo de los progenitores, sin acepción de sexo. Podría pensarse en términos como ‘familia solimaterna’ o ‘solipaterna’, uni o monomaterna, etc. Así como poligamia incluye poliginia (varias esposas) y poliandria (varios maridos), monoparental incluiría tanto unimaterna o solimaterna como solipaterna o unipaterna.

Monomarental, por ser palabra nítidamente mema, tiene posibilidades de arraigar. Cualquier día de estos lo dirá la RAE.

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